Ante la posibilidad de ver "La verbena de la Paloma" en la próxima producción del Teatro de la Zarzuela, a cargo del juvenil Proyecto Zarza, he decidido ponerme manos a la obra e iniciarme con la zarzuela por antonomasia.
Plenamente consciente de que Zarza, en un intento por aproximar la zarzuela a un público joven que no entiende y que incluso rechaza los elementos folclóricos del casticismo madrileño, realiza unas enormes transformaciones de las obras en sus producciones y las ambienta en nuestra época, he decidido para evitarme sorpresas, iniciarme con una versión clásica: la de José Luis Moreno.
La de Moreno es una versión demasiado clásica, rancia, naftalinesca para un público lírico juvenil: pero es que es así como la mayoría de la gente concibe esta obra, acertadamente o no. Y no me parece mal, ya que ver los elementos más folclóricos y tradicionales siempre es una alegría para la vista, aunque muchos de esos elementos populares y reconocibles en su época hoy nos parecen desfasadísimos. De la música de Bretón poco puedo hablar: todos conocemos melodías tan hermosas como "En Chiclana me crié", o las popularísimas "Donde vas con mantón de Manila" o "Por ser la virgen de la paloma" o la jocunda obertura.
La producción consta de unos telones pintados que recrean como pueden, las calles del centro de Madrid, y trajes de chulapos y chulapas, todo en función de la idea tradicional de la obra. El problema de Moreno es su horror vacui: la presencia exagerada de bailes hasta en la romanza de Hilarión es un claro ejemplo de ello. A veces me pregunto si desea imitar a Zeffirelli, pero lo que consigue es caer en el ridículo. La orquesta a cargo de José Irastorza cumple al igual que los coros y el ballet Alhambra, donde encontramos a un histórico de la prensa rosa como Ernesto Neyra,conocido por sus líos amorosos.
El reparto es cumplidor, con una María Rodríguez en plena forma y un Carlos Marín apuesto y de voz aseada como pareja protagonista, aunque ambas caracterizaciones influidas por el cliché castizo. En el reparto hay inolvidables veteranos como Enrique del Portal como un divertido Don Hilarión y Pepa Rosado como una temible y grotesca Doña Antonia, y de lujo Pepe Ruiz (el famoso Avelino de "Escenas de matrimonio") como el tabernero, una joven pero gran cantante Guadalupe Sánchez como la señá rita y Amelia Font y Emilio Carretero como Casta y Sebastián con bellas voces.
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