Dado que el
Portal Taurino de nuestro foro no admite (de momento, supongo) nuevos mensajes, abro este hilo para que los aficionados a los toros podamos comentar nuestras impresiones sobre los festejos que vayamos presenciando por esas plazas de Dios. Lógicamente, deseo que todo el mundo tenga en cuenta el mensaje de los moderadores,
por favor, no abran un hilo paralelo con contenido taurino para seguir la discusión al margen de éste, y podamos seguir compartiendo nuestras aficiones, al margen de la ópera, por supuesto, que es lo que todos tenemos en común.
Doña Urraca y un servidor hemos escrito una pequeña crónica sobre lo acaecido esta tarde, 29 de Julio de 2010, en la plaza de toros de Santander, y queremos compartirla con todos vosotros, queridos amigos.
A las seis y media en punto (bueno, a las seis y treinta y uno,
) se abrió la puerta de cuadrillas del coso de Cuatro Caminos para dar comienzo al octavo festejo de abono, décimo de la Feria de Santiago de Santander, en el día del decimoséptimo aniversario de la histórica faena del maestro José Miguel Arroyo “Joselito” al santacolomeño “Flamenco“.
En el paseíllo, David Fandila, “El Fandi”, de verde manzana y oro, Sebastián Castella, de tabaco y oro, Miguel Ángel Perera, de azul pavo y oro, y sus correspondientes cuadrillas de banderilleros y picadores, para lidiar seis hermosos toros, seis, de la ganadería gaditana de Torrealta.
El primer toro de la tarde, “Fogonero”, un castaño de buena presencia, rabón, con 531 kilos a sus lomos, fue llevado al caballo por El Fandi con unas chicuelinas al paso rematadas por una larga. El toro se empleó en varas, recibiendo un único puyazo que fue suficiente. Quitó el matador con más chicuelinas y otra larga, en la que quiso colarse Fogonero, hurtando el cuerpo el granadino con habilidad. Hablando de Fandila hay que hablar de banderillas, que es el tercio en que despliega todas sus habilidades taurómacas. Muy aplaudido sobre todo un tercer par al violín. Sin embargo, sería recomendable que alguien le explicara que delante del toro hay que estar andando, que de los pares hay que salir andando, no como si se fuera a ganar alguna medalla de velocidad y, sobre todo, que queda muy feo que en vez de parar al toro él mismo, tenga que salir media cuadrilla a dar capotazos mientras él toma el olivo. Que vea algún video de Esplá. Después de brindar al público, aburrió soberanamente con la muleta, pases destemplados, echándose al toro para fuera, fuera de cacho, despegado… llegó a pisarse la muleta. Una sola serie con la mano izquierda, más de lo mismo, sin poder al toro y, lo que es peor, sin querer poderlo. Para rematar, le arreó al pobre Fogonero un sartenazo que lo hizo guardia, circunstancia que hizo que uno de los banderilleros arrojara su capote sobre el lomo del toro para tratar de taparlo, empeorando más la situación. Una voz le gritó desde el tendido “Estás faltando al respeto al toro”, pero ni por esas, volvió a entrar aliviándose y le pegó otro bajonazo de similar calibre, sin que esta vez llegara a asomar, pero por poco. Un sainete. El toro, que merecía otra cosa, otra faena, otra muerte, otro matador, fue aplaudido en el arrastre, marchándose Fandi al callejón tras escuchar algunos pitos.
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El Fandi armó un lío en banderillas. (Foto: Arjona)</center>
El segundo de la tarde, “Malapinta”, jabonero, alto de agujas, veleto, fue saludado por Sebastián Castella con unos deslucidos lances de recibo, colándose el burel por el derecho, con la cara siempre arriba, muy distraído. Recibió una única puya, de la que salió suelto. Castella no sacó nada de la faena de muleta, pero tampoco pudo al toro, que fue muy complicado y muy mirón. Tres pinchazos y pinchazo hondo muy tendido. Escuchó un aviso, y descabelló a la primera. Malapinta fue silbado en el arrastre. Silencio para el matador francés.
