Interesante revisión de la zarzuela/ópera/égloga Maruxa de Amadeo Vives en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, un título muy conocido aunque poco representado, y que tiene tres grabaciones completas bastante buenas.
Fui al segundo reparto, con una adecuada Susana Cordón que le dio fuerza al papel principal quitándole la ñoñería acostumbrada. Muy bien. Me sorprendió la voz baritonal de Borja Quiza, joven, plena y potente, con alguna inseguridad pero si la trabaja puede ofrecer mucho en el futuro. La malísima Rosa fue Svetla Krasteva, que lució fiato y agudos limpísimos, aunque de volumen y por abajo se queda un pelín corta. Su actuación, estupenda. Correcto Jorge Rodríguez-Norton, voz joven también a evolucionar. Simón orfila se paseó como quiso por el rol de Rufo, totalmente sobrado. Muy bien los comprimarios Julia Arellano y Carles Pachón.
La orquesta fue de menos a más, para mi gustó sonó un poco pachín pachín en las escenas concertantes y en esos diálogos "marca de la casa" de Vives que son una gozada. Pero se creció en las partes instrumentales, llegando a un notable segundo acto y final de obra. Bien José Miguel Pérez-Sierra. El coro oculto en su breve actuación del primer acto (vamos, como si no estuviera) y luego muy bien en su gran escena del segundo.
El protagonismo y la controversia se la llevan la puesta en escena. Paco Azorín respeta la historia principal: tenemos dos pastorcillos enamorados, dos señoritos que se los quieren beneficiar y un capataz que va a poner las cosas en su sitio. Pero le añade un trasfondo: los señoritos forman parte de una naviera que provoca una catástrofe ecológica con un vertido de petróleo. Una bailarina que interpreta a Galicia sufre las consecuencias de la mano del hombre y es el pueblo llano el que recoge el chapapote. No es ninguna transgresión, la lucha de clases ya estaba en el libreto de 1914. Es coherente argumentalmente y libera la historia de topicazos y cursilerías. El añadido de unos versos de Rosalía de Castro al principio de cada acto es superfluo, pero tampoco es que incomode. Hay escenas logradísimas, especialmente en el segundo acto.
Ahora, si lo que esperas es ver pandereteiras, cruceiros, verdes prados, ovejitas perdidas, señores vestidos de sidra el gaitero y chicas con faldas rojas de los coros y danzas de España bailando muñeiras, es lógico que esta propuesta te cabree. Hubo protestas tras la escena del coro (estupendamente resuelta) y a la caída del telón.
Azorín ha trabajado mucho la parte teatral y de actuación de los personajes principales. En la zarzuela el único que está bien dibujado es la pérfida Rosa. Aquí el director saca jugo a cada uno: Maruxa se rebela y no es la boba pasmada de costumbre, igual que Pablo, que casi consigue darle la vuelta al dúo con la señorita Rosa. Y Rufo sale de su envaramiento habitual. Muy bien.
Es un muy buen espectáculo y el teatro estaba lleno. Ahora, yo estoy a punto de cumplir 51 años y mi novio 49, somos dos señores y, en serio, que salvo casos contados con los dedos de una mano nos sentíamos no ya jóvenes, sino críos. Creo que es tema de reflexión el analizar la edad del público que va a la zarzuela. Ya sé que es función de domingo, seis de la tarde y acaba prontito, pero es que la edad media de casi todo el personal era muy, muy elevada. Mucho más que en cualquier representación en el Teatro Real. Con diferencia. Voy a un par o tres de zarzuelas al año y no veo renovación generacional por ningún lado. Cada vez que hacen una entrevista al director que sea del Teatro de la Zarzuela SIEMPRE dice que quiere abrir el género a nuevos públicos. Pues bien, éste es un espectáculo que podría servir para eso y, aparte de las críticas y comentarios en las secciones especializadas de los medios habituales, ¿hay alguna promoción, publicidad, retransmisión por televisión? No, nada. La zarzuela sigue siendo considerada rancia y antigua. Insisto, motivo para reflexionar.
Si os podéis acercar, id. Se disfruta.
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