Ayer estuve en el Real viendo el holandés con un protagonista fantasmal... y me explico. Nikitin debe de seguir cascao de garganta y decidieron sustituirle por Thomas Johannes Mayer... pero solo en lo vocal. Entonces, pintaron al primero de Bitelchús para que se moviese por el escenario y balbuciese, mientras el otro se colocaba en una esquinita a pie de escenario para cantar. La sensación fue de chapuza, asín de claro.
Como además, ayer se retransmitía por la UER, y esa representación será la que llegue al archivo de RNE, no se si esta decisión fue decidida por Nikitin o por Matabosch. Pero, siendo justos, el ruso podría haber cantado porque el alemán estuvo a un nivel vocal malo, con la voz fea y leñosa, escasito de volumen, sin gusto... y como si la cosa no fuera con él.
Un despropósito porque la producción era magnífica, sensacional, y creo que era más atractiva desde el gallinero que desde el patio de butacas. Pienso que se apreciaba mejor.
La orquesta sonó mejor de lo que esperaba, aunque alguna trompeta se descontrolaba. Fueron momentos puntuales, igual de puntuales fueron los apurillos que pasó la soprano Brimberg que, en general, me pareció una soprano wagneriana convincente (sobre todo en el agudo). Estupendo el coreano Kwangchul Youn con una voz profunda y hermosa, voluminosa. Ah, y hubo una ¿cantante? que dice que es ¿mezzo? y que la dejan vivir feliz por los escenarios cual mariposilla en primavera.
Pero para mí, el mejor fue Nikolai Schukoff, tenor lírico de timbre sonoro, masculino y bonito, que matizaba todo el texto (sus apariciones me parecieron las mejores, sobre todo junto a Brimberg); hay que decir que, justo al final sufrió un "accidente vocal" causado, me pareció, por una desconcentración que le llevó a descolocar la voz; bueno, no se, si algún forero estuvo en la sala y lo puede clarificar, adelante.
Los coros me parecieron invencibles y lo mejor de una tarde de ópera que, muy a mi pesar, se quedó en chafada.
Y también aprovecho: feliz año
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