Me he animado a abrir un hilo aparte sobre el estreno mundial de anoche porque considero que la ocasión lo merece. La de ayer no fue la única ocasión en la que han sonado fragmentos de esta ópera en Burgos, aunque sí la primera vez que se ha interpretado completa. Por ejemplo, en septiembre de 2012, con motivo de la inauguración del Auditorio Fórum Evolución de Burgos, se programó una selección de "El mozo de mulas" junto a la Novena Sinfonía de Beethoven. En aquel mágico concierto, dirigido por Rafael Frühbeck, pudimos comprobar las cualidades de la obra de Antonio José [Martínez Palacios] y muchos nos quedamos con ganas de escucharla completa. En las notas al programa preparadas para la ocasión, el compositor burgalés Alejandro Yagüe, pieza fundamental para que esta ópera haya visto la luz, escribió un conciso e interesante ensayo sobre El mozo de mulas:
"Esta ópera es la obra más importante de Antonio José. Tiene tres actos y una duración total en torno a dos horas y media [...]. El libreto lo escribieron el leonés Manuel F. Fernández Núñez (1883-1952) y el salmantino Lope Mateo (1898-1970). El texto está en verso y el episodio figura en los capítulos XLII al XLVI de la primera parte de El Quijote. Los personajes principales son Don Luis -el mozo de mulas- (tenor), Doña Clara (soprano), el Oidor padre de Doña Clara (bajo), la Chacona (contralto), Antón Pintado (barítono), Mari-Blanca, la Zarabanda, la Zambapalos, el Ventero, estudiantes, pícaros, mendigos, monjas, inquisidores y villanos. Hay, además, personajes de escenas mímicas, entre los que se encuentran Don Quijote, Sancho, el cura, el barbero, el cautivo, Luscinda, Cardenio, Dorotea y Don Fernando. El autor utiliza la canción burgalesa ¿Dónde vas a dar agua mozo de mulas? del Cancionero de Federico Olmeda como uno de los temas fundamentales. Podemos oír esa melodía en la séptima escena del segundo acto. El Preludio y Danza popular lo estrenó el propio compositor en el Teatro Monumental de Madrid el día 11 de noviembre de 1934 con la Orquesta Arbós. Con el fin de dar a conocer la ópera El mozo de mulas, Antonio José compuso esta obra en la que puede oírse el comienzo del primer acto y la sección central del segundo acto. El conocido crítico musical Adolfo Salazar decía en El Sol: «Agradable música, llana y eficaz, como corresponde a su designio escénico, terreno en el que no se suele escribir mejor ni con más conciencia que como lo ha hecho Antonio José». La Danza popular es otra canción burgalesa de corro del propio Cancionero de Antonio José. Según el autor «es una escena alborotada y alegre en el patio de la venta de la primera parte del Quijote, entre estudiantes, mozas, pícaros y mendigos. Todos bailan atropellándose, hasta que la súbita aparición de Don Quijote ahuyenta como por ensalmo a todos los personajes del patio». A la muerte de Antonio José en 1936 durante la Guerra Civil, quedó sin orquestar curiosamente, no el final, sino el segundo acto de su ópera. Sin embargo, la reducción para canto y piano estaba completa. Cuando en 1986 la junta de Castilla y León -a través de la Consejería de Cultura-, me encargó completarla, tuve que enfrentarme con la falta de veinte páginas del segundo acto que Antonio José había orquestado, pero que se habían extraviado. Faltaban, asimismo 880 compases del segundo acto, más la revisión de otros 80 escritos a lápiz e incompletos. Tenía que completar unos 35 minutos de orquestación que faltaban y revisar toda la ópera. Parece ser que Antonio José encontró muchas dificultades para acabar el segundo acto. Así lo demuestran los borradores encontrados. También me lo confirmaron las hermanas Sidar que tuvieron amistad con el autor. A partir del compás 985 y hasta el 1990 (final del segundo acto), había que plantearse toda la orquestación. Uno de los varios problemas que presentaba este segundo acto era consecuencia de la duración total del mismo que, según mis cálculos, era de 65 a 70 minutos. La manera de solucionar estos dilatados pasajes desde el punto de vista orquestal, requería una correcta distribución de timbres y un reparto de tensiones. Existe en el segundo acto, escena séptima, un momento de clímax en que Don Luis y Doña Ana proclaman sus amores al amanecer. En este concierto oiremos, precisamente, la música que a la muerte del compositor dejó sin orquestar, a partir de la escena VI (desde el compás 1321 hasta el final del segundo acto) y que a partir de la reducción para piano y canto yo orquesté en 1986".
