Gruberoviano escribió:
Estuve el 16. Muy buen elenco vocal, con una Irene Theorin en óptima forma, que corrobora su excelente impresión de la Isolda de unos años atrás: voz grande, carnosa, agudos en punta y capaz de salir por encima de todos sin problema aparente en el concertante final del segundo acto. Pocas cantantes se me ocurren a día de hoy que puedan cantar este rol a este nivel, con la sensación de no estar haciendo el mínimo esfuerzo. Muy aplaudida, merecidamente. Kunde tiene arrestos, frasea con intención y variedad y el agudo, milagrosamente sigue siendo un cañonazo, lo cual le deja mucho camino hecho en este personaje: es cierto que ahora ha de dosificar fuerzas y sabe cómo y cuándo guardarse y dónde darlo todo para causar la mayor impresión posible. Lo hace y funciona. En cualquier caso, es impresionante que con su edad, sus circunstancias y esa carrera a sus espaldas la voz siga respondiendo como lo hace. Esperaba más de una Yolanda Auyanet bastante sosa, que tiene las notas pero a la que le faltan fantasía en el fraseo y un mejor manejo de los pianissimi y las medias voces. No conecté con ella, reconociendo que no canta mal; pero no conecté. Una anécdota: pasado su Signore Ascolta!, silencio... Un bravo aislado levantó un tímido aplauso, enseguida callado por un sonoro BUUUUUUUH desde los pisos más altos, que creo que nos dolió a todos. Muy aplaudida, eso sí, al final de la representación; pero siendo Liu' un rol para robarse la ópera, creo que al menos esta noche ella no aprovechó sus cartas.
Andrea Mastrioni me causó una espectacular impresión como Sparafucile unos años atrás; y ahora, como Timur, el instrumento ha perdido volumen y rotundidad con respecto a lo que había sido aquello... Justitas de volumen las tres máscaras (Royo, Sanabria y Esteve), todavía imponente el squillo y la punta que conserva Raúl Giménez en su breve pero siempre tremendamente expuesta intervención como Altoum, y sobrado el Mandarín de Gerardo Bullón.
Parece que a todo el mundo le gustó la batuta de Nicola Luisotti más que a mí. Me faltó caña por todos los lados, me pareció una versión excesivamente íntima y recogida; que no saca todo el juego que se puede sacar a la opulenta orquestación pucciniana. Es cierto que la orquesta es la que es y se mantuvo a raya la mayor parte de la función; pero, aún así, la visión desde el foso me resultó bastante comedida y conservadora en una ópera que, para mí, pide más rotundo exceso. Sólo discreto el coro.
El montaje de Wilson... Ya todos sabíamos cómo iba a ser y así fue. Tiene algún momento más logrado (la entrada de Turandot en el aire está curiosa, y la escena de los enigmas queda bastante bien resuelta) pero la estética de Wilson se estampa de pleno con la esencia de drama pucciniano. Ya le pasó cuando montó Butterfly en Amsterdam y ha vuelto a pasarle aquí... Y miren que le reconozco virtudes muchas veces a Wilson (Pelleas et Melisande). Pero esto no. La manera de resolver la no-dependencia de Timur o el no-suicidio de Liu' se cargan el sentido de la historia. Por cierto ¿qué simboliza ese pájaro que cruza el escenario volando en el primer acto? Me entero además de que el montaje es escandalosamente caro... ¿Dónde se va el dinero? Una cosa que no se me quita de la cabeza: por la estética del montaje, hubiese sido muy coherente cerrar la ópera en la muerte de Liu'.
Un último apunte: al acabar la última nota compuesta por Puccini grité "VIVA PUCCINI!". Surgió un bravo aislado que levantó un inesperado aplauso, y Luisotti esperó pacientemente a que acabase el tumulto de este momento tan emocionante con el que terminé mi temporada operística.
¿Es usted el que gritó "Viva Puccini" en la función del domingo 16? Pues le felicito totalmente por su iniciativa. Yo estaba en el teatro y aplaudí con ganas. Saludos.