[align=center]
Giuseppe Danise[/align]
[align=justify]
Vida y carrera: Nacido en Nápoles en 1883, desarrolló sus estudios en el Conservatorio local, donde adquirió una sólida formación en la escuela decimonónica de canto. Su debut se produjo en 1906 en el Teatro Bellini de la ciudad, interpretando Alfio en
Cavalleria Rusticana. Hasta 1912 su carrera transcurrió en compañías de provincias, siguiendo entonces los pasos de Battistini por Rusia durante tres años. Varias actuaciones posteriores en Palermo y Torino lo trajeron al primer plano. Participa como Amonasro en la primera
Aida (1913) de la Arena de Verona (junto a Giovanni Zenatello). Se sucedieron las actuaciones por Italia, Uruguay, Argentina y Brasil, hasta la triunfal acogida en La Scala de su actuación en
La Battaglia di Legnano (Rolando). Llegó el debut en el MET en 1921, la última temporada de Amato: allí canta ininterrumpidamente hasta 1932, año del primer Simon Boccanegra de Lawrence Tibbett. Además frecuentar los grandes papeles verdianos y belcantistas, participó en el estreno neoyorkino de
Andrea Chénier junto a Muzio y Gigli, o la
Thaïs protagonizada por Jeritza. El retorno a Italia tras la carrera americana fue igualmente exitoso al principio, pero en 1933 su Conte di Luna es protestado en La Scala. Apenas cantó 40 funciones más: se retiró con Barnaba y Germont en Río de Janeiro. En 1935 se traslada a Nueva York, donde abre una escuela de canto que le permite vivir cómodamente y en la que era reverenciado y muy temido como maestro. Entre sus alumnos destaca Regina Resnik, a quien hizo cambiar de cuerda desde soprano a
mezzo. Tras un sonado divorcio de la bailarina Ines Rognoni, se casó con la joven Bidú Sayao en 1946. Murió el 9 de enero de 1963.
La voz, el cantante: La voz de Danise, de barítono dramático verdiano, amplia y extensa, poseía una igualdad entre registros absoluta, y una enorme rotundidad tanto en el grave como el agudo, éste último perfectamente enmascarado. El timbre era tan robusto como el de Stracciari y llamativamente más oscuro, pero también algo monocromático, menos pulido y rico en matices. En definitiva, menos estilizado y objetivamente bello. Una voz de "resonancias claustrales", en palabras de Lauri-Volpi, quien también escribió acerca de la "austera solemnidad" de su canto. Sin embargo su maestría técnica le permitía adelgazar y aligerar la emisión hasta medias voces y
pianissimi verdaderos, aplicados con un buen gusto y una intención ejemplares. De esta forma se convirtió en baluarte de la escuela clásica frente a los envites de la nueva, más visceral y musculada. Las interpretaciones de Danise descansaban sobre un fraseo infalible aunque a veces algo menos matizado de lo que sus posibilidades le habrían permitido, adhiriéndose a fórmulas expresivas altisonantes y algo sentenciosas. Con los años la emisión se hizo cavernosa, lo que se aprecia en los registros eléctricos.
Si Danise destaca entre sus contemporáneos es por la grabación acústica de Rigoletto realizada por HMV en 1917, que por problemas técnicos nos ha llegado con el papel del bufón completado por Ernesto Badini (Borghi-Zerni fue Gilda y Broccardi el Duque). Este registro emerge como la mejor interpretación del barítono napolitano. En el monólogo del Acto I consigue emitir sonidos casi tenoriles al imitar al Duca (“Fa ch’io rida, buffone!”) y nadie ha expresado el súbito cambio de expresión, de la ira a la introversión, en las medias voces de “Il pianto”, “Ma in altr’uomo qui mi cangio”. En la escena con los cortesanos, lamentablemente incompleta, fascina la firmeza del “Cortigiani”, con poderosos ascensos al sol agudo (adornos incluidos que no desentonan). Pero lo insuperable llega en el
cantabile, donde la voz se pliega magistralmente al canto patético (“Ah! Ebben, io piango”, “Tu taci”, con un bello regulador). Aquí las posibilidades expresivas de la modulación son explotadas con singular genio: “Tutto al mondo tal figlia è per me” o los “Pietà” del cierre. El canto tendido, inapelable, de un legato casi instrumental, en los dúos con Gilda de nuevo transfiguran al personaje (por ejemplo, el ataque de “Piangi, fanciulla”, tras un amplio
portamento que puede sonar excesivo, pero que hay valorar en su contexto). Merece destacarse también el “Un vindice avrai”, con una
messa di voce increíble, así como el
squillante la bemol con que acaba la cabaletta.
Del resto de las grabaciones que escuchamos, posteriores y algunas de la era eléctrica, merecen destacarse “O de’verd’anni miei”, de acentos áulicos y fraseo grandioso, o sobre todas ellas, el inmarcesible “Eri tu”. La variedad de matices que se escucha desde “O dolcezze perdute” lo convierte en un logro similar a las mejores páginas de Rigoletto, e incluso los adornos parecen pertinentes. Las grabaciones más recientes, “Di Provenza il mar” y “Avant de quitter ces lieux”, muestran la misma categoría vocal (aunque el enmascaramiento ya no era tan puro). Sin embargo contienen menos claroscuros, percibiéndose limitada la capacidad de regular el volumen en tesituras elevadas. A la larga evidencian unos modos algo expeditivos.[/align]
http://www.divshare.com/download/13846187-f99[flash 425,170]http://www.divshare.com/flash/audio_embed?data=YTo2OntzOjU6ImFwaUlkIjtpOjQ7czo2OiJmaWxlSWQiO2k6MTM4NDYxODc7czo0OiJjb2RlIjtzOjEyOiIxMzg0NjE4Ny1mOTkiO3M6NjoidXNlcklkIjtpOjA7czoxMjoiZXh0ZXJuYWxDYWxsIjtpOjE7czo0OiJ0aW1lIjtpOjEyOTY3MzM1MDM7fQ==&autoplay=[/flash]
[flash 425,85]http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=13846129-cce" width="335" height="85" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer[/flash]