Mal empezó la tarde para Perera, que, al recibir al tercero, “Golfo”, colorado de 500 kilos, tratando de salir de una colada, fue a estrellarse contra la puerta de la enfermería de la plaza, recibiendo un fuerte golpe en su pierna izquierda, de la que se dolería durante toda la faena. El toro entró al caballo descontrolado, recibiendo el puyazo de rigor. Brinda Perera al público, aunque el toro no parece gran cosa y él anda todavía cojeando. La faena, deslucida, sin transmisión, el toro muy soso, se fue quedando parado, hasta que alguien gritó “Que está muerto”, lo que pareció decidir a Perera a irse a por los trastos, “rematando” al toro con un pinchazo y estocada caída. Leves pitos al toro y algún aplauso para el torero, que salió a saludar al tercio porque él quiso.
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Perera, con su primer toro. (Foto: Arjona)</center>
Salió muy vivo de los corrales el cuarto de la tarde, “Joyero”, un castaño veleto de 559 kilos, pero, como se escuchó en el tendido, por mucho que corra el toro, Fandi corre mucho más. Una larga cambiada y el toro se hace un lío, traba su pata derecha con su mano derecha y cae. Después se resbala, se levanta, y vuelve a caer al entrar al caballo, lo que decide al presidente, con buen criterio, a sacar el pañuelo verde.
Sale el sobrero, con el televisivo nombre de “Algarrobo”,
,negro algo mulato, dice el papel, aunque nadie entienda bien que se pueda ser “algo mulato”, de 587 kilos, de Torrealta, aunque el cartel de toriles anunciaba por error el hierro de La Campana. Tras un levísimo puyazo, recital de Fandi en banderillas, eso sí, un segundo par a toro pasadísimo, un tercero muy aplaudido y un cuarto de propina “al violín” que puso la plaza bocabajo. Empieza la faena de rodillas, consiguiendo dar dos muletazos antes de que el toro lo ponga en apuros apretándole contra las tablas. Lo saca a los medios y desarrolla una faena bullidora, populista, como es él, no exenta de enganchones. Las peñas de sol aplauden, pero el público termina aburrido. El toro también. Una media efectiva hace que corte la única oreja de la tarde. Leve petición de la segunda que el presidente, Don Juan Manuel Yubero Barca, con muy buen criterio, no concede.
Se dice que no hay quinto malo. Desengáñense, existe, y esta tarde se llamaba “Cordobés”, castaño claro de 553 kilos, bien presentado, pero un marrajo de cuidado. Lo recibió Castella con unas verónicas algo deslucidas, rematadas con una media y una larga. Lo llevó andando al caballo, dejándolo en suerte con una tijerilla. Cordobés fue poco codicioso, y apenas recibió un picotazo. En el quite, Castella cae ante el toro quedando a su merced, pero gracias a sus reflejos y a la rápida intervención de las cuadrillas y, ahora sí, de Fandi, que, a cada uno lo suyo, estuvo muy bien toda la tarde como director de lidia, la cosa no llegó a mayores. Rehecho del susto, lo quitó el francés con unas chicuelinas muy ajustadas. Pese a que no parecía el toro más adecuado, y quizá por ser el ultimo que mataba en esta feria, brindó al público, iniciando la faena con unos ayudados por alto a pies juntos, en los que termina desarmado. Repite serie y recibe un aparatosísimo revolcón. Aparece aquí el Castella valiente, con esa sangre fría escalofriante de la que hace gala, pasándose al toro muy cerca, tragando mucho y aguantando parones y miradas constantes del toro. Incomprensiblemente, la música sonó durante toda la faena, pese a la sensación de peligro que se respiraba en todo momento. Pinchó arriba el francés, y tras una estocada y dos avisos, recibió una merecida ovación, saludando desde el tercio.
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Castella sufrió este volteretón. (Foto: Arjona)</center>
Casi a las 9 de la noche, con las luces de la plaza ya encendidas, salta al ruedo el último de la tarde, “Arrumbador” de nombre, negro mulato de 592 kilos, con el pitón izquierdo escobillado. Cabecea y sale suelto de los primeros lances. Recibe un gran puyazo, siendo muy aplaudido el picador. Buen tercio de banderillas, iniciando Perera a continuación la faena de muleta, consiguiendo tres buenas tandas de derechazos, lo mejor que vimos esta tarde. Por desgracia, su faena va de más a menos, quedando en muletazos sueltos, despidiendo al toro hacia las afueras en todos ellos. Entra a matar en los medios -no parecía el terreno adecuado para un toro que manseó durante toda la lidia- recetándole un bajonazo impresentable. Suena el aviso y termina la tarde con un descabello. El extremeño fue aplaudido y saludó desde el tercio.
Un saludo a todos, amigos, y a ver si alguien más se anima con estas crónicas taurinas.