Abrimos hilo con una crónica, ya que nadie parece haber ido de momento o no ha suscitado tanto interés previo como la Fille liceística de los grandiosos Camarena y Bibiana Fernández.
Y lo abrimos con una función del día 29 de mayo, debut del segundo reparto.
Este Gallo de Oro es uno de los títulos más esperados y al parecer inédito en el Real, ha resultado ser un éxito. La historia es curiosa, esperpéntica. Y me reí mucho en el primer acto con las escenas disparatadas de los personajes y un reino defendido por ineptos que no evitan la invasión. A veces veía una grotesca similitud con Lohengrin: un pueblo y un rey desvalidos que dependen de la intervención de un personaje extraordinario: Lohengrin/Astrónomo que traen a escena un Cisne/Gallo, aunque este gallo resulta ser agorero. El texto cómico parece a veces ponernos frente a un teatro del absurdo.
La música de Rimsky es inspirada, mágica, sensual. Ya desde los primeros compases se apodera de nosotros el motivo que formará parte del aria de Seremajá y que no nos abandonará. Para alguien no acostumbrado, había ecos de Sherezade, el Capricho español o hasta la orquestación del Boris de Mussorgsky, especialmente en el principio del acto segundo.
El trabajo musical ha sido impecable. Ivor Bolton ha realizado un buen trabajo con la orquesta, aunque lejos de su memorable versión de Billy Budd el pasado enero. El primer acto fue excelente, y en los actos segundo y tercero mantuvo el gran nivel. Hay que añadir que como intermedio entre los dos últimos actos se interpretó una fantasía de motivos de la ópera arreglada por Efren Zimbalist, con el primer violín de la orquesta y con el propio Bolton al piano.
Supongo que el primer reparto es muy bueno, con esos nombres como Ulyanov y Gimadieva, pero el segundo no se quedó atrás en absoluto. Fue un reparto de buen nivel.
Nina Minasyan fue una excelente zarina de Shemajá, con un saludo al sol sensual y precioso aunque el agudo final le supuso esfuerzo. Pero todo el acto segundo fue enteramente suyo: ágil, con una bella voz, interiorizando el sensual y fatal personaje. Alexey Tikomirov fue un excelente Didon, muy bien actuado y con una voz bella y generosamente audible de bajo. Aunque creo que Ulyanov está a otro nivel. El tenor Boris Rudak y el barítono Iurii Samoilov interpretaron excelentemente a los torpes hijos de Didon, especialmente Rudak.
Alexander Vinogradov actuó y cantó bien como el Gobernador Polkan.
Uno de los alicientes de mi presencia en esta función, además de ver una gran ópera, ha sido por ver a los veteranos Barry Banks y Agnes Zwierko. Banks ha hecho un gran astrónomo, con unas tablas incontestables y una voz de tenor de carácter excelente. Zwierko tiene una voz muy bonita de contralto y unos graves estupendos, por no hablar de la dicción rusa muy conseguida y también su interpretación de matronil ama de llaves que convence. Lo único que juega en su contra es la falta de volumen en algunos momentos.
El gallo de Sara Blanch tenía más voz que otros colegas del reparto pese a cantar detrás del foso, y con un sonido espectral.
La puesta en escena de Laurent Pelly llega al Real después de haberse visto en Bruselas. Me ha parecido un buen trabajo, y con ideas. El telón se abre un poco para mostrarnos al Astrónomo que introduce la historia, y quien será el encargado de cerrarla. Luego se alza del todo para mostrar un escenario sobre suelo pedregoso (pues estamos en un reino en guerra constante) y una cama donde se encuentra el rey. Un rey cansado y deseoso de salir de la situación conflictiva en que se encuentra. Al fondo una pared lila con motivos florales negros nos recuerda a una época pasada. La corte está vestida con trajes militares de alto rango o de cosacos rusos, un distintivo al que no renuncia pese su actualización: lo ruso. Pelly se vale de gestos hilarantes que refuerzan aún más lo divertido de la historia. En el segundo acto se ve un enorme cuerno que se ilumina y en el que se adentra la sensual zarina mientras vemos un cielo aturquesado bellísimo. El tercer acto sin embargo consigue mostrar un lado sórdido. El telón se abre y nos muestra una fotografía del pueblo, iluminada con colores sombríos. El pueblo en desdicha está vestido de negro mientras aparece la cama real ahora con la zarina de Sheremajá. Pero el final es el que es y la aparición final del Astrólogo elevándose por un cielo tenebroso mientras el pueblo (que ha sido una gran mentira) yace inerte. Un momento aterrador.
Una función entretenida y un momento bastante agradable de la temporada que no deberían perderse. Una oportunidad para ver esta gran obra, que posiblemente tarde tiempo en verse de nuevo por aquí.
_________________ O Wort, du Wort, das mir fehlt!
https://emocionesliricas.blogspot.com.es/
|