Acis y Galatea de Antonio de Literes.
El compositor mallorquín Antonio de Literes nació en Artà el 18 de junio de 1673; inició su formación como niño de coro en la capilla real, estudió violín bajo la dirección de Manuel de Soba; en 1720 se le reconoció como uno de sus más hábiles instrumentistas y creadores musicales. Precisamente, por esa merecida fama, junto a Nebra y a José de Torres, desde 1734 reconstruyó la colección musical que había desaparecido a causa de un desastroso incendio y reemplazó musicalmente todo el material perdido.
Así afirmó Feijoo en sus críticas a la música de la época:
“No faltan en España algunos sabios compositores que no han cedido del todo a la moda [italiana], saben componer preciosos rectos de la dulce y majestuosa música antigua. Entre quienes no puedo excusarme de hacer segunda vez del suavísimo Literes, compositor verdaderamente de numen original” .
“[fue] compositor de primer orden y acaso el único que ha sabido juntar toda la majestad y dulzura de la Música Antigua con el bullicio de la moderna; pero en el manejo de los puntos accidentales es singularísimo, pues casi siempre que los introduce dan una energía a la música, correspondiente al significado de la letra que arrebata. Esto pide ciencia y numen, pero mucho más numen que ciencia.”
“Acis y Galatea fue en su día una obra de más que notable éxito. Desde su estreno áulico el 19 de diciembre de 1708 (Madrid, Coliseo del Buen Retiro), para festejar el vigesimoquinto cumpleaños de Felipe V, la pieza pasó a los teatros públicos madrileños de la mano de la compañía de Garcés en enero de 1710 (Teatro del Príncipe), y se le conocen al menos cinco reposiciones en la capital (en 1713, 1714, 1721, 1725 y 1727, aparte de probadas y posibles, respectivamente, representaciones valencianas —veintidós funciones— y lisboetas), de modo que puede afirmarse sin riesgo de error que fue una de las zarzuelas más populares en el Madrid de la primera mitad del siglo XVIII.”
Acis y Galatea, zarzuela en dos jornadas con libreto de José de Cañizares y música de Antonio Literes, posee el reto de competir con otras augustas comparaciones europeas; en verdad, el mito de Acis y Galatea fue muy tratado en la Europa del siglo XVII como la lucha entre la belleza, la cortesía frente a la monstruosidad de Polifemo, enriquecido en el siglo siguiente como el combate de la luminosa razón (Acis y Galatea) frente al desequilibrio de los instintos (Polifemo). Otras obras famosas fueron Aci, Galatea e Polifemo , Acis and Galatea de Haendel y Acis et Galatée de Lully. Literes conocía bien la primera y esta última.
El relato de la zarzuela difiere en algunos puntos del relato típico de los amores entre Acis y Galatea (ambas, sopranos), estorbados por el cíclope Polifemo (barítono); en esta obra, Literes presenta al monstruo destronado de su reino por el poder de la belleza de Galatea que ha conquistado a sus vasallo, por lo que decide matarla (aunque se rendirá al contemplarla); por otra parte, un bello y fino pastor, Acis, se lamenta de sus amores sin fortuna hacia Galatea; ésta, acompañada de su corte y del mayor boato, se burla del amor y recibe la advertencia de su desconsolado y enamorado hermano Glauco. Galatea queda prendada de Acis, causando los celos de la ninfa Doris (amada por Glauco) que causará la muerte del pastor al revelarlo a Polifemo quien, desengañado, lo sepultará bajo un peñasco. Tras una despedida al doliente Acis, el coro homenajea a Felipe V, destinatario de la zarzuela.
La obra mostrará una continuidad melódica pues en su práctica totalidad se encuentra entre las tonalidades de Fa Mayor, Sol menor, muy cercanas entre si y que marcarán un ambiente de paz, de remanso pacífico tan sólo modificado por el personaje de Acis quien (y ya en la jornada II) ofrecerá un canto diferenciado que modificará ese afecto hasta su fallecimiento gracias a la tonalidad de Re Mayor - Si menor con ciertas agilidades. Tras este breve patetismo, la música regresa su tonalidad inicial.
La lindeza, narcisismo y hermetismo de la concepción de Acis queda reflejada así en esta obra donde, tras su violenta muerte, los personajes le olvidan con facilidad y recuperan su vida apacible; gran diferencia con la imagen de objeto de los amores de Galatea y desafortunado amante, doliente, pero apreciado en el resto de composiciones.
He aquí una selección. La versión es del grupo Al Ayre Español, dirigidos Alamjano, Casariego, María Luz Álvarez, Marina Pardo, Jordi Ricart por Eduardo López Banzo.
https://www.youtube.com/watch?v=NgRKmyp58Eg