Algo he apuntado en otro hilo cuyo parecido o temática común con este es pura coincidencia. Ayer, por vez primera, puede ver a David Afkham como director, manejando a la GUSTAV MAHLER JUGENDORCHESTER, con un programa estupendo: Wagner Parsifal (preludio de acto III y viernes Santo) Berg Siete canciones de juventud Mahler Sinfonía núm. 4, en Sol Mayor La solista convocada para las canciones de Berg y el último mvto de la 4ª mahleriana era Christiane Karg. Por empezar por el final, la soprano en cuestión, guapísima por cierto, bastante correcta, voz puestecita, con proyección que expande, pianos interesantes: buena cantante. Buena lectura tanto de las canciones de Berga, fantástica colección, como de los lied contenidos en la cuarta pertenecientes al ciclo "Das Knaben Wunderhorn" (viene a ser traducido como "El Cuerno Mágico del joven" o algo así) que expande sus temas en varias sinfonías, no solo la 4ª. Es un goce escuchar y ver a un orquestón como la Gustav Mahler Jungendorchester, que entiendo que será en español Joven Orquesta Gusdtav Mahler, sin más. Para el que no lo conozca en detalle se trata de un proyecto creado por Claudio Abbado a finales de los 80, que tiene su sede como tal en Viena, pero no es una orquesta vienesa ni mucho menos, hablamos de una orquesta que mezcla gente de toda Europa, abriendo las posiciones según exámenes de evaluación para acceder a ella. Tal filosofía, se corresponde, como se puede ver rápido según aparece, con una gran y apasionada agrupación de gente muy joven, e ilusionada en el proyecto. Desconozco si hay un límite de edad a partir del cual quien entró ha de salir, pero entiendo que sí, y no ha de superar los 30-35 años, ya digo, a juzgar por el aspecto de cada uno de ellos/as. No hablamos ya después de tanto tiempo de un proyecto formativo, una curiosidad, o una bella iniciativa, ahora la Jove Orquesta Gustav Mahler es una reputada orquesta, con un repertorio brutal, y con un sonido y equilibrio de cortar el hipo. Qué maravilla de cuerdas, qué magníficos son todos los solistas a cargo de los diferentes vientos, y unos metales grimosamente perfectos. La disposición me encantó también, con todos los contrabajos, una línea de 10, situados en fila al fondo, donde normalmente se distribuyen los percusionistas, que estaban delante de ellos. Fascinante sonido. Uno de los componentes de la orquesta, al inicio del recital, uno de los varios que es español (ya digo que hay de toda Europa varios), se dirigió al público y dijo que este concierto lo iban a dedicar a la memoria de Claudio Abbado, como fundador de la agrupación. Y que en tal lid, lo que pedían es que se realizara un minuto de silencio al término de la 1ª obra (dos fragmentos del 3er acto de "Parsifal") que no recibiría aplausos. El público ovacionó tal propuesta y la respetó, creándose un silencio sepulcral en el auditorio durante un minuto en que no es escuchó ni media respiración, lo cual, demuestra una vez más, que el sin fin de toses, envoltorios de caramelos, mocos y carraspeos que rompen la magia que se crea entre movimientos de una obra, se produce porque a la gente le da la gana, y no pone nadie ni un ápice de interés en que eso se respete. en cuanto lo fuerzas con algo obligado, y durante un minutazo, no durante los segundos que duran tales pausas, el público es capaz de hacerlo, pero claro, si no te da la gana, pues nada hay que hacer. Sí hubo un poco de confusión terminado ese minuto de silencio, en que no sabíamos si procedía aplaudir o no de la misma manera que se hace en eventos como los deportivos cuando se cierra tal momento de recogimiento, pero bueno, era lógico. Termino con esta referencia a tal homenaje, para decir que ha de ser una orquesta europea la que venga y nos enseñe quiénes son los personajes del mundo musical clásico a los que corresponde hacer homenajes y en cambio por nuestra parte pasamos de ellos de forma olímpica para sí hacerlos a simples gestores. En todo libro de los mejores músicos e intérpretes del siglo XX no faltará citar a Furtwangler, a Toscanini, a Karajan, a Bruno Walter, a Carlos Kleiber o a Claudio Abbado, entre otros muchos. Dudo que habiendo tantos y tan buenos, haya espacio para gestores musicales en tales referencias. Aquí, en el Teatro Real por ejemplo, el emblemático edificio y sede social actual de "El Mundo al Revés", vamos, como no podría ser de otra forma, al contrario. Homenajeamos a gestores y hacemos pedorretas a los grandes nombres propios que fallecen dentro de la música clásica. Ya vemos que fuera de "El Mundo al Revés", una simple agrupación de jóvenes e impresionantes músicos nos dan una leccioncita para el cuerpo.
