La Villana – sábado 4/feb
Escuché esta obra en la radio, en mi lejana juventud (la grabación de la Caballé) y no causó la impresión suficiente que me impulsara a comprar el LP (doble). Eran los tiempos de las penurias presupuestarias propias de la adolescencia.
Al ver la programación de la temporada, señalé en rojo la fecha. Y valió la pena.
La obra se sigue con interés. Lástima que el meollo dramático sea plano, con un conflicto que, planteado en el minuto 1, no evoluciona dramáticamente. Imagínense lo que hubiese dado de sí que don Fadrique, en vez de fichar al judío para camelarse a Casilda con perlas, hubiese contratado a la Bárbara Rey de la época para tentar a Peribáñez, dando lugar un encuentro íntimo con conato de “caída” del villano, con la villana convenientemente al tanto, provocando que ésta cayera por despecho en las manos/garras del Comendador, con arrepentimiento en el último momento de ambos villanos. Aunque claro, Lope es Lope, y no un guionista de Telecinco.
Pese a tal monolitismo dramático, la música de Vives rebosa elegancia y buena factura. Cierto que no hay un “highlight”, pero eso no justifica su condición de obra “invisible”. Fijémonos en los datos del programa de mano respecto a su presencia en el coliseo de la calle Jovellanos: estreno apoteósico en el 27, reposición al año siguiente … y más de cincuenta años años de olvido (reposición en los 80) … a los que siguieron otros treinta de silencio. Es una de esas cosas inexplicables del teatro lírico nacional. Como que no haya una grabación comercial de Curro Vargas. Es lo que pasa por centrar todas nuestas energías creativas en hacer tapices.
Respecto a la versión/adaptación y si respeta o flagela al original, poco puedo decir pues no conozco éste. Valga decir que lo escénico se siguió con agrado, con adecuada iluminación y ambientación, y sin atentar contra la música. Destacar que la versión en ningún momento cansa, lo cual es un mérito teniendo en cuenta la poca variedad en los sucesos dramáticos.
Me gustó la elegancia y temple que extrajo MAGM de una orquesta que me parece poco dotada para pasajes donde se exija brillo, fuerza y tensión, pero que hace buen papel en momentos elegantes y calmos (“la capa de paño pardo”, p.e.).
Notable el coro. También notables los protagonistas masculinos, a quienes se les entendía perfectamente sin necesidad de sobretítulos. Ódena destacó en los f y ff, pero los p y pp le quedaron descolocados. Me gustó mucho JdL, a quien encontré mejorado respecto su “pagliacci” de hace un par de años. La voz me sonó libre y sana, salvando con nota alta un papel tan duro y poco agradecido.
Sensación de decepción la Casilda de Bellercarbone. No pudo con la tesitura muy central del papel. Inaudible e ininteligible. Y cuando se trataba de subir, la voz sonaba a porcelana descascarillada.
En definitiva: música de gran calidad, servida con calidad. Función muy disfrutable. Y, si puede valer de piedra de toque, añadir que mi señora, que acudía a la Zarzuela por vez primera, sin idea previa sobre obra y autor, también salió encantada. Hay un público por ganar.
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