BIOGRAFÍA (II): UN REPERTORIO INFRECUENTE.Gloria Davy y Angelo Loforese interpretando Conchita de Zandonai.
Teatro San Carlo de Nápoles, 14 de febrero de 1959.Desde el comienzo de su carrera, Loforese se implica tanto en óperas del repertorio tradicional como en otras novedosas o poco conocidas. Así, en 1953, ofrece en el Teatro Nuovo de Milán
Cavalleria Rusticana y
La Madre, ópera del malogrado compositor Donato di Verola (la escribió con 21 años y murió a las tres semanas del estreno) en la que nuestro tenor interpretó el papel de Hijo. En marzo de 1954 canta el rol de Marzio (
Il Bacio de Zandonai) en el Teatro dell'Arte de Milán y en octubre, otra rareza contemporánea:
La tota di frà de Piero Giorgi –donde canta la parte de Don Barnabò-, en un curioso programa doble (junto a
L´Amuleto, de Alberto Soresina) ofrecido en el Teatro Donizetti de Bérgamo. El 4 de diciembre de 1954 se estrena en el Teatro San Carlo de Nápoles
La figlia di Iorio, de Ildebrando Pizzetti. Si bien el papel del tenor (Aligi) fue finalmente cantado por Mirto Picchi, Loforese estuvo preparando la ópera casi hasta el final. Ocurrió lo siguiente:
"Unos años antes de mi debut en la Scala, gracias a Gavazzeni tuve la oportunidad de conocer a Roberto Rossellini, que se encargaba de la dirección de La figlia di Iorio, de Ildebrando Pizzetti, era el año 1954. Debía cantarla Mirto Picchi, un tenor especialista en óperas modernas; pero Gavazzeni no tenía asegurada la presencia de Picchi para la presentación en Nápoles, así que me pidió preparar su papel. Rosselini era el gran director que todos conocemos, me enseñó muy bien la parte, los movimientos en escena, en definitiva todo lo que el intérprete debe saber. Mirto Picchi al fin llegó a tiempo para la ocasión y de esta manera fui yo quien le enseñó el papel, que en ese momento tenía aprendido por completo. Rossellini, un día, presentándome a Ingrid Bergman, comentó: «aquí mi asistente de dirección», refiriéndose al hecho de que había actuado como tal con Picchi".Angelo canta la ópera pocos meses después en el Teatro La Fenice de Venecia (marzo) y en junio de 1955 la interpreta en el Teatro Colón de Buenos Aires. Sus actuaciones fueron muy aplaudidas, tanto en lo vocal como en lo escénico. El tenor ha manifestado que esta es una de las óperas más queridas y difíciles que ha abordado, por las exigencias canoras e interpretativas que requiere.
La figlia di Iorio de Pizzetti en Venecia (marzo de 1955).Ese año también triunfa con
Il Tabarro: primero en Roma, junto a Clara Petrella, Tito Gobbi, Loretta di Lelio (Amante) y Gianandrea Gavazzeni; después en Lisboa, de nuevo con Gobbi y Petrella, pero en este caso con dirección de Oliviero de Fabritiis. Por último, destaquemos otros momentos de aquel 1955: el papel de Il fanciullo errante, de la ópera
In terra di leggenda de Lodovico Rocca, en el Regio de Parma (febrero); la grabación de
Giulietta e Romeo de Zandonai para la RAI milanesa (septiembre) y
Madama Butterfly en el Comunale de Bolonia (noviembre).
