Mi visión se debate entre una temporada flojísima, que es lo que me pareció a bote pronto, cuando la vi, y regularzuela, que donde estoy ahora intentando animarme a mí mismo.
Parece ser que es una temporada de transición, ya que tenemos director artístico nuevo, pero dos temporadas de transición consecutivas suenan a burla, como que se cachondean de nosotros, de que les sale una mierda y dicen: “y ahora como lo explicamos?”, “pues diremos que es de transición”, “pues vale!”.
El mismo Jesús Iglesias, en unas declaraciones de hoy dice que esta temporada es un milagro y que traerá Jancek, repertorio ruso, Wagner, etc.. en el futuro. Excusatio non petita accusatio manifiesta. El mismo sabe que es un truño. O medio Truño.
Empezamos con unas Bodas de pretemporada aunque, para ser novedosos le han cambiado el nombre y ahora es ópera a “precios populares”, que cuadra más con la línea política del Consell (requisito que dijeron que tendría que cumplir el nuevo director). Pues eso, unas Bodas de Pre Temporada.
Después y dentro de la pretemporada, tenemos una Zarzuela como Dios manda, que con Elektra es lo que más me apetece de lo recién anunciado. Poder ver una Zarzuela con mimbres de calidad es algo muy complicado en Valencia y lo aplaudo con las orejas.
Seguimos con Una Finta Giardinera y sólo una, versión semi escenificada, cuyo mayor aliciente es William Christie y Les arts Florissants, que supongo estarán de gira y presentarán la misma obra a los dos días en algún otro rincón de provincias.
Las Mammelles, para quien las quiera.
Nabucco antes de Navidad, con Plácido que siempre para por Valencia en diciembre, es un déjà vu del 2015 con trampa y truco. Plácido y Pirozzi ya lo cantaron en Valencia, pero esta vez Chacón-Cruz, que no se qué tiene Plácido con él que nos lo trae constantemente, es un mal Ismaele y además Plácido sólo canta la mitad de las funciones.
Elektra es el plato fuerte de la temporada. Por fin nos traen ópera alemana a Valencia. Davide, Roberto y Fabio la habían desterrado. Sabe a poco, pero la representación se plantea redonda, con buena dirección, buena escenografía y buenas voces.
Il viaggio de Michieletto, veremos. Prefiero Le Compte Ory.
Ariodante me parece un ladrillaco importante y está seguido de una rareza de Martin i Soler para llenar nuestras salas de paisanaje, y así cumplir, con algún detalle más, con la política ya mencionada. Yo creía que descansaríamos de barroco tras la espantá de Fabio y la sobredosis con la que nos dejó, pero está visto que no. Tres tazas esta temporada.
Y se acaba con un interesante Fausto, sobre todo por Plasson.
No quiero cerrar mis opiniones sobre la temporada valenciana sin alabar la valentía de Iglesias al programar el ciclo de voces con los Lied de Beczala, Urmana, Jaroussky, Keenlyside y Arteta y el concierto de Di Donato y además hacerlo en la Sala principal, dejando el horroroso auditorio para tele predicadores, curanderos y conciertos de Alex Ubago.
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