Me ha encantado. Creo que Meirelles logra hacer no sólo una gran película que mantiene el interés de principio a fin, con un guión muy teatral, pues toda la película es básicamente un duelo escénico entre Pryce y Hopkins. Con un tema en el que es muy fácil caer en la parodia, la hagiografía o la crítica directa, entiendo logra un gran equilibrio sin resultar ni ofensiva ni pastelera. Conseguir que resulte emotiva una escena como la del tango de los papas, innecesaria y que lo tiene todo para salir mal, habla de un gran trabajo de dirección.
Se ha hablado mucho del brillante trabajo de Anthony Hopkins y Jonathan Pryce como Ratzinger y Bergoglio. No se exagera. Especialmente Pryce hace un trabajo tremendo, tras verlos a los tres, yo le daría el Oscar a mejor actor por delante de Banderas y Phoenix.
Como fan de Springsteen y filo-hindustani me interesaba bastante ver la última película de Gurinder Chada, la directora de Bend it like Beckham. Lo cierto es que a quien el Boss le traiga al pairo probablemente no le interese demasiado; a quien le guste la música del de New Jersey la disfrutará pues la banda sonora son básicamente canciones suyas, con música adicional compuesta por la leyenda de Bollywood A.R. Rahman (autor también de la banda sonora de Slumdog Millionaire). Los que descubrimos la música y letras del Boss en los 80 nos podemos sentir bastante identificados con el joven pakistaní de Bolton que la protagoniza. Por lo demás, no pasará a la historia.