En febrero de 1956, graba (en italiano) en el Auditórium RAI de Milán
Dafne de Strauss (interpretando el papel de Leucippo; Sena Jurinac canta el rol titular), viste el Pollione de
Norma en el Teatro Sociale de Mantua, en mayo retoma
La figlia di Iorio en Roma y en junio ofrece
Don Carlo en Florencia, en un reparto lleno de estrellas -Anita Cerquetti, Ettore Bastianini, Cesare Siepi, Giulio Neri…- y con la batuta de Antonino Votto, uno de los directores a los que más apreció nuestro tenor. En septiembre, interpreta el Loris de
Fedora en el Teatro Metastasio de Prato y en otoño aparece como Pinkerton en Catania. Fue en esa época cuando se labra la fama de tenor voluntarioso, listo para afrontar una emergencia y sustituir a colegas indispuestos allí donde fuese necesario. Tiempo después, en una entrevista, el barítono Giangiacomo Guelfi se referió a él como "El tenor con la maleta". Según testimonio de Loforese:
"Todo comenzó durante una tournée en Sicilia, debía ser 1956 o 57, fue una buena gira aquella. Habíamos cantado en los mejores teatros sicilianos, siempre con una gran asistencia de público. En una ocasión hicimos Tosca en un teatro al aire libre, yo estaba sentado en platea, cantaba mi colega. Tosca estaba interpretada por una bella mujer, una soprano cubana. No solía ver las actuaciones cuando no me tocaba actuar; pero en aquella gira había una gran armonía en el equipo y me gustaba estar junto a los demás, incluso cuando no tenía que cantar. Aquella noche mi colega no estaba en buena forma, probablemente tenía alguna ligera molestia. El público no se dio cuenta, yo que lo conocía bien había notado algún problema, aunque en absoluto pensaba que él no fuese a continuar. Al final del primer acto me alcanzó el empresario, sin aliento, las personas que estaban a mi alrededor sentían curiosidad, su agitación era evidente. «¡Angelo, rápido, vamos! El tenor se encuentra mal, debes cantar tú el segundo y el tercer acto». Con el frenesí del momento, no se dio cuenta de que estaba hablando en voz alta, en torno nuestro el público nos había escuchado y nos miraba con curiosidad. Por un momento, la atención vino a nosotros y la charla se calmó. Apenas me levanté para ir al camerino, se desencadenaron los aplausos de la gente que, a nuestro alrededor, había seguido la escena. Aquellos espectadores que estaban más lejos, naturalmente no sabían lo que estaba ocurriendo. En los minutos sucesivos todo el público fue informado de la sustitución y, como suele ser habitual en estos casos, se creó en la audiencia cierto interés, una atmósfera de incertidumbre respecto a lo que sucedería en el resto de la función, al público estas situaciones le gustan mucho. Así que fui corriendo al camerino, me enfundé el traje de Cavaradossi, salí al escenario y canté los otros dos actos".En aquella gira siciliana también se produjo otra simpática anécdota:
"Estábamos en una ciudad junto al mar, aquella noche no tenía que cantar y estaba cenando en el restaurante del hotel donde nos alojábamos. El teatro estaba cerca, cuando era posible buscábamos un hotel no demasiado distante. Había empezado a comer hacía un cuarto de hora cuando una persona entró en el comedor, mirando a su alrededor, buscando a alguien. Enseguida lo reconocí, era un ayudante del empresario, se volvió hacia mí, me vio y acudió rápidamente a la mesa. «Señor Loforese, por favor, tiene que venir. El tenor se encuentra con fiebre, ha de cantar Rigoletto». Así que dejé la cena a la mitad y fui al teatro aún masticando la comida. Pero no acabaron aquí las sorpresas, lo más cómico ocurrió entre el segundo y el tercer acto. Quedaba poco tiempo para entrar en escena y todo el mundo estaba buscando al barítono, había desaparecido. Miramos por todos lados, lo llamamos, nada. En un momento dado, escuchamos una voz que provenía de una playa cercana: «Ya voy, ya voy, estoy aquí». Resulta que había ido a darse a un baño, no había podido aguantar, el calor era tremendo aquellos días y entre un acto y otro se había lanzado al agua. El teatro estaba justo al borde de un pinar, más allá del cual había una playa magnífica. Esta es la cosa más excéntrica que he visto en toda mi carrera".En febrero de 1957 ofrece
Francesca da Rimini en Perugia y poco después canta
Fedora en Brescia junto a Maria Caniglia –una de las últimas funciones de la soprano-, en la que Loforese bisó "Amor ti vieta" ante un público entusiasta. Para ambientar ese momento, escuchemos a Loforese en esta pieza de Giordano:
"Amor ti vieta".En el Teatro Comunale de Florencia, vuelve a afrontar el papel de Aligi de
La figlia di Iorio de Pizetti (febrero). De nuevo, las críticas le son favorables. Reginald Smith escribe en la revista
Opera (abril de 1957):
"Angelo Loforese fue un estupendo Aligi, siempre claro en la dicción (una importante cualidad en esta ópera) y en posesión de una excelente y viril voz".Poco después interviene en
Madama Butterfly en el Teatro Ponchielli de Cremona y, a continuación, lo encontramos en un programa doble de Gian Francesco Malipiero en el Teatro Pergola de Florencia:
Venere prigionera e
Il figliuol prodigo. Las críticas subrayan sus buenas prestaciones en el papel de Figliuol prodigo, pero la escasez de público empaña los resultados de estas funciones. El 26 de septiembre abre la temporada del Teatro Kursaal de Lugano con
Madama Butterfly, junto a Magda Olivero y pocos días después ofrece Don José en ese mismo escenario, con Giulietta Simionato como Carmen.
En la primavera de 1958 canta un curioso
Der fliegende Holländer de Wagner en el Teatro Massimo de Palermo, junto a Maria Curtis Verna, Paul Schoeffler, Ivo Vinco y con la batuta de Jonel Perlea. En junio interviene en
Il trovatore del Stadttheater de Zurich, al lado del barítono Ettore Bastianini.
