"Haz lo que digo, no lo que hago".
Casi todos habremos escuchado en nuestra infancia o adolescencia esta frase de nuestros mayores, y parece que Albert Boadella la aplica en este caso. Sus declaraciones (aquí, y comentadas en el foro aquí) están en franca contradicción con lo que él mismo escribe en la notas del programa de mano, y con el montaje en sí de Don Carlo. Pero valoremos a Boadella por el resultado de su labor teatral--brillante, en mi opinión--, y no por sus declaraciones--que poco me intersan y me parecen una sandez--.

Con una economía de medios--salvo en el suntuoso vestuario--, con un decorado único (pero con un manejo de la luz magistral y un uso muy inteligente de pocos accesorios), Boadella y su equipo logran crear ambientes y atmósferas muy sugerentes y efectivas, y el trabajo actoral y de masas estuvo muy trabajado y cuidado. La sensación que tuve en algún momento era de ciertas reminiscencias "wieland wagnerianas"; el suelo (casi un tablero de ajedrez) me recordó algunas imágenes del Tannhäuser de Wieland del año 61. En resumen, un bello montaje.



Yo no soy de los que critica a un director de escena que aplique un Konzept (de hecho, casi que lo exijo). Y aunque Boadella hiciese aquellas declaraciones antes mencionadas, Konzept claro que hay: "devolverle" al infante Don Carlos su histórica dimensión de tarado y deforme. El personaje es cojo, tiene continuos tics, y es realmente desagradable. Me parece muy acertado ese acercamiento, pero que no me digan que eso es fidelidad a la obra (aunque lo sea a la historia). Y claro, cómo se explica que Éboli, Elisabetta y el mismo Rodrigo--las connotaciones homoeróticas de la relación entre Carlos y Rodrigo no están para nada escondidas en esta puesta en escena--se obsesionen con Carlos es difícil de entender. . Lo del suicidio del protagonista al final es anecdótico.

Musicalmente, todo estuvo a un correcto nivel. La orquesta con algún desajuste, pero Maximiniano Valdés llevó al conjunto con un impulso dramático logrado, y un buen manejo de las dinámicas. También me pareció que cuidó mucho el equilibrio entre le foso y las voces, que en ningún momento (desde mi butaca en la fila 14 del patio) se vieron ahogadas por la orquesta.

José Bros hizo un protagonista lírico y solvente. Actoralmente, asumió muy convincentemente la idea del personaje impuesta por la dirección escénica, si bien en algún momento podía caer en la caricatura. Por ejemplo, en la escena de la prisión, su movimientos recordaban a los de AIgor (que no Igor) en El Jovencito Frankenstein .).

Virginia Tola como Elisabetta no tiene una voz particularmente bella, y no destacaba en el conjunto. Sin embargo, en "Non pianger mia compagna" y, sobre todo, en el "Tu che la vanità" mostró una linea de canto muy cuidada, y unos fllados francamente bellos.

Las críticas han puesto muy bien a John Relyea com Felipe II. Me parecen un poco exageraros los elogios. En cualquier caso, en "Ella giammai m'amò" estuvo soberbio. Soberbia también Ketevan Kemoklidze como Éboli, y la canción del velo fue uno de los momentos mejores de la noche. Ángel Ódena me pareció un poco nonocorde como Rodrigo en sus primeras intervenciones, pero en su caso también "Per me giunto è il di supremo y "O Carlo ascolta" estuvieron muy, muy bien, y también fueron momentos álgidos de la función. El Gran Inquisidor no es un papel adecuado para Simón Orfila Luiz-Ottavio Faria , poco más que decir.

El patio de butacas lleno (no pude ver como estaba el aforo en entresuelo), y cálida acogida del público (entre el que se encontraban el Rey Juan Carlos y Joan Matabosch). Eso sí, ¡qué incómodos son los accesos a este teatro!