Dejo pues para el final al director musical de la velada, David Akfham, alemán, con 31 añitos. Delgadito, más bien alto, elegante ya de figura e indumentaria. No hace mucho supimos de su fichaje por parte de la ONE como director titular. Apenas era un nombre propio conocido, la edad es la que es, y podríamos pensar que sin director, y siendo foráneo, su contratación podrías ser cuanto menos arriesgada, cuando no un brindis al sol. Desde su fichaje, yo había oído hablar muy bien de él. Ayer con un proramazo y con una orquestaza era un buen momento para ver y chequear un poco sus maneras al frente de una orquesta fantástica. Y.. perplejo quedé. Creo que estamos ante un nombre propio que puede suponer un punto y aparte de la dirección orquestal. De veras que solo verle, esos movimientos tan claros, tan contundentes, tan precisos como aterciopelados, elegantes, es un auténtico espectáculo. Y un espectáculo musical, no hablo del típico director de posturitas o gestos, o caretos, hablo de música, de musicalidad, de un contraste de dinámicas ejemplar, de un orden de matices que despliega belleza e imaginación, de un sin fin de recursos a los que dar rienda suelta, de control sonido a la vez que producir esplendor y/o estremecimiento. El clímax se produjo, como era de esperar, durante la 4ª sinfonía, en ese 3er movimiento tan íntimo, tan bonito, tan emotivo. Durante los dos primeros, con Mahler, son un constante ir y venir de propuestas orquestales tan variadas, tan imaginativas, es que Mahler en sus sinfonías viene a ser como el magnífico pintor de grandes murales, llenos de personajes, situaciones, colores, anécdotas, escenas: qué ingredientes más propicios para una batuta como la de Afkham, a su vez llena de entusiasmo y fantasía. No daba tiempo a haber alucinado tras un pasaje, un dibujo de las cuerdas, a trío, o departe de algún viento, y ya estabas embobado con el siguiente a cargo de otras partes de la formación. Alucinante de pies a cabeza. Ya con Wagner nos había dejado una ejecución del preludio del 3er acto y del encantamiento del Viernes santo que nunca encantó tanto. Embriagador. Las canciones de Berg, delicia pura, colabora como dije la solista. Y ya de la 4ª mahleriana he hablado, aunque al termino de la misma no podía articular nada. Lo mejor de todo. Es que esto no queda aquí. Se avecinan unos años de ciclo de ONE, que además conlleva precios evidentemente mucho más asumibles que los de Ibermusica, prohibitivos -yo estuve porque me invitó un colchonero que no quería dejar de ver a su Atlético ayer-, que pueden suponer grandes cosas y aquí, en casa, a la vuelta de la esquina. Y por lo visto, por lo que leo, Akfham no da prioridad a lo típico de tener que programar constantemente obras de Villarrojo, Rueda o de Pablos; su material de batalla son Bruckner, Mahler, Beethoven, Sibelius, Brahms, Shostackovich, Strauss, and cía. Es para estar realmente contento, ya digo, más, mucho más por lo indicado, correcto y privilegiado que es haber fichado a este angelito (alucino con que tenga 31 años!!!!) que por la calidad del concierto de ayer que ya ven cómo me dejó. Tenía que transmitirlo aquí.
_________________ Harmoniously, NICO
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