Muy estimable función del viejo Met (5 de diciembre de 1942) que recoge el debut como Violetta de la soprano Licia Albanese, quien cantó el papel con relativa frecuencia y éxito en los años 40, 50 e incluso 60. En algunos momentos, el estilo de Albanese -la manera de resolver la coloratura, algunos ascensos bruscos y ciertos dejes veristoides propios de la época- ha quedado un tanto obsoleto. Pero si uno consigue abstraerse de comparaciones con otras sopranos más famosas en el rol, la Violetta de Albanese, notable actriz-cantante, es más que solvente y va creciendo en intensidad conforme avanza la ópera: de un primer acto donde quedan en evidencia algunas limitaciones anteriormente señaladas, a un acto segundo donde dibuja con acierto el dolor y la resignación (dúo con Germont) y un tercero que, a pesar de que se echa en falta una voz más carnosa, resuelve de manera conmovedora. Aunque iría perfeccionando su interpretación, sorpende la madurez de una cantante que por entonces tenía 29 años.
Charles Kullman canta un Alfredo cálido y expresivo, aunque algunas carencias técnicas afean en ocasiones su canto, sobre todo en la zona aguda, no siempre bien resuelta. Curiosamente, tal y como se indica en el libreto de esta edición, Kullman fue el Alfredo favorito de Licia Albanese (y eso que la soprano compartió escenario en esta ópera con otros tenores importantes: Peerce, Tucker, Tagliavini, Prandelli, Di Stefano y Valletti), quien destacó la elegancia del tenor norteamericano. Lawrence Tibbett deja una sensación agridulce como Germont. Aunque su interpretación deja momentos muy logrados (la frase "Pura siccome un angelo", el comienzo de "Di Provenza"...), es evidente que, a raíz de la crisis vocal que sufrió en 1940, el instrumento ha pedido flexibilidad y aliento. Su línea de canto suena algo tocha y cansada, si se la compara con la que lucía en la mítica grabación de 1935 junto a Ponselle. El resto de cantantes cumple con discrección. La dirección de Cesare Sodero resulta lucida y atenta a los cantantes. Según escribió el crítico Virgil Thomson (New York Herald-Tribune, 6 de diciembre de 1942), Sodero "conducted the work more beatifully than I have heard any other conductor conduct any opera in many many years". Ahí es nada.
La interpretación presenta los cortes habituales en la época: cabalettas de Alfredo y Germont, la segunda estrofa de "Addio del passato", etc. Como extras musicales, se incluyen tres fragmentos, provenientes de grabaciones radiofónicas de 1949-50, que muestran a una soprano muy expresiva y que ha ganado cierta anchura en la voz: "Ebben ne andro lontana", "La mamma morta" y "Già nella notte densa" junto a Del Monaco.
La edición de Immortal Performances incluye un interesante libreto de 44 páginas, con diversos comentarios y fotografías de la producción, cantantes, etc. En un primer ensayo de tono nostálgico, "The Albanese Enchantment", London Green narra sus recuerdos sobre Licia Albanese y subraya la popularidad de la que gozó la soprano en Estados Unidos, principalmente en Nueva York y San Francisco. En el segundo texto ("Licia Albanese's first Traviata"), el mismo autor desmenuza la interpretación de 1942. El tercero es un completo resumen de la ópera extraído del trabajo de Milton Cross "Complete Stories of the Great Operas" (1947). Tras las biografías de los principales intérpretes, Richard Caniell ("Recording Notes") hace una breve semblanza de los locutores de radio Milton Cross y Agustín Llopes de Olivares (quien nos comenta lo que ocurre en escena al final de cada acto de esta Traviata), además de citar las fuentes sonoras (cintas de la NBC en su transmisión a Sudamérica y, para algunos fragmentos perdidos o muy deteriorados, broadcasts de La Traviata de 1943 y 1944). Por último, se incluye la crítica de Noel Straus (The New York Times) sobre la función. En YouTube hay un par de fragmentos de esta interpretación neyorquina, por si alguien tiene curiosidad:
Licia Albanese - Ah! forse lui che l'anima - Sempre libera - Traviata - 1942.Charles Kullman & Licia Albanese. "Parigi, o cara" (Met, 1942).