En definitiva, una agradable tarde de ópera, con una función muy trabajada a todos los niveles. Siendo Don Carlo en mi opinión un de las mejores creaciones de Verdi, donde se nota de lo que era capaz este compositor (¿no es "Ella giammai m'amò" uno de los momentos cumbres del género?) verla en estas condiciones y en una localidad vinculada a la trama, pues fue un placer.

el bueno de Simon Orfila, más barítono o bajo lírico, ¿cantando il Gran Inquisitore, rol de bajo profundo ???

Simón Orfila era Il fratre y Luiz-Ottavio Faria El gran Inquisidor.

Pues eso: el Gran Inquisidor no es papel para Simón Orfila, y no lo fue anoche .

Perdonad la errata . Corregida en el post original.

Y Faria no estuvo bien? Pues si ese señor no tiene voz de Inquisidor...

Crónica sobre este Don Carlo en el blog de El Español, el nuevo periódico (digital) creado por Pedro J. Ramírez. Mucha literatura, pero poca chicha sobre el apartado musical (como casi siempre en las nuevas críticas operísticas). Por ese motivo, no sabía si colocar aquí el enlace, o en el hilo dedicado a las noticias de internet... Si me he equivocado, que los moderadores tomen cartas en el asunto y trasladen mi comentario.

Pero qué chapuza de crónica.
Este ciudadano ha descubierto ahora "Don Carlo" y se ha dicho: "Veréis qué bien voy a quedar contándosela a los incultos". Ha metido todos los tópicos mil veces leídos y escuchados y se ha quedado tan pancho. Ni siquiera nombra a Bros, que cantó el papel protagonista. Ahí se ve de lo que se había enterado. Ah, y lo mejor es lo del muerto (Reverter dijo en TVE que el fantasma del Emperador se llevaba a Carlo ¡al cielo!). Nada, que no se enteran de que el "Frate" no es otro que Carlos V, que se había retirado a Yuste (San Giusto) y había hecho creer en su propia muerte. Abre el segundo acto (primero en la versión horriblemente mutilada por Don Giuseppe), su nieto reconoce su voz, y al final aparece para poner algo de orden en el desbarajuste general: el infante y su madrastra despidiéndose tristemente, el rey sorprendiéndolos en plan "marido ultrajado" y el Inquisidor dando por saco, como de costumbre.

José Luis, aprovecho que nos encontramos en este hilo para decirle que ya soy un fiera con el Audacity (gracias a usted --que me inició en sus secretos--, y a mi propia "audacity", por qué vamos a negarlo...) .

De los perseverantes es el triunfo.
Me alegro mucho.
Que lo disfrute.
Saludos

Recuerdo perfectamente cómo en este mismo foro hace ¿tres? años se me increpó por dudar de la adecuación del señor Bros a este papel, defendiendo que solo lo estaba mirando, que no pensaba cantarlo...
Y miren por dónde, lo ha cantado. Pues qué cosas...
Por cierto, de traca que pretendan cobrar a 80 euros las entradas más baratas de un espectáculo en el que no hay ni una sola estrella. Por supuesto, no fui.

Estuve el pasado sábado en los teatros del canal viendo el montaje que se ofreció en El Escorial, pero con distinto reparto.

Espectáculo apañadito, con varios momentos brillantes como el "oh don fatale" que la Herrera cargó con toda el alma. Eduardo Aladrén (debut en Madrid) y Damián del Castillo no se arrugaron en toda la ópera, con fuerza, correosos. Orfila profesional y cumplidor, la Rey-Joly un poco fría y fuera de lugar, pero que ofrecieron un cuarteto "Ah, sii maledetto, sospetto fatale" estupendo, ninguno estuvo mohíno

Boadella firma un montaje a la catalana: todo recogido, casi funcionalista, pero muy bien llevado. La orquesta y el coro no desprendieron magia, pero fueron solventes y ayudaron a esta genial partitura (de los Verdis que más me gustan) a oírse en la villa.

Gran tarde-noche de ópera. Plácido, 2 filas más abajo de la butaca de un servidor clochard.
PD. Hubo besamanos.

