El hecho de que El Corsario sea un Verdi “menor” no quiere decir que tenga poca entidad. Todo lo contrario, tras escuchar (y disfrutar) esta tan pocas veces representada obra, uno llega a la conclusión de que el genio de Busetto era eso precisamente, un genio; y ello porque sus obras “menores” tienen tanta calidad como las cumbres de otros compositores.
Vayamos a la representación. Asistí a la del jueves 5. Teatro lleno del público habitual. Entre ellos el forero y amigo Manuel, acompañado en esta ocasión de su encantadora sobrina.
Recomiendo leer antes de ver esta ópera el programa de mano, no tanto por la historia en sí, más o menos infumable como tantos otros libretos, sino por la interpretación que hace la directora de escena Nicola Raab. Esta señora hace su propia lectura, cuestión legítima, y diseña una historia en la que el protagonista es el propio Lord Byron, que imagina la propia historia de la ópera en un primer plano (de hecho Conrado está casi siempre en escena) y en un segundo plano va pasando lo que todos entendemos por el argumento en sí. Recordemos que Byron que escribió en 1814 el poema The Corsair en que se basó Verdi como soporte argumental de esta obra.
Lecturas (desde luego discutibles) aparte, la escenografía no me gustó en absoluto. Me pareció simplemente cutre. Unos constantes visillos de plástico, más propios de una ducha de apartamento barato, que no sé si querían transportarnos al mundo de lo onírico. A mi desde luego me despistaban más que otra cosa, y si hubiera aparecido en vez de Conrado o Gulnara, Elton John con botas de eskai, o Paco Clavel de cutre-lux, pues no me habría extrañado nada. Era todo tan poco prestoso, como diría un asturiano, que el acto segundo, con una escenografía prácticamente nula: basada en una iluminación de tono amelocotonado, me pareció el colmo de los logros. Eso por no hablar de las proyecciones, tan de moda y que tanto me aburren, que no tenían gracia ninguna. Parecían bocetos -malos- de alguna edición perdida de los cuentos de la Alhambra, o alguna estampa orientalista de pésima calidad. Además cada uno sin conexión estética con el anterior. Caramba, como si lo hubieran improvisado en el último momento.
Del capítulo dirección de actores sólo voy a decir que fue inexistente. Cada uno hizo lo que quiso. El coro por ejemplo, magistral también en saber moverse (como demostró en Peter Grimes), se limitó a aparecer en escena y cantar.
Y vamos finalmente a las voces. Lo más importante. Me gustó mucho el norteamericano Michael Fabiano. Ya sé que se ha comentado que es un joven tenor que puede llegar a mucho o quedarse en poco. A mí el jueves 5 me gustó. Voz potente, bien proyectada, con gusto, que corría bien por la sala, y además sabe moverse. Lo seguiremos con atención, siempre que esto de Les Arts siga en pie…Ahí lo dejo.
A Oksana Dyka ya la habíamos visto por aquí en Tosca y creo recordar que también en Butterfly. Voz potente pero más de "mascletá" que de emociones. El jueves no estuvo mal, aunque con algunos desajustes; entre las sopranos, desde luego, me quedo con la Medora de Kristina Mkhitaryan (jo, qué difícil de pronunciar) que fue todo lo contrario, lirismo y gusto cantando. El Seid de Vito Priante fue simplemente correcto. Por cierto, olvidé comentarlo antes, el vestuario también de representación de tercera. Seid salió vestido de capitán moro de la filá “Almohades” de los moros y cristianos de Bocairent. Caramba ni tantas gabardinas, ni tantos nazis, ni estos excesos de la corte del faraón de teatro pueblerino.
El Coro magnífico como siempre. Fabio Biondi, todos sabemos que no es director de este repertorio, pero yo lo vi cómodo; me llamó la atención que hiciera subir el foso a media altura. He leído que fue adrede para mezclar mejor las voces. Bien. Cabe destacar en la orquesta a algunas voces sobresalientes: arpa, clarinete, chello (excelente!!!) y también la percusión. Bravi!!!.
En fin amigos, una ópera corta, rara de ver, con momentos muy interesantes y con la que se disfruta un buen rato. ¿Qué más se puede decir?. Ah sí, claro, ¡¡¡Viva Verdi!!!.
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