Sin animus molestandi....ahí va mi crónica.
Mediocre Sota la Tosca escuchada en Les Arts el pasado 9, que no el 6, del corriente. Tercera Tosca con la que se nos obsequia en la corta historia del coliseo del antiguo cauce, esta vez no fue la pobre puesta en escena de Jean –Louis Grinda, producción propia de Les Arts, esta vez fue la floja puesta en escena del ex fenómeno
Davide Livermore, que se autoayuda sin necesidad del libro de Carlota Corredera, sino con auto alquileres de sus producciones anteriores y dejando en los almacenes la producciones ya pagadas y es que la vida está muy dura. La autopromoción, como Jorge Javier con sus obras de teatro, es muy conveniente para uno mismo.
De camino a Le Arts me esperaba dificultades en el acceso y una horda de manifestantes protestando por la actuación del tenor coreano Alfred Kim, quien tiene condena firme por no sólo maltratar partituras, pero parece ser que Ana Rosa no se ha enterado, y el resto de agitadoras de masas andan últimamente muy ocupadas con otras faenas. Quede por delante que yo considero completamente inaceptable que un hombre (o mujer) maltrate a su mujer (o a quién sea) y yo le habría aplicado al tenor coreano una orden de alejamiento de Les Arts como las que tiene, de hecho, en la mayoría de los teatros serios.
Dejaré para otro momento el estudio de un espécimen digno de un par de programas de Frank de la jungla, el braveador compulsivo. Con un ritmo constante y bien marcado da tres palmadas y lanza un bravo, da tres palmadas y lanza un bravo, da tres palmadas y lanza un bravo. Da igual que sea al mimo que hace de ángel del Castel Sant’Angelo, que al pastorcillo o que al tenor que acaba de destrozar Recondita Armonia. Él, como el lirón careto, mantiene firme su rutina en busca de la presa codiciada.
Mediocre la puesta en escena de Davide, de plano inclinado peligroso (cómo no) y giratorio (cómo no), con vestuario de la de Zefirelli del 64 y final absurdo. Lo peor es que molesta al público, a la música y a los cantantes. Molesta al público porque tanto giro marea y no aporta nada al hilo argumental. Molesta a la música porque el giro es sonoro y se oyen los chirridos mezclados con la música y además a veces el canto es lejano en la caja escénica molestando en su audición. Molesta a los cantantes porque andan sin parar de un lado para otro, de arriba a abajo, quedándose sin aliento y con el riesgo añadido del plano inclinado que ya motivó un accidente con lesión en los ensayos. Está nominado.
La orquesta sonó demasiado floja, aún debería de haber tapado más a algunas voces. La encomiable labor de
Nicola Luisotti de intentar que no dañaran nuestros oídos algunos de los cantantes no quedó redondeada ya que en desagradables ocasiones pudimos escucharlos. En mi más humilde opinión y pidiendo perdón desde el principio, la orquesta sonó muy bien, con ese brillo y esa sonoridad marca de la casa que, a algunos, nos emociona. Espero que Risto Mejide en su valoración no me desprecie con su verborrea aguda y me permita seguir viviendo. No están nominados.
El coro, estupendo como siempre, con un Te Deum de lo mejor de la noche. Me han dicho que bastante mejor el día 9 que el día 6. No sé, no estuve ahí el día 6. Al comienzo del segundo acto se dio un efecto singular. El coro de fondo tapaba la voz del barítono y del tenor, como Lydia Lozano tapa a los invitados en un Sálvame de Luxe cualquiera. Sirva de ejemplo para imaginar lo espectacular de las voces protagonistas. La mejor de las voces fue e Sacristán,
Alfonso Antoniozzi, creo que con eso está todo dicho. No están nominados.
Tosca fue la mediocre de
Lianna Haroutounian, la joven Armenia que no es Floria Tosca ni por casualidad. Más sosa que Terelu cuando se pone fina, se dejó los graves en casa, los medios mediocres y los agudos mejores pero un poco chillados aunque sin llegar a lo María Patiño. Está nominada.
Mario Cavaradossi fue el mediocre de
Alfred Kim. Voz fea de forma constante y como Belén Esteban, desagradable. Sólo en los momentos en que lanza un agudo forte, la voz se libera y suena metálica, timbrada y poderosa. Él, como lo sabe, los alarga innecesaria y efectistamente como en La vita mi costasse, en los Vittorias o en el final de E Lucevan le stelle. Además, como ya he dicho, cómo no sólo es un pega notas sino que pega a otras, todo mi desprecio hacia él. Eso sí, el braveador compulsivo lo braveó a ritmo constante. Expulsado por medidas disciplinarias.
El Barón Scarpia fue el mediocre de
Gevorg Hakobyan, armenio también. ¿Quién me iba a decir a mí, cuando cursaba párvulos B, que iba a tener el honor de asistir a una Tosca de armenios con un coreano violento?. Armenios por el mundo. Flojo, aunque me han dicho que mejor que el Scarpia del día 6, Claudio Sgura. Difícil lo veo, aunque si recuerdo a nuestro último Scarpia en Valencia, el gran Marco Vratogna, puede que sea cierto. Está nominado.
Angelotti fue
Alejandro López, ataviado como Francisco en supervivientes, se impregnó del carácter general de la noche. Dejemos que sea la audiencia quien decida si se salva o no.
Probablemente el mejor de la promoción del Centro de perfeccionamiento,
Moisés Marin fue un digno Spoletta. No está nominado.
Yo Manuelista declarado y hasta la muerte, disfruto sin embargo enormemente de la lectura en el foro de Wotan. Su fina ironía, su delicada exposición de sus ideas, su elegancia en el trato y su respeto a las opiniones ajenas me arrebatan (estos comentarios míos no creo que superasen a Conchita en un Poli de Luxe). Un ejemplo para la juventud y no esa lacra de Telecirco. Cuanto más le leo, mejor me parece Josep Pons. Eso sí, con esta aseveración suya, no puedo estar de acuerdo, que falacia!!:
wotan74 escribió:
Cuanto daño ha hecho telecinco incluso en la ópera!....
Ahora, si quieren leer una crítica de la Tosca Valenciana, mala de verdad, falsa, mentirosa, tendenciosa y a la que lo único que le importa es exponer su posicionamiento político y moral y no lo que sucede en escenario, no se pierdan la de Joan Castelló en La Vanguardia. Un panfleto. Vergogna.
Saludos