Desgraciadamente, Alejandro Yagüe falleció el pasado agosto siendo este estreno un homenaje, en palabras de Enrique García Revilla (presidente de la Orquesta Sinfónica de Burgos y miembro, como viola, de la agrupación), no sólo a Antonio José, sino también a Yagüe y a la ciudad de Burgos. Pese a las limitaciones presupuestarias (la ópera se ofreció en versión de concierto), los conjuntos empleados para la ocasión fueron suficientemente amplios para sacar el proyecto adelante: además de la nutrida orquesta sinfónica burgalesa -cuerdas, flautas, oboes, corno inglés, clarinetes, clarinete bajo, fagotes, trompas, trompetas, trombones, tuba, percusión y arpa-, la Rondalla de profesores de Burgos -bandurrias, laúdes, guitarras-, 11 solistas vocales y más de un centenar de miembros de la Federación Coral de Burgos. Javier Castro -fundador y director titular de la Orquesta Sinfónica de Burgos desde 2005 hasta el año pasado- supo transmitir la variedad de atmósferas y colores de la partitura gracias a una orquesta que, pese a algunos leves desajustes en los metales, sonó muy implicada. El entusiasta coro, con importantes intervenciones a lo largo de la ópera, resolvió con nota tanto los momentos festivos -muy aplaudido el final del acto segundo- como los requieren mayor recogimiento (el himno religioso al comienzo del tercer acto).
Las limitaciones en la interpretación, que mencionaba el forero MarttiT en El pequeño hilo de crónicas, fueron más evidentes en el caso de los solistas vocales. Las carencias técnicas de algunos se tradujeron una deficiente proyección vocal y en el anfiteatro, donde presencié la función, apenas se les oía en los momentos en los que sonaba la orquesta (ignoro si el mismo problema lo percibieron quienes estuvieron sentados en platea). La ausencia de sobretítulos y de textos en los programas de mano (se incluía, eso sí, un resumen de los actos), impidió seguir con fluidez lo que ocurría en el escenario, a lo que hay que añadir que casi todos los cantantes interpretaron más de un papel (algunos hasta cuatro), por lo que fue difícil seguir los pormenores de la historia.
La excepción a la regla fue Alicia Amo (Doña Clara), quien suplió cierta falta de volumen con una voz bien impostada y un canto elegante, nunca forzado. En ocasiones se echó en falta una voz con más cuerpo para el papel, pero resolvió su bella parte con mucha elegancia e inteligencia. La misma soprano declaraba en una entrevista para La Sinfónica (boletín informativo de la OSBu):
"Estoy muy agradecida a la orquesta por haber depositado su confianza en mí para este rol. Aparte de la emoción que supone estrenar esta ópera de Antonio José, el interés musical de la obra es tan grande que ya de por sí es una inmensa suerte poder interpretarla. En particular el rol de Doña Clara es muy gustoso de cantar y me encuentro cómoda en él. Tiene unas frases bellísimas y su amplio registro permite extraer diversos colores dependiendo del estado de ánimo del personaje. Mi voz es de soprano lírico-ligera-coloratura y quizás el rol esté pensado para una soprano más lírica, pero teniendo en cuenta la juventud de Doña Clara creo que mi timbre puede encajar positivamente con el personaje [...] En realidad, el rol de Doña Clara tiene poco que ver con roles que haya interpretado anteriormente en Ópera. Sin embargo, el tratamento vocal sí me recuerda a la música que he interpretado de otros géneros. Las grandes líneas y la aparición recurrente de motivos o temas específicos me recuerdan a música posromanticista pero son sus armonías las que más me evocan colores como los de la canción francesa impresionista. Y ya sin irnos a Alemania o Francia, hay un compositor contemporáneo a Antonio José, aunque en mi opinión menos romántico, al cual se me asemeja especialmente: Jesús Guridi. [...] Su música me recuerda [...] a un nacionalismo español como puede ser el de Falla y esta música me apasiona".
Ahondando en el tema de las variadas referencias musicales de esta ópera, señalaba el tenor Francisco Corujo (Don Luis) en el citado boletín:
"La música de El mozo de mulas tiene evidentes referencias de Wagner y Puccini en una mezcla muy personal de Antonio José, una música con un enfoque muy «realista», que es uno de los componentes claros del verismo, sin olvidar algunas pinceladas folclóricas en el segundo acto, introducidas con gran habilidad por el compositor. Una ópera valiosa y personal de Antonio José".
Ojalá que esta ópera tenga más recorrido, creo que merece la pena conocerla y que su bello melodismo puede conectar bien con el público. Hay momentos que recuerdan a la zarzuela popular (la canción de la Chacona en el acto segundo), dúos de amor de Doña Clara y Don Luis de enorme vuelo lírico y momentos solistas impactantes, como la bella entrada de Don Luis en la sexta escena del segundo acto:
"Marinero soy de amor, y en su piélago profundo navego sin esperanza de llegar a puerto alguno...".
Tras la ópera, se ofreció el bello "Himno a Castilla" (1929) de Antonio José, una propina muy adecuada para la ocasión. Lleno total en el Auditorio Fórum Evolución, algo poco habitual en conciertos de música clásica.
_________________ Anche l' idea muor, tu non muori giammai, tu, l' Eterna canzon!
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