No exactamente en este momento, sino esta mañana, de fondo. Ni que decir tiene que no me han dejado terminarla. A ver si mañana tengo más suerte.

https://www.youtube.com/watch?v=pZXd43gtYIA

Metropolitan Opera, 1949

Adina: Bidú Sayão
Nemorino: Ferruccio Tagliavini
Belcore: Frank Valentino
Dulcamara: Italo Tajo
Giannetta: Inge Manski

Director: Giuseppe Antonicelli
Regista: ni idea.

Terminada la escucha de Akhnaten de Philip Glass desde el Met, donde se estrenó luego de esporádicas presentaciones en otros teatros desde su prima en otras plazas en los años ochenta del siglo pasado y los albores del presente.

Texto rebuscado y escritura orquestal reiterativa, de tintes efectistas que no molesta al oído, pero tampoco seduce ni genera mayor interés, sino que más bien propicia el aburrimiento.

Los cantantes involucrados, Dísella Lárusdóttir, J'Nai Bridges, Anthony Roth Costanzo, Aaron Blake , Richard Bernstein y otros más, dirigidos por la señora Karen Kamensek, cumplieron con su parte nada exigente y la orquesta y coro del Met, debieron lidiar con una partitura atípica - por lo débil - muy lejos de los genios de la ópera que interpretan diariamente.

Al final, el respetable no sabía qué hacer y los aplausos llegaron como por automatismo.

No ameritaba una reseña más detallista.

Good night.

Que bueno que no era minimal music, que si no.

Descubriendo no ya la ópera sino incluso el compositor, que hasta hace nada me era totalmente desconocido. Armas Launis es otro producto de la prolija y excelente escuela finesa de ópera. Como buen finés, tiene un Kullervo entre su notoria producción (más de diez títulos líricos) pero este, Aslak Hetta es también de carácter nacionalista y heroico y merece nuestra escucha. De estética tardorromántica, con escritura exigente para tenor y soprano y relevancia del coro, esta obra de 1922 es interesante.

Cierto que esa es la esencia de la música minimalista, de la cual el señor Glass hace un credo.

Pero de eso a escuchar estoicamente dos horas y media del mismo recurso y alcanzar el goce, solo para sus devotos que soportarán esos ritmos, estructuras y armonías estáticas o reiterativas a nivel de paroxismo y no para un servidor.

Provecho para los que les llegue esa forma de escritura.

Y no es así como funcionan la mayoría de las óperas? Como son las óperas barrocas? Recitativo - Aria da capo - Recitativo - Aria da capo - Recitativo - Aria da capo - Recitativo - Aria da capo -... Coro final.

Pum, chim-pún, chim-pún, pum, chim-pún, chim-pún

Exacto, y en Verdi, chun - ta - ta, chun - ta - ta.

Lo que sucede es que el oído ya está fosilizado para esas melodías más gratas, que esos ritmos tribales que según parece sí son el deleite de algunos, que frecuentan este foro, lo que tampoco es censurable.

Por algo esas óperas no ganan terreno en las temporadas, sino que son golondrinas que no hacen verano.

Aún en esas "reiteraciones" de esas otras épocas, salta de repente la variante y el genio.

Con Glass & Compañía, son cintas - figurativamente escribiendo - que se programan para que se repitan una y otra vez, para el deleite de sus seguidores y adeptos, sin un microsegundo de cambio.

Saludos.

"La música se repite, pero se repite de forma diferente" - Ravi Shankar

Qué curioso invocar a ese señor, precisamente con motivo lo que abrió esta discusión, teniendo el mismo una vinculación con el señor Glass.

Lógico abogado a contratar.

Espero que alguno de los genios de estos tiempos, nos regale una ópera en ritmo de reguetón.

La espero con ansiedad.

Volviendo a que es lo mismo en todas las épocas, no estoy tan seguro en esa sentencia.

Otra diferencia es que en una ópera como la que referencié por la escucha, el cantante no tiene ningún valor agregado.

En el caso del contratenor, da lo mismo que lo cante Paul Esswood el del estreno, que lo haga Daniels, Mena, Mehta, Fagioli o Constanzo el de anoche, pues las reglas están cerradas.

En otros periodos, el cantante sí tiene qué decir y aportar.

O inventar.

Los cantantes son ganado.

Menos Netrebko. Ella es ganada. Por la pasta, sobre todo.

Es una producción muy vistosa de la ENO de 2016 que la volvieron a montar en 2018 en añadiendo al MET en coproducción. Pero efectivamente es un coñazo. Igual que la Satyagraha de 2017. Curiosamente estas dos óperas han sido las únicas que han llegado a colgar el cartel de no hay billetes en las dos últimas temporadas de la ENO. No sé sinceramente si hay tanta querencia por la música de Glass en Londres, por las puestas en escena bonitas, por el neo-exotismo o si simplemente regalaron entradas a espuertas (o se las autocompraron como Garci). Desde luego parece que la cosa no se va a reptir ese año con su Orphée.