El texto menciona a Gruberova. Recuerdo que en las funciones de Luisa Miller una señora alemana ya anciana me dijo que "si ves anunciada a Gruberova no vayas, que ya no canta bien... la vi hace 30 años como Lucía y aquello no era de este mundo. Ahora cuando la veo anunciada no voy".
Personalmente, defiendo la libertad de las viejas glorias del pasado a cantar lo que quieran, sobretodo porque es una oportunidad para las nuevas generaciones de aficionados que no pudimos verles en su mejor momento. Aunque siempre es mejor que se reciclen en cosas que se adapten mejor. Aunque soy tan flemático que si ahora a Merritt le diera por marcarse un Almaviva en un teatro pequeño iría por puro morbo
El caso de Domingo obedece a muchos factores que necesitarían muchas líneas de explicación pero tras haberle visto el año pasado en el conciertito entre ópera y ópera y estar flotando pienso que se debe a un inteligente empleo de sus cada vez mermados medios que por un momento te hacen pasar un rato muy agradable siempre que no pienses mucho en el Plácido de los años 70 y 80. Y por supuesto la mitomanía y el merchandising: lleva cuatro décadas haciendo crossover con la música pop, colaborando con estrellas del mundo de la música popular y de paso esa imagen de galán maduro y latin lover que ha consolidado... sí, ya tenemos a la única estrella de ópera de 75 años que sigue llenando estadios y teatros. Aunque se venda como barítono sin serlo ( y suene ridículo), ahí tiene unas tablas. Todos quieren verlo.
El texto no menciona a Leo Nucci, de la edad de Domingo, quien pese a sus circos en vivo, aún tiene medios estupendos, aunque quizá el vaya más asociado a Rigoletto.
Anoche tambien pensé en Waltraud Meier como el ejemplo de una carrera que gestiona su declive con elegancia. Ya desde 2010 noté un alarmante descenso en su Wagner, que ha ido avanzando. En YouTube se puede encontrar un fragmento del acto 2 de Parsifal en su despedida de Kundry. El agudo final suena ya desagradable por gritado. Y eso que aún tiene un centro bellísimo. Me da pena saber que jamás la veré de nuevo de Isolda, pero aplaudo la decisión de retirar el rol con inteligencia aunque si pudiera se lo vería aún con 77 años.
Devia es otro milagro, aunque en el Devereux, no la vi al nivel astronómico de sus recitales en 2013, pero queda ese gusto. Esa técnica asombrosa.