Muy disfrutable Don Carlo en Canal, con un reparto íntegramente español; precios bastante más baratos que en el Real (55 euros LA ENTRADA MÁS CARA) y un buen nivel medio en lo musical.
Eduardo Aladrén (ya lo dije hace un par de años a colación de su Pinkerton) es un cantante a seguir, de todo respeto: voz mediterránea, cálida, luminosa, agudo squillante, timbrado y liberado (su mejor arma). Le cuesta matizar (lo intenta, pero solo a veces le sale) y fraseando no es lo que se dice un fino estilista, pero el material (que recuerda en muchas cosas a Carreras) está. Mucho mejor tenor que muchos de los que hay por esos teatros de Dios en circulación.
Silencio sobre la Elisabetta de María Rey-Joly, que tiene una voz; pero creo que este es un papel que jamás debió abordar, ni por tipología vocal, ni por tesitura, ni siquiera por estilo (los trucos que te pueden valer para una zarzuela no puedes usarlos en Verdi, de ninguna de las maneras). Problemas, muchos problemas.
Estimable Damián del Castillo: es muy joven para Posa y se nota en el color y en la redondez; pero la voz es sana y el canto tiene cierta escuela. Con la cantidad de barítonos que hay cantando este papel que son para echar a correr (incluso en primeros teatros) este chico sin embargo se deja escuchar...
Espectacular incorporación de Filipo II por parte de Simón Orfila, casi diría que contra cualquier pronóstico: el color es el que es (y nunca lo oscurece artificialmente, y eso es un acierto); pero las notas las tiene todas, la voz es imponente y la presencia es de verdadero actor. No es Ghiaurov ni Christoff, claro; tampoco Pape, pero he de reconocer que me llevé una gratísima sorpresa. Se nota que hay mucho trabajo en torno a este rol.
Nancy Fabiola Herrera nunca consiguió brillar en Eboli como se debe en este papel: la voz está, no hay duda; pero creo que no es para cantar esto. Le falta grave y el agudo tiende al chillido... No la vi cómoda. Las agilidades de la Canción del Velo las hace de aquella manera.
Muy apto Rubén Amoretti en el Inquisidor, muy discreto (gallo inclusive) el Frate de Francisco Crespo. Casi voz blanca el Tebaldo de Belén López y apta (aunque casi juraría que amplificada) la Voz Celeste de Auxiliadora Toledano.
Correctos coro y orquesta. Manuel Coves acompaña con oficio.
La puesta en escena de Boadella, vacía de escenografía y ayuna de ideas (reseñar lo grotesco del personaje de Don Carlos y alejarlo del prototipo de héroe romántico sería una buena idea, si no lo hubiese hecho ya Calixto Bieito hace años) roza peligrosamente el bluff, porque además me imagino que habrá costado un riñón. Problemas para mover a las masas en el Auto de Fe. Me gustó mucho el vestuario.
Pero con lo compleja de subir a escena que es esta ópera, esta función tiene varios puntos de interés, y musicalmente se disfruta. Y cuesta la cuarta parte que una función del Real.
Si pueden (queda una función, y está todo vendido) yo me pasaría. No es una cosa histórica, ni mucho menos; pero se pasa un rato agradable.

Una mínima correción: Aladrén ya cantó en Madrid "Catalina", de Gaztambide, en el Teatro de la Zarzuela. Hacía el tenor cómico, aunque le daba sopas con honda al tenor serio, "de cuyo nombre no quiero acordarme" .

Fue lo que nos comentó por email. A lo mejor se refería que era su debut en una ópera escenificada.
Muchas gracias de todas formas.

Es que vaya hostiazos mete el amiguete Aladrén. Como panes. Ya quisieran muchos...
Ah, ya que estamos hablando: vi dos óperas esta semana, Don Carlo y La Prohibición de Amar. Me lo pasé mucho mejor en la de Verdi, aun cuando el reparto no fuese de campanillas ni mucho menos. Pero creo que la propuesta era homogénea y funcionó. Punto.