angelparsifal escribió:
No niego la importancia del descalabro económico, por eso he dicho en repetidas ocasiones que si tanto Mortier como el público hubieran puesto de su parte, o cedido un poco; habría habido resultados satisfactorios tanto para la taquilla como para el teatro en general.
Pero si Mortier no supo entender que el público de Madrid adora la ópera italiana y el belcanto, no es menos cierto que éste suele ser bastante refractario a la vanguardia musical. Si Berg y Schoenberg les cuesta ... y lo siento mucho, pero me parece inaudito para ún público que quiere pasar por entendido o el público de una ciudad con una oferta cultural que tiene su importancia. Se puede disfrutar de la ópera con Verdi, con Rossini, con Gounod, con Massenet y con Bellini. Pero más allá de las maravillas de estos genios hay otras, aunque no sean tan fáciles. Yo disfruto con todo mi ser de Tosca o Lucia, pero también de obras de Schoenberg, Messiaen y algunas de vanguardia.
Y por ejemplo si se ha dicho que han llegado a criticar propuestas tan maravillosas (lo mejor de la temporada tras los Wagner) como La Conquista o Indian Queen tan sólo por tratar la conquista del nuevo mundo... Mortier dijo que como belga se sentía avergonzado por las cosas malas de la colonización del Congo. Independientemente de si se piensa que los belgas le hicieron un favor o no al Congo, lo que pienso que Mortier hacía era una sana reflexión sobre un aspecto de la historia de su país. Aquí la gente se llenaba la boca diciendo que Mortier piensa :"Ay qué malos eramos los españoles" ¿Es que no puede tratarse tranquilamente un tema que nos queda ya lejos en el tiempo sin crisparnos?
La ópera de Rihm fue presentada de manera inmejorable. Incluso diría que superior a la del Saint François en términos globales (por aquello de la cúpula que lo llevó al Madrid Arena). Pero ahí tenemos casos como la mirada que me lanzó esa señora, a la que por cierto no invité a mi conversación. Y sobre Indian Queen ; yo entiendo que nos sorprendiéramos que bajo el título de una obra cortita e inacabada se solapara un pasticcio de música de casi cuatro horas. Pero el nivel artístico de esta producción fue bastante alto: excelente musicalmente (ya que la música importa tanto) e interesante la proposición escénica aunque la historia no fuera del todo cierta o fiel al libreto.
Yo creo que estas producciones tenían todas las papeletas para ser todo un acontecimiento, para ser mejor recibidas de lo que fueron y ser la revelación de la temporada y de la escena musical en Madrid, sobretodo la de Purcell. ¿Ha sido así? ¿Recibirá la ENO con los brazos abiertos la Indian Queen?
Si una Fille con Flórez puede ser un acontecimiento en un teatro de ópera, si un Devereux con Gruberova lo ha sido, si lo ha sido el Tristán de Sellars/Viola, puede serlo una producción global de ópera barroca: bien centrada en la parte escénica y musical. Hay muchas formas de buena ópera, tantas como disciplinas el arte.
El director artístico debe conseguir llenar el teatro con espectáculos de calidad: pero llenar el teatro es un factor importante. Y para llenar el teatro hay que darle al público lo que ese público demanda. Sí que se puede experimentar de vez en cuando, en pequeñas píldoras; pero no en plan bestia y arrasando como ha hecho Mortier, porque entonces se corre el riesgo de que el público te dé la espalda y te veas con un agujero económico importante: y aquí, con Mortier ha ocurrido.
¿Que el público de Madrid prefiere a Donizetti y a Puccini antes que a Schönberg y Berg? Será más o menos comprensible, más o menos erudito; pero lo que no se puede negar es que es un hecho; pero joder, entonces que no venga Mortier de listo y no programe Rhim, porque si les costaban Berg y Schönberg a Rhim ni lo olerán.
¿Que la ópera de Rhim se ha montado muy bien? Probablemente. No lo dudo. No la he visto porque a mí personalmente no me interesa. Pero lo que no se puede negar es que ni es una ópera para el gran público, ni está pensada para llenar el teatro. Es para snobs, eruditos o llámenle ustedes como quieran.
No creo que
The Indian Queen no haya gustado: a mí fue lo que más me gustó de cuanto vi esta temporada en el Real, me pareció un notable espectáculo; y hubo fuertes aplausos el día que la fui a ver. Pero ser, no es un super ventas. Eso está claro.
El problema base aquí es que para gozar de las propuestas escénicas que son del gusto del amiguete Mortier, el precio a pagar ha sido el tener (una, dos, tres, cuatro veces) a la misma panda de mantas cantando una y otra vez: y que al público no les gustaban? es igual, el año que viene otra vez. Y venga Yann Beuronn, y venga Camila Tilling, y venga Michael Köning, y venga, y venga Measha Brugegorsmann, y venga Donald Kaasch, y venga un reparto de guap@s que no cantan porque así lo quiere Haneke, y vamos a prescindir de tal estrella que dice que en este konzept no canta (recordemos que en Alceste iba a estar Antonacci y se cambió por la aberrante Denoke) ... y así TODOS los años. Y claro, eso a la larga (o a la corta) quema.