Empecemos la casa por el tejado:
en el limbo de las óperas no compuestas, allí donde vagan el
As you like it de Debussy,
La campana sumergida de Ravel, la
Anna Karenina de Britten y tantas otras, ocupa un lugar de honor el
Rey Lear de Verdi.
Según mis espías, fue la escena en la llanura del tercer acto (la reunión de Lear, el loco, Kent y Edgar) lo que más dificultades le presentaba al maestro, quien acabó desistiendo. Parte de la música compuesta para
Re Lear desembocaría en
Un Ballo in Maschera (y, de esto ya no estoy tan seguro, también en
Simon Boccanegra).
Si el de la taberna de Moe, el vaquero, o el filósofo panteísta, quieren y pueden completar la información, que no duden.
Precisamente por esa escena fue por donde empezó Aribert Reimann su
Lear.
El mayo pasado, tras una representación de
Lear en la Komische Oper de Berlin, Reimann explicó que él tenía claro que si solucionaba esa escena, el resto era pan comido.
Encargada por Dietrich Fischer-Dieskau, su estrenó en 1978 fue un auténtico éxito. La puesta en escena corrió a cargo de Ponnelle, Julia Varady hizo de Cordelia.
Los personajes están perfectamente caracterizados a través del canto: coloraturas salvajes para Regan y Goneril, melismas contartenoriles para Edgar, línea más lírica para Cordelia...
La orquesta, aunque recurre a clústers a la Ligeti, explosiones de percusión, un uso agresivo de los metales, masas de sonido muy contrastadas... conserva de todas formas un cierto sabor romántico.
Lear es la primera ópera que presencié en vivo
y le tengo carignín:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=YuLl7dAfQMo[/youtube]
Ha habido varias adaptaciones operísticas del
Rey Lear shakespeareano (Balakirev, entre otros), pero ninguna de ellas ha escapado al olvido, excepto la de Reimann.