SILENT NIGHT (Puts). Arizona Opera. Tucson Music Hall. Tucsón, Arizona. 9-III-2019
Llevaba tiempo queriendo ver esta ópera debut del compositor Kevin Puts, en colaboración con el prolífico libretista Mark Campbell. La obra se estrenó en la ópera de Minnesota en 2011, tuvo un gran éxito de crítica (Pulitzer incluido) y desde entonces se ha visto en todos los rincones del país, siempre con éxito de público. Sin embargo, a mí me ha decepcionado.
La he visto este fin de semana en la Arizona Opera, ya que me encontraba en este estado por otras causas. Esta compañía tiene la peculiaridad de contar con dos sedes: sus producciones se ven consecutivamente en Phoenix y Tucsón. A mí me tocaba la segunda, ciudad emblemática del Viejo Oeste. La función se celebraba en el Tucson Music Hall, escenario poco propiciador del ambiente operístico, con toda la pinta (porque es lo que es) del auditorio principal de un palacio de congresos setentero.
Puts y Campbell nos presentan una ópera que gira en torno a la Tregua de Navidad en la Primera Guerra Mundial. El libreto, bien montado, nos muestra principalmente a cinco hombres de diferentes naciones, que en un prólogo se alistan o son reclutados al estallar la guerra. Dos hermanos escoceses, un tenor alemán (reclutado en medio de un dúo con una soprano), etc.
Todo el primer acto tiene lugar en las trincheras y la tierra de nadie. Hay tres trincheras (escocesa, alemana y francesa), cada una montada sobre una plataforma que se moverá por el escenario para permitir diferentes configuraciones. En el momento más interesante de la obra, el final del primer acto con la tregua, las diferentes secciones reciben regalos de navidad. Los escoceses, además de alcohol, consiguen una gaita y empiezan a cantar una canción melancólica, para horror de los franceses que dicen preferir el ruido de las bombas. Sprink, el tenor soldado alemán, responde con un villancico en latín con su voz operística y empieza la tregua. En el segundo acto, los altos mandos castigarán a estos soldados por incumplir sus órdenes. Cada grupo de soldados canta en su idioma, y además tenemos un par de viñetas con actuaciones operísticas de Sprink y su partenaire la soprano Anna Sorensen, además de momentos en latín (villancico, misa).
Se trata una ópera de un tipo que frecuentemente hemos comentado en este foro, muy en boga en los EE.UU. por ser fácilmente digerible y vendible. Con melodía, una buena base teatral y música poco vanguardista. Uno de los más claros exponentes de este estilo sería Jake Heggie.
No es la corriente que encuentro más interesante pero a veces se consiguen, si no momentos musicalmente memorables, al menos buenos espectáculos «globales». Y a veces, como en «Dead Man Walking», se consigue una obra de verdadera carga emocional.
Por desgracia, no ha sido el caso para mí en este ocasión. El tratamiento vocal es particularmente plano y aburrido. La música es interesante a veces, pero se mueve en general entre lo meramente agradable y lo obvio (como en escenas de combate, efectistas pero sin mayores hallazgos). Hay que decir, sin embargo, que toda la escena de la tregua funciona bien musical, escénica y dramáticamente, pero el segundo acto baja un poco el nivel.
En conjunto, no es ningún bodrio pero tampoco llega a cuajar y me ha dejado muy poco poso.
Gran parte del reparto tiene papeles con una escritura poco interesante. La mayor enjundia la tiene la mencionada pareja de cantantes de ópera, Nikolaus Sprink y Anna Sorensen. Ambos estuvieron convincentemente interpretados, por Andrew Bidlack y Julie Adams respectivamente.
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