Intenso fin de semana en mi querida Viena.
-Sábado 15, Staatsoper. Elektra. Goerke-Meier-Schneider-Volle / Bychkov-Lauffenberg. Después del memorable Parsifal que presencié el pasado verano en Bayreuth, la dupla Bychkov-Lauffenberg más Filarmónica de Viena y Waltraud Meier me atrajo a esta Elektra, una de mis óperas top. No decepcionó Bychkov, espléndido trabajo el suyo al frente de una lujuriosa Filarmónica de Viena en modo "Somos los mejores y en Strauss, más" con la que sólo la Staatskapelle Dresden puede competir en la música del genio Bávaro. Salí tan aturdido por la tensión teatral, por el poderío y suntuosidad tímrbrica como cegado por los mil fulgores de la orquesta. Notable trío protagonista con una grandísima Waltraud Meier (quinta Clitemnestra que la veo en vivo y siempre magistral), una Goerke de voz amplia, robusta, caudalosa, densa (algo pesante, bien es verdad) y que las da todas desde el monólogo y sin reservarse. Cierto que es un tanto convencional como intérprete, pero una Elektra de mucho respeto, para mí, superior a la Theorin, por ejemplo. Sosita en lo interpretativo la Schneider, pero con un metal fúlgido en el agudo, auténticas saetas. Recio, rotundo el Orestes de Volle. Sí decepciona la producción de Lauffenberg que se basa en dos ascensores centrales, que no aportan mucho y un movimiento escénico y caracterización de personajes, superficiales. Ridículo el baile de los figurantes a modo de vals de alta sociedad durante la danza de Elektra.
-Domingo 16, tres eventos musicales, algo que se puede ver en Viena y pocas ciudades más. 11 horas. Musikverein. Concierto de la Wiener Philarmoniker con Eschenbach a la batuta. Los Rückert Lieder de Mahler tuvieron como ejecutor y nunca mejor dicho a Mathias Goerne. Realmente resulta un hito poder cantar sin esmalte, sin timbre, sin volumen, con un fraseo que nunca tuvo clase alguna (más allá de imitar a Dieskau) y ahora es puro amaneramiento, así como una gama dinámica reducida a raquíticos falstes. Encima es una especie de cantante "de culto". Yo sigo sin entender nada desde la primera vez que lo escuché. Un horror. Muy interesante la interpretación en la segunda parte de la orquestación de Arnold Schoenberg sobre el cuarteto Op. 25 de Brahms, con una dirección irregular de Eschenbach (buen músico, intuitivo, pero sin técnica como director), que ofreció buenos momentos, especialmente el Rondò alla Zingarese, tocada cada repetición más rápida que la anterior, permitiendo una exhibición de virtuosismo de los Wiener.
15:30 horas. Musikverein. Réquiem de Verdi a cargo de la Tonküntsler Orchester Niederösterreich bajo la dirección de su titular Yutaka Sado y el mítico Wiener Singverein que con 100 miembros ofreció una prestación apabullante. La mejor del cuarteto fue la mezzo rusa Elena Zhidkova, de timbre atractivo y desahogada franja aguda. Irregular Emily Magee, con muchos problemas en los extremos (grave inexistente-hubo momentos embarazosos en esa zona muy requerida en la partitura- y agudo forzado y abierto), pero algunos momentos de clase cuando la tesitura no la fuerza. Espantoso el Bajo japonés de cuyo nombre no quiero acordarme. El tenor fue un surcoreano que empezó con la voz en el cogote, pero se fue soltando y ganando en sonoridad con algún pepinazo incluido y hasta atacó el Hostias en pianíssimo. Dirección arrolladora, plena de nervio, vigor y aparato sonoro (el Dies irae con ese coro lo debieron escuchar hasta en Praga). Recogimiento poco.
19:30 horas. Wiener Konzerthaus. Written on Skin de Benjamin con la Filarmónica de Radio Francia bajo la dirección del autor. Versión en concierto semiescenificada en la línea de la ofrecida en Madrid en 2016 cuando se estrenó la obra en la capital. Estamos ante una obra maestra y, con justicia, la ópera del siglo XXI más representada. Un mago de la orquestación, pero perfectamente imbricada con el texto, el canto y la progresión y tensión teatral, vamos lo que es y debería ser la ópera y parecen olvidar la mayoría de compositores contemporáneos sólo obsesionados con experimentar sobre las tímbricas orquestales. Espléndida dirección de Benjamin, no hay mejor oficiante se su propia magia al frente de una sobresaliente Filarmónica de Radio Francia. Canceló Barbara Hannigan, Agnès por antonomasia desde el estreno de esta ópera, pero fue sustituida por Georgia Jarman, soprano estadounidense que está asumiendo en diversos escenarios tanto la Agnés como la Isabel de Lessons in live and violence, ambos estrenados por la canadiense. Jarman, además de guapísima con una espléndida presencia escénica que incluye una melena rubia espectacular, atesora profunda garra e instinto dramático y un material más caudaloso que la Hannigan. Sin llegar a la penetración psicológica de esta, la Jarman caracterizó una magnífica Agnès. Igualmente, impecables Tim Mead y el protector de Ross Ramgobin.
_________________ "El canto como la belleza que se convierte en verdad" (Friedrich Schiller)
|