Breves notas. Sin poner en duda al Kna, aunque para mí el top en este Acto es Krauss, creo que quien hace Historia es Vickers, en la que diría que es la actuación de su vida. Concurren un buen momento vocal y la plena identificación, incluso religiosa. EN toda la escena con Kundry hay una intensidad trascendental, además de que la amplitud y fuerza vocal son solo comparables a Melchior. En "Amfortas, die Wunde" nadie que yo conozca alcanza la intensidad de "Erlöse, rette mich aus schuldbefleckten Händen!". Si escuchan a Windgassen, su sonido sin metal no causa la misma conmoción ( ya se sabe que este hombre no sabía cubrir y por tanto siempre debía ser un poco prudente para no forzar) A su lado, Ericsson no desmerece . Puede que esté solo en esta apreciación. La voz es fuerte, acerada, la expresión siempre extrema. El comienzo del Acto tiene a un Neidlinger de menor relevancia. Kna se pone incluso vaporoso en la parte de las flores satánicas, pero obviamente va a más con la aparición de Kundry. No obstante , me llama la atención la retención del tempo en la maldición. Para mí , anticlimática. Se pierde la progresión hasta el frenesí final. Mi referencia siempre es el registro de estudio de Flgastad.

Versión que hay que conocer, un clásico de la discografía. LA VERSIÓN a tener de Les Troyens - lo mismo que la VERSIÓN de Boheme es la de Karajan con Freni y Pavarotti o la Tosca de De Sábata con Callas y Di Stéfano.

Me encanta cómo canta una cantante desconocida por mi como es Lindholm. El sentido trágico de su canto. La dulzura y la fuerza dramática cuando se precisa de Veasey. A Vickers le hubiera llevado antes a clases de dicción francesa. Es un francés aproximativo, pero cumple con un Eneas heroico - nada que ver con Gedda -.

Las textura orquestales berliozanas me entusiasman. Su riqueza melódica, su respeto por la historia clásica, su composición de los personajes ( impresionantes Casandra y Dido. Eneas ... menos)

un monumento.

Añado:
Nunca he llegado a comprender el "no sé qué" dicen tiene esta música - y en general la de Berlioz - que ha hecho que este autor sea no tan conocido como debiera. Tuvo que venir Colin Davis para mostrarnos la grandeza de partituras tan espectaculares y geniales como Benvenuto Cellini, Les Troyens o La Damnation du Faust o la Infancia de Cristo, con una Virgen María preciosa, delicadísima de Victoria de los Ángeles - André Cluytens de la Warner Music -.

En el libro de Fernando Fraga la trata como una obra desigual a este operón de Les Troyens. Yo veo que si bien es cierto que el repetir secciones de arias puede repercutir en la progresión dramática, al relentizarla, al quitarle viveza, Berlioz creo que da un homenaje a autores queridos por él del pasado más mediato, como Gluck . Lo novedoso de su arte está ,empero, como todos saben, en su orquestación tan expresiva, llevando la voz cantante y el protagonismo de la acción. Reconozco, no obstante, que me causa la misma impaciencia en determinados momentos y según qué días, que me causa Haendel con el hecho de repetir tanto las arias con breves variaciones al servicio del gusto y en función de la fantasía de los cantantes. "Pecata minuta" no obstante, sobre todo cuando se trata del fantástico duo nocturno entre Dido y Eneas del Acto IV.

Dejo aquí mi pequeño homenaje a este autor tan querido desde la infancia por éste que escribe.

Dentro de la llamada música de vanguardia uno de sus referentes es Bruno Maderna. Tenía ganas desde hace tiempo de escuchar esta obra pues aparece en varios manuales como el ejemplo perfecto de la música rompedora de la década de los 70, quizás la más significativa en la busqueda del nuevo teatro cantado, busqueda que parece no ha llegado a ningún puerto.

