Abdallo escribió:
Espero que no esté sugiriendo lo que está sugiriendo, amigo Rubini. Creo que las damas pueden dar una opinión tan objetiva como la de los hombres (que es lo que han hecho, y acertadamente a mi entender, Tip y Tunner). No les estoy pidiendo a las señoras que me digan cómo actuarían ellas en esa situación, sino que expliquen, desde su punto de vista, por qué actúa así Elisabetta con Éboli tras ambas confesiones de culpabilidad.
Me siento aludida. Entonces, hablo. Tengo derecho.Y no en telecirco.
Siendo reina y, además, teniendo en cuenta que el amor y el matrimonio no eran sinónimos, sino que se trataba de una responsabilidad (la mayor parte de las veces para aliarse entre reinos, para cerrar un conflicto, por poner dos casos), hay que recordar la enseñanza a las damas y a las futuras consortes regias: mantener el honor dado en las nupcias y, dicho coloquialmente, aguantar lo que viniera, dado que la mujer en ciertas épocas seguía la figura del marido. Y si era el Rey, ya ni cuento.
Hay que observarlo desde la época (porque Verdi trampea un poco, dibuja y transmite desde su propia vivencia decimonónica los hechos del siglo XVI); veamos desde la óptica del siglo XVI:
1. La reina Isabel
jamás perdonaría a Éboli por intentar suplantarla en el lecho real (aunque fuera levemente). Ejemplos notorios se vieron con Ana Bolena (pobre Catalina de Aragón, falleció encerrada en una fría torre de cáncer de pulmón), Jane Seymour, etc. Lo más seguro es que Éboli (de confesar este hecho y de ser lista) tuviera la carroza lista y los pies ligeros.
2. Por estar enamorada del infante Carlos no sucedía nada; por mucho amor que Isabel hubiera tenido al infante,
que ya son ganas, sabiendo cómo era realmente
su esposo es el Rey Felipe. Eso sí, de la acusación de adúltera ya digo yo que no saldría tan bien parada Éboli. Misma solución: carroza lista y pies ligeros ¿O nos olvidamos de cómo se solventaban en aquella época los asuntos de honra? Con sangre; la deslenguada Éboli podía poner en peligro a la propia Isabel y el Rey Felipe actuar en consecuencia. De perdones,
nada. Eso sí,
para el público europeo del s. XIX, había que cambiar algo y, por eso, la reina Isabel (que es buena) se comporta como lo hace con Éboli, quien se arrepiente al final (haber pensado antes...) y nos dice que avisará a Carlos, conmoviendo al público general.
¿Me preguntan en la actualidad? Uf.