Tras leer el libro de Lax sobre el rodaje de Irrational Man, en el que se cuenta cómo Woody Allen devoró, entro toma y toma, la biografía de su admirado Bob Hope por Zoglin, me he puesto ante los ojos, tan pronto como he podido, dicha biografía. Y, de paso, estoy repasando algunas de las viejas películas de Hope, que no están nada mal, por cierto.
Curiosamente, el otro gran cómico radiofónico de la época de Hope, Jack Benny, sí que actuó en lo que se puede considerar, exagerando solamente un poco, una obra maestra ("Ser o no ser"), pero el resto de su carrera en el cine es bastante olvidable. Hope no participó en ninguna gran película, pero The Ghost Breakers (en donde las escenas en un hotel de Nueva York durante un apagón tienen mucha más atmósfera que las escenas en un caserón asediado por fantasmas en Cuba), The Cat and the Canary, Road to Rio, Nothing but the Truth (con el viejo y resultón tropo del personaje que se ve obligado a decir toda la verdad y nada más que la verdad durante un día), My Favorite Spy, My Favorite Blonde (aviso: Peter Lorre dentro de ésta (corrijo: Lorre está en My Favorite Brunette, que tampoco es una porquería de película)), The Princess and the Pirate y otras, son películas muy sabrosas, en la variedad de entretenimiento ligero que no alimenta mucho pero alboroza las papilas golosas o dulcífilas.
Mi favorita de las que llevo vistas es Monsieur Beaucaire, que tiene lugar es una España del siglo XVIII amabilísimamente idealizada, en plan opereta, en donde la paz del reino se ve amenazada por un pérfido general español interpretado con deleite por Joseph Schildkraut.
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