Estuve este peliagudo fin de semana en Barcelona para ver la función del sábado. Vaya ojo a la hora de elegir el día. Por fortuna, no pasó nada y pude disfrutar de la representación en compañía de Amelie, Corcontas y señora. No hice crónica de Il viaggio a Reims porque lo fui dejando, así que esta vez me pongo manos al teclado.
No está considerada como una de las grandes óperas de Verdi pero quizás sea mi preferida. Tiene una trama interesante, una génesis complicada y una música envolvente. Cinco papeles no excesivamente dominantes pero con sus momentos álgidos.
Piotr Beczala como Ricardo empezó bien con su aria de entrada ("Amelia!...") pero se fue desinflando. El "Di tu se fedele" sonó francamente mal, incluso desafinado, pasando de puntillas sobre la mínima coloratura y su gran aria del tercer acto estuvo todo el tiempo forzadísimo. Ya no es que el agudo se le empequeñezca y estrangule, es que yo diría que desde el La ya le ocurre eso. Y además, engoladillo. No ofrece medias voces, canta todo a pleno pulmón. El final de esta aria, que Bergonzi (por ejemplo) alarga hasta que languidece tras 17 segundos, Beczala lo deja en la mitad y en forte. Aplaudidísimo, pero a mí no me gustó.
Amelia fue la desconocida -por mí- Keri Alkema. Mejor que su amado, aunque su voz algo metálica le restó atractivo. Desde luego, con el universo de sopranos que hay ahora mismo, no es la mejor opción. Pero ofreció una actuación más que correcta.
Lo mismo puede decirse del barítono Marco Caria, que no es Warren pero comparado con los mozalbetes que campan por esta tierra de Caín resultó suficiente para no estropear la velada. Cantó un aceptable "Eri tu", mi aria preferida de la ópera y de volumen lo encontré más potente que la última vez (me parece que en la Lucia de aquí mismo).
Viajar por ver a Dolora Zajick es algo que no me supone ningún problema, por más que la voz se le note ya cansada. Y eso que no estuvo tan impresionante de volumen como otras veces. No sé si se quiso reservar, si no quiso lucirse en exceso o que el papel de Ulrica, más grave que otros más frecuentados por ella, le resulta más incómodo. Aun así, lo mejor de la noche.
Graciosa Elena Sancho como Óscar, aunque no me resulte tan ligera como parece pedir el papel, pero cumplió sobradamente. Los conspiradores lacayos miserables y viles estuvieron bien en sus breves pero importantes papeles. La orquesta no tapó a los cantantes, pero no les perdono ese lunar que no parece tener solución: el viento metal. Con la última sílaba del "Vendicator" suelo sobrecogerme y el sábado apenas se me erizó el vello del dedo anular de la mano derecha.
No encuentro explicación satisfactoria para que la superintendente del teatro no anunciara que se cambiaba la función prevista por una semiescenificada. Hay que cuidar al 70% del público que todavía está dispuesto a acudir al Liceo.
Leo en la web del teatro (el programa de mano me lo dejé en el asiento) que Conchita García se encarga de la "Dirección del corazón". ¿Alguien sabe de qué se encarga exactamente? ¿Es una cardióloga, una asesora de parejas, informa de la actualidad de los famosos desde las revistas y los programas de televisión...?
Próxima parada: La favorita del Real, para los no favoritos del teatro.
_________________ Gran Duque de Seychelles.
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