Con todos mis respetos, ¿no estamos mezclando churras con merinas?
Yo he estado en los dos conciertos y los disfruté cada uno enormemente... Los abucheos a la Gheorghiu (muy puntuales, yo diría que provenientes de un par de individuos ruidosos pero no representativos del sentir mayoritario) creo que tuvieron bastante que ver con la antipatía que suele gastarse la rumana y el recuerdo de su espantada en
La traviata... No digo que sea justo, pero es la consecuencia natural de que al público del Real le encante escocerse por todo
[modo irónico on, please].
Bartoli disfruta del cariño del respetable, en parte porque, -¿a qué negarlo?- se ha esforzado por ganárselo. Es, además, -y ahí está lo más importante, claro- una grandísima cantante... A mí la Gheorghiu también me lo parece, pero:
a) La gente -y la crítica- se encuentra mucho más dividida en su caso que en el de Cecilia, por lo que no sorprende que esas discrepancias se reflejen en el concierto.
b) Su antipatía le hace perder puntos y ser blanco más propicio de venganzas inflamadas... Lo cual -repito- no me parece justo. También pasaba con la Callas -y que conste que sólo estoy comparando el aspecto, digamos, "temperamental" de ambas: no me salgáis ahora por peteneras, pillastres
-.
La gente va al concierto y su inclinación apriorística -
apriorística, pues claro que sí, natural... Por Dios, se trataba de un recital DE LA BARTOLI, se sobreentiende que si vas es porque te gusta escucharla- no sólo resulta comprensible, sino incluso bonita.
Insinuar sin aportar ningún dato que existe algún tipo de interés económico en esos entusiastas me parece, cuando menos, inoportuno. ¿O es que está prohibido admirar a un cantante hasta el punto de haber comprado flores* para hacer del concierto un triunfo? Se puede hablar de aturdimiento, de fanatismo si se quiere, pero... ¿tiene que ser inducido a golpe de talonario? ¿es obligatorio el previo pago? ¿lo diríamos del Met, o tiene esto que ver con que hablamos del Real? Ya veréis cómo nadie insinúa nada parecido del seguro triunfo que cosechará en Barcelona y en Valencia. Ay, la eterna cuestión
.
Por otro lado, claro que existía expectación (las entradas tardaron 15 minutos en agotarse cuando salieron a la venta... Inqui puede dar fe de ello), pero me parece de lo más sano, la verdad. He leído por ahí que alguien se avergonzaba del Real por ello... Qué curioso, yo me enorgullezco de que, sólo por esta vez (que ya sabemos cómo nos las gastamos normalmente
), la gente haya ido a disfrutar sin reservas.
* Aclaro para los malpensados que me vieron en la entrada del Real el viernes que el ramo que lucía en mi diestra me había sido ofrendado a mí y que ni una sola de sus flores fue a parar a manos de la Ceci... Mi vida habría peligrado de haberlo intentado siquiera
.