Parsifal. Ese nombre ha significado durante mucho tiempo para mí emociones fuertes. Y hoy vuelve al Teatro Real escenificada, después de 15 años. En 2013 se ofreció una versión de concierto con instrumentos originales, ya sabemos fue. A pesar de lo interesante que resultó el experimento este festival escénico fue concebido para ser representado. En 2001 Plácido Domingo, Matti Salminen y Agnes Balsa estuvieron al frente de una producción escenificada. No ha pasado poco tiempo.
Esta vez nos ha llegado en una producción ya vista en Barcelona en 2011. Y que tuvo mucho éxito.
El elegante Claus Guth se presenta en el Real con una producción muy psicológica, algo que lleva su sello en otras producciones como su Holandés de Bayreuth. Siendo uno de los principales reclamos de estas funciones nos presenta la obra ambientada en el contexto de la Primera Guerra Mundial, en una suerte de hospital psiquiátrico, aunque los enfermos también están heridos. Se habla de una relación con una novela de Thomas Mann, La Montaña Mágica, que transcurre en un sanatorio. En escena vemos una plataforma giratoria que viene a ser diferentes sitios del sanatorio, que además presenta un aspecto descuidado. En el primer acto vemos a Gurnemanz como un recto y hasta cruel monitor-sacerdote que lleva con rigidez a sus internos, a Kundry como una paciente más, a Amfortas como un paciente custodiado por el personal del sanatorio-Grial (escuderos y caballeros caracterizados de enfermeras y doctores). En el segundo acto el jardín de Klingsor es un patio iluminado de rojo y vestuario años 20. El tercero es el más logrado escénicamente. Todo él se encuentra en ruinas y destrozado, en el patio ha crecido la mala hierba.
El gran logro de la producción se sustenta sobre varios pilares: - Una estupenda dirección de actores que pese a la ambientación es respetuosa con el texto y la historia, y no se observa apenas trazo alguno de incoherencia: Parsifal caza un cisne al que vemos herido, Kundry le lava los pies, por hablar de algunos aspectos. - Bellísimas proyecciones como los pasos de Parsifal ya sea aproximándose al castillo de Klingsor o al Templo del Grial así como de imágenes de la Primera Guerra Mundial en color durante el encanto del viernes santo. - La plataforma giratoria no se queda estática durante los cuadros de cada acto,sino que está girando constantemente de acuerdo a la acción dramática. Por eso en los momentos más íntimos como Amfortas en el tercer acto, Parsifal en el segundo o la escena de Gurnemanz y Parsifal de nuevo nos muestra a los personajes solos, en momentos introspectivos. - Ideas muy originales como el segundo acto donde en la escena de Kundry "Grausamer!" vemos a los figurantes asistiendo a la escena y consigue que no estorben. O el maravilloso final ,donde Parsifal vuelve como Rey, Kundry rehace su vida y da vía libre a una redención también para Amfortas y Klingsor.
Yo realmente me emocioné mucho en el final, ha sido una experiencia maravillosa en lo escénico como hacía tiempo que no la veía. Guth tiene un gusto maravilloso y sabe sacar matices ocultos a la obra. Sé que nos esperan unos Parsifales maravillosos.
Semyon Bychkov es uno de los grandes directores de la actualidad, y nos hizo una Elektra de lujo hace 5 años. La orquesta sonó con un tiempos ligeramente lentos pero sacando de la orquesta un sereno primer acto, un agradable segundo acto y un espectacular tercer acto, donde la orquesta estuvo inspiradísima. Su Parsifal es profundo y dramático al mismo tiempo. No obstante mejorará con el paso de las funciones.
Christian Elsner sonó muy digno y mejor que en disco. La voz es baritonal pero superior al de Simon O'Neill hace tres años. En el tercer acto estuvo inspirado y decente. En el segundo pasó algún apuro.
Anja Kampe, habitual wagneriana en el Real hizo una Kundry muy buena en lo actoral pero en lo vocal si bienes muy buena en los graves ya tiene problemas en los agudos, que suenan casi gritados. No obstante en el segundo acto cantó relativamente bien.
Franz - Josef Selig fue el mejor de la noche, con un bellísimo Gurnemanz que se deja oír aunque La principio del tercer acto aparecía algo cansado para luego remontar en el encanto del viernes santo. Tiene mucha autoridad en escena y ese lado autoritario del personaje que además Guth trabaja mucho se le da muy bien.
Detlef Roth fue un Amfortas flojo en lo vocal pero buen actor, conmovedor en el tercer acto.
Ante Jerkunica fue un buen Titurel y Evgeny Nikitin un Klingsor correcto.
El coro, el otro gran protagonista estuvo a un gran nivel. Igualmente los comprimarios.
La función ha sido muy aplaudida y se repartieron muchas ovaciones a los artistas, aunque abucheos a los responsables de la escena, y eso que ésta me ha parecido fiel. Parsifal vuelve a Madrid, y en posteriores funciones veremos una producción mejor rodada. Para mí ha sido casi un bautizo musical pues era la primera vez que la veía escenificada. Conozco esta obra desde mi adolescencia, la amé con locura y este día se ha cumplido un sueño de años. Sentir un éxtasis cada vez mayor cuando se siente que se conoce bien esta obra a medida que transcurre y conocer otros pasajes no tan conocidos o explorados... Esta obra es toda una experiencia para todos los sentidos del aficionado. Y así se ha dejado sentir.
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