Satyricon es un collage en el que se adivinan, sin esfuerzo alguno, referencias obvias de música de Wagner, Carmen, La Marsellesa, La bohéme pucciniana y otras tantas obras clásicas más tradicionales. Desde luego los oídos más clásicos han de salir corriendo y no mirar atrás pero un servidor, picado por la curiosidad, reconoce haber pasado un rato curioso.

Sobre Parsifal:

Yo sigo opinando igual que siempre sobre esta opera: sobra el acto III.

El acto primero es muy discursivo, con monólogos o/ y diálogos largos y apenas acompañafos de orquesta, pero en medio de este acto I hay fragmentos de una belleza celestial, por no decir la música con la que Wagner lo concluye. Sublime.

El acto II idem: la overtura, las intervenciones de Klingston ?, las muchachas flor y.. Kundry. Es el contra-acto. Todo es carnalidad. Ese contraste entre el I y el II lo encuentro fascinante. Tiene algo de onírico este acto II por otra parte.

En el acto III opino que su música no logra levantar el vuelo, y ya desde la overtura hasta su final , la sensación que me produce es como cuando se apaga un fuego, una candela: cenizas, ascuas de un genio creativo agostado antes de la conclusión del drama.

Esa es la sensación que me produce. Por otra parte, el acto I tiene una belleza celestial, por momentos es puro oro blanco, o cristal fino, transparente, frío, irreal. Es lo más cercano a lo que mi imaginación me dice será la música celestial.

Todo ésto es muy subjetivo, para nada quiero pontificar.

La ópera (1911) más ingenua que conozco. Todo en ella es pura inocencia, desde el argumento, el desarrollo dramático de los personajes (los malos son como los Hermanos Malasombra) y la misma música. Entiendo, tras la información que se puso en el foro hace unas semanas que Treemonisha nunca se ha escenificado en el MET, lo que no deja de asombrarme. Los últimos minutos son naif puro.

Cuando la pusieron este verano en Londres en el festival Grimeborn (una cosa muy off en un teatrito pequeño del este de Londres) fue la que tuvo más repercusión en la prensa nacional (junto el un oro del Rin muy bien hecho). Pero como bien dice MarttiT, flojita la cosa.

Puro morbo de escuchar esto en inglés. Y puro horror.

https://open.spotify.com/album/6kdXRYIH ... Buv1WjODgQ

Se llama masoquismo.

Pues creo que aunque sea un horror para algunos, no deja de ser saludable que nuestra música se dé a conocer allende nuestras fronteras; y, si para hacerla más comprensible, hay que traducirla, pues tampoco es para rasgarse las vestiduras, porque eso se hace también en otros idiomas. Recuerdo haber visto en Washington "Fuenteovejuna" en inglés y fue una ocasión de representar por primera vez a Lope de Vega en aquella ciudad cuando era desconocido. "Who killed the Commander?/Fuenteovejuna, sir".

La primera, que nunca la había escuchado completa.

Tengo unos cuantos parsifales, pero este no está entre ellos. Supongo que por la cercanía con el del 62, que es uno de los de cabecera: la presencia de Vickers es muy atractiva, pero no se si compensa la ausencia de London y, sobre todo, el sonido mono. Por sus comentarios sobre la dirección de Kna, no creo que haya grandes diferencias entre ambas lecturas. Lo que sí me ha picado la curiosidad es la valoración de Barbro Ericson, una señora a la que no creo haber escuchado y que suele estar un peldaño por debajo de Irene Dalis entre los wagnerianos.

Ópera noruega (1912) de estilo tardorromántico y de breve duración, apenas ochenta minutos. Para curiosos.

"Hoy, “Polyeucte” de Gounod, sobre el mismo asunto, y casi con las mismas escenas que el “Poliuto” de Donizetti. Versión de Martina Franca (2004). Cantan Giorgio Casciarri (Polyeucte), Nadia Vezzú (Pauline) y Luca Grassi (Severe), entre otros. Los tres están francamente bien, por lo que llama la atención que sólo Grassi mantiene una actividad apreciable actualmente (al menos, en lo que aparece en Operabase). Dan pena las carreras tan cortas que tienen algunos cantantes que en sus inicios eran prometedores. En cuanto a la obra, los dos primeros actos se escuchan bien, pero sin fragmentos especialmente relevantes (bueno, sí, el aria del barítono). En el tercero, y sobre todo, el cuarto, sube mucho la temperatura. La de Donizetti me gusta más, claro, pero esta no hay que echarla en saco roto. Volveré pronto a ella (supongo)."