1959 es un año importante para nuestro tenor: en marzo canta
Il Tabarro en Roma, de nuevo junto a Clara Petrella, Titto Gobbi y Gianandrea Gavazzeni. Sus buenas prestaciones en esta ópera y el entendimiento con Gavazzeni serán importantes en los meses venideros. Ese año, La Scala tiene programado
Il trittico de Puccini, con dirección musical de Gianandrea Gavazzeni y un reparto lleno de estrellas. Para el Luigi de
Il Tabarro estaba previsto Giuseppe di Stefano, pero al final éste se aparta del proyecto. Es una oportunidad para Loforese, que propone a Gavazzeni cantar en su lugar. Tras algunas dudas iniciales, el director acabó aceptando. Angelo Loforese debuta en La Scala de Milán el 14 abril de 1959, ofreciendo un total de 4 funciones de
Il Tabarro.
Clara Petrella y Angelo Loforese en la bella producción de Carlo Maestrini para Il Tabarro.
Teatro alla Scala de Milán, abril de 1959.Escuchemos a Loforese en esta ópera, concretamente el fragmento "Folle di gelosia", donde el tenor milanés ofrece una interpretación admirable por su intensidad:
"Folle di gelosia".Ese año vuelve a cantar en La Scala, de nuevo sustituyendo a Di Stefano, en
Carmen de Bizet (21 de julio). Loforese nos cuenta lo que ocurrió:
"Estaba en Roma, grabando para la radio una ópera moderna. Una tarde, Ghirardini me llama por teléfono: «Angelo, he hablado con la dirección del teatro, toma el primer tren que puedas, porque mañana tienes que cantar Carmen en la Scala». Debía interpretarla Di Stefano, pero se encontraba en Estados Unidos y no sabía si tendría tiempo para llegar a Milán. Así que partí enseguida y llegué a casa a las once de la noche. Fui directamente a dormir, a la mañana siguiente tenía una prueba, el director era Lovro von Matačić, teníamos que ensayar el tercer acto. Al día siguiente llegué al teatro e hicimos la prueba, pero tenía mis dudas en cuanto al final, no recuerdo bien, ni siquiera había digerido aún la fatiga del viaje. Me acordé de un disco con fragmentos de Carmen que mi suegra tenía en casa, una grabación de la fantástica mezzo Gianna Pederzini. Así que mi mujer fue a buscar el disco y estuve toda la tarde escuchando el final y aquella noche canté bien, creo. Mi compañera en aquella función era Giulietta Simionato [también cantaban Ettore Bastianini y Gabriella Tucci].
He de decir que por la noche, tras la función, estaba agotado: demasiada tensión y fatiga acumuladas […] La prensa escribió algo que me produjo una gran satisfacción. Aquella Carmen se había dado el invierno anterior, con Corelli y Del Monaco; yo la canté el verano siguiente. Los periódicos recogieron las declaraciones del Príncipe Caracciolo y de Antonio Ghiringhelli, superintendente de la Scala. Decían que los divos tenían que aprender de mí a cantar Carmen y que mi último acto podría ser igualado, pero nunca superado".Angelo Loforese, como Don José, en la Scala (julio de 1959).También ofrece otras curiosidades aquel 1959:
Conchita de Zandonai en el San Carlo de Nápoles -dirigida por Molinari-Pradelli, el mes de febrero-,
Kovacina de Mussorgsky en Bérgamo -en el papel de Basilio Golitzyn, junto a Fedora Barbieri, Nicola Rossi-Lemeni y el director Franco Capuana-,
Gli Orazi (de Ennio Porrino) en la RAI de Roma (octubre) y
La Bohème de Leoncavallo en Trieste (finales de año).
En 1960 continua su frenética actividad:
Aida en Burdeos (con el barítono Ernest Blanc),
Manon Lescaut en Montecarlo (en compañía de Clara Petrella; el mes de marzo),
Carmen en Adria (otoño) con Fedora Barbieri,
La Wally de Catalani en el Teatro del Giglio de Lucca…
1961 es otro año de debuts importantes: en otoño participa en la segunda gira de artistas italianos en Japón (la primera gira fue en 1959), cantando
Cavalleria Rusticana y
Tosca en Tokio y Osaka (también fue cover de Mario del Monaco en
Aida, desconozco si llegó a cantar alguna función de esta ópera). El 5 de diciembre de 1961 se presenta en el Teatro del Liceo de Barcelona con
Pagliacci, dentro de un reparto encabezado por el barítono Carlo Meliciani y la soprano Lina Richarte. La prensa (
La Vanguardia, 6 de diciembre de 1961) destacó la fuerza de su interpretación:
"El tenor Angelo Loforese puso temperamento y arrestos vocales en sus arias, particularmente en Vesti la giubba". Las funciones de la ópera de Leoncavallo (en programa doble junto a
Cavalleria Rusticana) terminaron el 14 de diciembre. No podemos acabar el repaso a 1961 sin citar otras dos interpretaciones reseñables: su segunda grabación de
Giulietta e Romeo de Zandonai (febrero) y
Simon Boccanegra en Montecarlo (marzo), con Tito Gobbi, Anna Maria Rovere y Renato Cesari (Paolo).