El viejo Böhm, que te hace una filigrana de no creer en los movimientos pares de la 41. Y es que de vez en cuando hay que volver a los clásicos.

Primera escucha de este CD que Martti Talvela grabó en junio de 1984, cinco años antes de su prematura muerte. Un repertorio el de los Cantos y Danzas de la Muerte, de Modest Mussorgsky, en el que se encuentra como pez en el agua y donde es dirigido por Neeme Järvi.

BEETHOVEN: Sonata para piano nº 28 (Gilels DG)

Hasta ahora esta es la versión que más me ha convencido de esta esquiva sonata; y eso que conocía interpretaciones de monstruos como Arrau (en su madurez) o Barenmoim y Pollini (en sus años jóvenes), que recuerde en este momento.

El pianista ruso consigue, en mi opinión, la cuadratura del círculo en cada uno de los cuatro movimientos. En el primero logra que suene intensamente lírico sin descuidar la tensión introducida por el ritmo sincopado y los acentos dinámicos de la partitura. Y además lo hace con una fluidez y una naturalidad desbordantes. En el segundo, evita el riesgo de que el remedo de marcha se imponga sobre el carácter scherzante del pasaje, como sucede a menudo. El Adagio lo toca con una serenidad casi extática, pero en modo alguno supone una caída de tensión –otra de las trampas que amenazan a lo largo de la pieza- y la transición al Finale convierte el giro en un cambio de sentido casi inevitable. Este exigente cuarto movimiento está interpretado con toda la intensidad requerida, pero sin énfasis ni excesos gestuales y con una claridad diáfana, como se puede disfrutar en la fuga, que difícilmente se puede integrar mejor en el espíritu general de la obra y en la propia arquitectura del Finale.

En definitiva, que todo me suena cercano a la perfección.

JEAN MARTINON: The Complete Chicago Recordings (RCA)

Merece la pena escuchar este disco dedicado a un gran director de orquesta no tan recordado como merece. Su etapa al frente de la Sinfónica de Chicago es considerada a menudo como un mero paréntesis entre Fritz Reiner y Carl Solti y es cierto que la personalidad de esta orquesta se suele relacionar más con los dos músicos citados, pero por eso mismo hay que valorar la labor de un señor que supo hacer “sonar diferente” a una de las Big Five. Queda claro que Martinon tuvo preferencia por el repertorio francés y cualquiera diría que también son franceses los maestros que lo interpretan, porque no falta ninguna de las cualidades que se suelen asociar con este “idioma musical”. Destacaría en concreto las versiones de diversas obras de Ravel (Daphnis et Cloé, la Rhapsodie espagnole, La valse, etc.). De todos modos, Martinon me parece un director muy interesante en todas sus incursiones en la música del siglo XX: como ejemplos, el extraordinario nivel que alcanzan los de Chicago en las suites de El mandarín maravilloso y de la Nobilissima Visione.

Enamorado del Beethoven de Günter Wand, en directo y en estudio. Extraordinario. Y yo sin conocer nada suyo

Edit: He intentado incorporar imagen del pack de la RCA sin éxito. Es este: https://ibb.co/j6kMVL

You are a wizard, Pablo!

Yuja Wang – Recital de Berlín (DG 2018)

A pesar de las dificultades técnicas de algunas de las piezas, podríamos decir que la pianista china se mantiene en esta última grabación dentro de su zona de confort: un repertorio que tiene bastante trabajado y donde puede exhibir sus mejores virtudes: agilidad, control, dominio de las dinámicas… Además, la acústica de la Philarmonie y el trabajo de los ingenieros de sonido redondean un producto de impecable factura.

Otra cuestión es que se establezca una comunicación profunda entre la intérprete y el oyente, lo cual depende tanto de la afinidad de este con las obras como de sus expectativas sobre el contenido de cada una de ellas. A mí la primera parte del recital me gusta mucho; creo que la pianista transmite el corazón mismo de estas piezas de Rajmáninov o al menos yo lo siento así. En especial los dos preludios en sol menor y en si menor están fraseados con sensibilidad, imaginación y empatía. Sobre la Sonata de Scriabin no me atrevo a pronunciarme, porque no es una obra que termine de llegarme, pero sí diría que las tres piezas de Ligeti están a la altura del afamado debut discográfico de Yuja Wang, que ya incluía otros dos estudios del húngaro y que apuntan a una futura integral que pueda competir con la de Pierre-Laurent Aimard.

Con la Octava sonata de Prokófiev ya albergo más dudas. En principio, parecería que el compositor es una bicoca para el virtuosismo y la espectacularidad de la pianista, pero quien sienta una especial afinidad con esta música, como es mi caso, quizás eche de menos una más clara comprensión global de una obra en la que laten tantas circunstancias biográficas e históricas, aunque se expresen siempre bajo ese cuidado por la forma tan característico de Prokófiev. ¿Es necesario, por ejemplo, subrayar el contraste del intermezzo con ese rubateado tan llamativo? ¿No hay mejor recurso para trazar un arco entre los tres movimientos que acelerar el Andante dolce y ralentizar los dos siguientes para “equilibrar” sus duraciones? ¿Es el Finale algo más que la descarga de percusión y ritmos que despliega magistralmente Yuja Wang? Claro que estamos hablando de una pianista de apenas treinta años. Apuesto a que esta sonata no la interpretará igual con cincuenta, lo que tampoco significa necesariamente que la vaya a interpretar mejor

Mikel Laboa es, en mi modesta opinión, el cantautor vasco más grande de la historia y con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento se ha editado una caja que recoge todas sus grabaciones, caja que he recibido para alegría personal infinita como regalo del reciente cumpleaños. Este es el primer CD. Inolvidable.