Esto escribí hace aproximadamente tres años. Hoy, no demasiado pronto, he cumplido mi promesa de volver a esta ópera. En líneas generales, me ratifico en lo que escribí entonces, con algunos matices: la obra de Donizetti es bastante más concisa que la de Gounod, y en los posibles paralelismos sale generalmente ganando. Así, la entrada de Severo es considerablemente más espectacular que la de Severe. El dúo Severo-Paolina viene a ser de parecido fuste que el de Severe-Pauline. El aria de Poliuto “Fu macchiato l’onor mío” no tiene homóloga aquí, puesto que Polieucte no se ve acosado por los celos en ningún momento. Tiene un aria “Source delicieuse”, o algo parecido, mucho más plácida y espiritual. La escena de la maldición a los ídolos, en la que algunos han querido ver un precedente de la escena triunfal de “Aida”, tiene en Gounod una contrapartida igualmente intensa, pero no llega a la espectacularidad donizettiana. El dúo final, con la conversión de Pauline, está muy logrado, pero el de Gaetano, con el maravilloso “Il suon del arpe angeliche” es otra cosa mucho más emocionante. En cuanto a los intérpretes, Casciarri aparece con algunas actuaciones en 2017, 18 y 19, pero limitadas al “Circulo Musicale Mayr-Donizetti” de Bérgamo. Luca Grassi tiene unas cuantas más, y de Nadia Vezú nunca más se supo.

Bonisolli y el repertorio francés. Sólo lamentar que no hubiera cantando más este tipo de repertorio ¡Si hubiera cantado Eneas! Un francés que en su boca no es masacrado como con otros tenores de renombre. Fino, idiomático, con un fraseo variado y con una voz bien proyectada, en su sitio, para nada engolada y brillante en el sector agudo - imprescindible en un papel tan difícil como el Cellini de Berlioz -. Una muestra de la preparación de este tenor, que lo mismo cantaba repertorio francés que italiano. Sus dos arias famosas, en la garganta de Bonisolli no sólo están bellamente cantadas y declamadas " La gloire était ma seule idole " sino espectacularmente coronadas, como en " Sur les monts les plus sauvages "

Cuando estaba inspirado y bien dirigido, con grandes compañeros, se crecía y brillaba a una altura que hoy día ya lo quisiéramos ver y escuchar. Las payasadas, se quedan en el anecdotario cotillesco.

Sus compañeros buenísimos, encabezando la compañera de Cellini, Theresa: Teresa Zylis-Gara, el Ascanio de Elisabeth Steiner o el Papa Clemente, de Robert Amis.

El pero que le pongo es lo lejana que se escucha la orquesta de la RAI dirigida por Osawa, opacada por las voces en ocasiones - y en Berlioz, tan proclive a la sutilezas orquestales es fatal - además de algún fallo en los instrumentos de viento, sutil, pero perfectible. Otro pero es que está muy cortada con respecto a la versión de estudio de Nelson. Creo que será la versión que retocó Berlioz (la versión de Weimar) No lo sé con seguridad, el caso es que en el acto II están las arias descolocadas, pero no se pierde el sentido del drama.

Pero mi estimado amigo, hoy puede tener usted cualquier Parsifal sin tenerlo... Escuche, uno de esos días que uno pueda tener ganas de Parsifal, aunque sólo sea desde la escena de Kundry y Parsifal... Lo de Vickers es caso aparte. Y así de paso comprueba si en lo referente a Ericson llevan razón los wagnerianos o un servidor. Yo creo que Dalis tenía una voz menos importante.