Rupert de Hentzau escribió:
Sin lugar a dudas, si "La prohibición de amar" la hubiera firmado Gustavo Pascual Falcó, insigne autor de "Paquito, el chocolatero", sería la mejor de su catálogo
.
Fíjese que no había puesto ejemplos para evitar polémicas, y ni por esas. Pero vamos, sigo sin ponerlos, ya se encarga usted de todo lo demás.
Al turrón.
Ayer estuve. Y me lo pasé en grande. Fui a la ópera y vi, escuché y disfruté de una ÓPERA. Sé que puede parecer algo tan simple que hasta parezca tonto, pero todos sabemos que la invasión de los habitantes de EMAR al mundo lírico, lo convierte en algo que cuanto más se aleje de los principios, autores, y características más emblemáticas de la historia de la lírica, sea más del agrado de dichos habitantes que les gusta más hablar de gestores administrativos que de intérpretes musicales, que de konzept antes que de música, o que de directores escénicos antes que de canto y voces.
Por lo tanto, lo primero y más importante a destacar de esta "Prohibición de Amar" que tiene lugar en el Teatro Real, es que repugnará a EMAR y supondrá un paso atrás, y la muerte de la ópera, y pedirán dimisiones de no sé qué suministrador de papel higiénico en aras a que el anterior lo suministraba más largo, y etc, etc.
Ambiente festivo, música fantástica, y, como dije, de total y clara inspiración wagneriana. En varias partes nos lleva a "Tannhauser", tanto en forma como en estilo, hasta a veces, como en el preludio orquestal previo a la escena del convento, directamente es el que en "Tannhauser" se corresponde con la plegaria de Elisabeth. El concertante final de la primera parte nos evoca también al que cierra el segundo acto de "Tannhauser" y más cosas. Por supuesto, hay mucha escritura que bien podría recordar o haber manado de Rossini o Donizetti. Pero también hay pasajes y formas que nos hacen ir al "Oro del Rhin". En definitiva, un Wagner joven, sí, pero que supone un experimento en que se mezcla mucho del material que a los que gustan de las grandes obras del maestro de Leipzig o de la ópera italiana, van a tenerlos servidos en bandeja, por lo que repugnar este título por supuesto, es algo respetable (faltaría más) pero es tan respetable como de repente repugnarte alguna de las diez óperas de madurez wagneriana, o de repente algun título concreto de Rossini o de Weber o de Donizetti que por X, H ó Y no te llegó nunca a gustar. A mi me pasa: amo a Rossini pero... no soporto "Semiramide", por ejemplo. Pero eso es cosa de cada cual; a lo que hay que negarse es a aceptar como axioma que has de echar pestes contra "Die Feen" y contra "La Prohibición de Amar" porque así se ha establecido desde su inicio, hasta casi diría yo desde su misma creación, y punto final.
Es de agradecer pues que en el Real se programe este título, no ya por infrecuente (que también), si no porque merece tener su cabida, no veo en él ningun pecado musical o deficit lírico por el que haya merecido su ostracismo debido más, ya digo, a una regla escrita que a razones musicales tangibles.
Hemos visto además una producción nada pretenciosa, facilísima de entender para cualquiera, cercana al público, sobran libros de instrucciones, filosofadas o cuadraturas de círculos: viva el teatro, viva el color, viva el humor (en una comedia, me parece lógico usarlo) y viva el espectáculo.
Por favor, no tratemos de contaminar de caprichos u ordinarieces actuales que suelen firmar los dilectos de EMAR a esta regia por el hecho del tema final de esa aparición de la Merkel: mal que se dé este spoiler, pero aún peor que se ofrezca en plan "otra basura intectualoide más". No. Es una cosa que dura apenas unos segundos, y culmina una tarde llena de comedia teatral intachable, y qué quieren que les diga; puestos, me pareció muy divertido y muy en el contexto de lo que se vio y disfrutó. No busquemos más pies al gato, porque como he dicho antes, es una producción nada de nada pretenciosa (algo que es positivo en el EMAR, pero negativo para el mundo real en que el que vive servidor).
No tenía referencia alguna de ninguno de los intérpretes, al menos tirando de memoria no los conozco, si bien no descarto haberlos escuchado en el pasado... ya uno no se acuerda de todos, y mi memoria no es como la de "tunner" que es capaz de recordar al barón Douphol de cada una de las Traviatas que haya visto en vivo, escuchado en CD o visionado en DVD
(es un piropo, amigo tunner). Hubo gran diferencia entre los intérpretes de "Friedrich" (Christopher Maltman) y en especial Manuela Uhl ("Isabella") con el resto de cantantes, un amplio cast en que en general flojearon todos los tenores partícipes, que tienen intervenciones en escrituras realmente complicadas e inafrontables para voces ligeras como las que fueron convocadas; se necesitaban líricos (como adjetivo de tenor) para estos roles, insisto, muy incómodos de cantar. Maria Miró dignificó su actuación ("Mariana"), y algo más floja la otra mujer. Ya digo, las voces de "Friedrich" e "Isabella" (otra que tiene un papelón) sacaban varios enteros al resto, me parecieron dos cantantes realmente interesantes e intérpretes comprometidos.
Muy bien el coro, con mucho y bonito papel. Me gustaron los ballet, las aportaciones de los actores figurantes, y la orquesta participaba aunque se le fuera la mano con frecuencia a Ivor Bolton, con tanto carnaval y tanta tarantella.
La gente lo pasó realmente bien, ovacionó mucho en los saludos finales, aunque, quizás por desconocimiento de la partitura (ese temorcillo a aplaudo ahora o no... igual es que no procede... pero... y si sí... pero y si no... y ya no aplaude nadie y se reanuda la música...) , no hubo apenas ovaciones entre números, pese a que la ópera, aun siendo de Wagner, por su formato, claramente, sí los puede permitir. Todo se andará cuando sea más frecuente... si es que lo llega a ser.
Feliz velada de ópera.