Yllanes escribió:
Tengo que decir que, aunque pertenezco a una corriente distinta, yo en el fondo también apoyo a Gino. Me parece por lo menos un tío bastante consistente. Aunque claramente no necesita este apoyo y es capaz de defenderse en solitario de todas las hordas tifosas desde su fiel mesa camilla, como Horacio en el puente ante los etruscos.
Todos los que (creemos que) tenemos un cierto criterio pensamos que hay unos mínimos ineludibles para poder cantar en un escenario de primer nivel, que no se pueden suplir con una cara bonita o con trucos varios. La cosa es dónde se pone ese umbral. A Gino le parece que un señor que muchas veces no es capaz de cantar bien legato porque no le llega el aire directamente no es homologable y ya no hace falta mirar más allá para descartarlo. Otros vemos ese problema pero no lo damos por muerto del todo por ello y lo ponemos en la balanza con las virtudes técnicas que sí hay (por ejemplo, dicción y acentos verdianos). Si a esto sumamos el innegable talento dramático de Domingo, su timbre aún muy apreciable, etc. el resultado global nos resulta, al menos a veces, positivo. Esto en términos absolutos. Además está el factor teatro y coyuntural (gana en vivo y hay pocas alternativas).
Pero la opción de que hay que poner el listón muy alto para que compense ir al teatro es respetable, siempre que no venga acompañada de considerar que los que sí vamos sufrimos una especie de (auto)hipnosis colectiva o somos directamente tontos.
Perfecta explicación. Equilibrada, por cuanto toma en consideración todo los factores en juego, y justa con todos.
Por supuesto, yo nunca pensaré que quien deseo seguir yendo al teatro a ver la ópera que hoy se nos ofrece es tonto. Yo mismo lo hago, aunque cada vez considere más seriamente la posibilidad de dejar de hacerlo para no perder el tiempo...