Ayer concluyó mi Semana Mágica de Ópera 2018: Semiramide en cine el sábado pasado, concierto de Garanca el domingo, Andrea Chenier el lunes y finalmente Aida. De todas ellas, quizás haya sido la menos satisfactoria, aunque con ello no quiero decir que fuera mala o decepcionante: todo lo contrario, fue una gran función, aunque con sus cosas.
La primera de ellas fue el teloncillo ése en el que proyectan imágenes. Estuvo bajado toda la ópera salvo en el segundo acto, curiosamente el que mejor se escuchó. Cierto que mi situación, en un palco, no es la óptima, pero tengo para mí que la malla esa actuó de obstáculo para que las voces se proyectasen. En ocasiones, sonaban hasta metálicas, e incluso con un poco de eco. Es más, ya inmerso en esa obsesión por que levantaran la dichosa pantallita, me pareció que la orquesta no sonaba igual, como si retumbara el sonido. En la Marcha triunfal las trompetas sonaban dos veces; eso o la mitad de ellas entraban con retraso. En fin, un estorbo.
Así las cosas, el "Celeste Aida" de Kunde sonó extraño. Bien cantado pero extraño. El final no lo dio en forte y acusó el peaje, aunque pudo continuar el viaje. Desde luego, estuvo mejor de voz que la última vez que lo escuché, como Pollione. El centro lo tiene perdido, pero el agudo aún es brillante, y se pudo comprobar en los dúos con Monastyrska.
Buena soprano ésta, aunque algo fría. Una voz poderosa e imponente, que al igual que Sondra sabe recoger hasta dejarla en un hilo. Gran "O Patria mia" el que nos dejó. Esperemos que el nuevo holding no la deje escapar, como a tantos otros.
Urmana está tocada pero no hundida y es muy aprovechable aún. Me suena más a soprano que a mezzo y a veces le falta potencia (otras, en cambio, no). Brilló en el último acto y dejó una buena actuación, a pesar de dos pequeños accidentes simétricos, creo que al final del dúo con Kunde. Para un teatro de segunda como el nuestro, está muy bien.
Me sorprendió el barítono Viviani. De hecho, creía que cantaba Gagnidze y pensé: "otro que ha recuperado la voz". Pero no. Como decía waltraute, se pasaron con el tizne pero dejó un buen sabor de boca. No digo yo que vaya a ser el barítono verdiano que tanto ansiamos pero cumple sobradamente.
Los bajos, bien. Mejor Tagliavini, aunque sufre un poco por abajo, pero solemne y audible. Algo menos Howard, que tiene más robustos los brazos que la voz (parece más un boxeador o un quarterback que un cantante).
Me gustó mucho el "Abdallo egipcio" en lo poco que cantó. Fabián Lara.
La orquesta algo irregular, a veces un poco rápida, otras lenta, las trompetas a veces bien, otras no tanto. Fue de menos a más. Muy bien el coro, me gustó especialmente en el inicio del segundo acto.
Más que ballet, hubo danza, la de los esclavos moros con un montón de papel higiénico. Pero mejor que hablen de ello angelparsifal, Amelie y compañía, que entienden más.
Pocos aplausos. Llega a venir Kaufmann y se suicida.
_________________ Gran Duque de Seychelles.
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