Una disculpa por la tardanza pero tenía prácticas en el laboratorio y no me daba tiempo entre tanto trabajo.
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ESCENA II
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Llegamos por fin a una de las escenas más complejas de la obra (y mi preferida); el ejemplo perfecto de las técnicas de composición y la filosofía de Zimmermann. La escena comienza en la casa de la familia Wesener, en Lille, después de un intenso interludio dominado por órgano y percusión.
Marie acaba de recibir una carta de reproche del joven Stolzius, está leyendo entre lágrimas cuando entra Desportes. Al verla le pregunta la causa de su tribulación: “¿qué tiene usted?” (0:59) y Marie para explicar la razón de su abatimiento le enseña la misiva que acaba de recibir. Después de leer atentamente la carta, el barón, se muestra indignado por las palabras de Stolzius “Este es un burro impertinente: "¿pero dime, por qué intercambias cartas con un tan hijo de perra?” (1:49). Ante el cuestionamiento del barón, Marie intenta explicar el motivo de ese intercambio de cartas "como me había pedido la mano y estábamos casi comprometidos". El barón, encolerizado por lo que le acaba de decir, la Srta. Wesener, contesta “¿Cómo se atreve el burro?” (2:18 ).
Desportes al verla tan vulnerable encuentra por fin la oportunidad deseada e inicia a seducirla; aprovechándose, claro está, de la situación. Él se ofrece para responder la misiva Marie aún aturdida por lo sucedido ella asiente (2:28 ). Ahora Desportes se nos muestra cálido, protector, paternal, alguien que conoce "
las circunstancias del hombre". Con esto intenta reconfortar a Marie, le advertierte que ella no está hecha para un burgués -¿Stolzius?-. Y poco a poco ella empieza a caer en la trampa que le teje. El barón pide pluma y tinta para escribir la carta (3:23): “Quiero responder la carta a ese perro callejero”.
Marie se retracta de la potestad entregada al barón -de responder la carta-, ya que ella misma quiere escribir la misiva; el barón acepta sin rechistar, pero él tiene que dictar (3:39), a lo que también se niega Marie.
La situación se vuelve cada vez más "juguetona", Deportes comienza a espetar una serie de improperios a Stolzius para que Marie los coloqué en su carta: “Monsieur. Añada ¡Monsieur grosero!”(3:49). Irremediablemente, entre risas, despecho, tranquilidad, calidez, protección, una cosa lleva a otra y empiezan a solazar el "espíritu” (
) (4:00). La adulación del barón por fin tiene el efecto deseado, su lugar con Marie.
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A continuación, la escena se convierte en el eje dramático-musical de la ópera ya que ocupa un lugar privilegiado en el arco narrativo de la misma; a partir de este momento podemos rastrar el descendo y la desgracia de Marie. Para explicar lo que sucede hay que hacer notar que los postulados de Zimmermann son explotados en este momento. Me refiero a que se solapan tres escenas en espacio y tiempo distinto, al mismo instante; causa y efecto son simultáneos. Esto se logra mediante una combinación de factores como: el contraste musical y la organización del espacio y de la forma dramática.
Esto se produce en tres partes interconectadas: capriccio (juegos amorosos de Desportes y Marie), corale (abuela de Marie) y ciaccona (reacción de Stolzius –es un evento que sucede en otro tiempo en relación con el capriccio-); aunque estos tres ejes narrativos suceden simultáneamente los componentes musicales son distintos y fácilmente distinguibles de los otros dos.
La estructura viene a ser la siguiente: en un escenario dividido encontramos por un lado a Marie y Desportes, la nueva pareja, que están enfrascados en juegos de amor; al mismo tiempo estamos en Armentières con Stolzius y su madre, éste se encuentra muy dolido por la carta que acaba de recibir de Marie y ha jurado venganza sobre Desporte (esto en realidad tiene presencia en un tiempo futuro); por último, estamos en otra habitación de la casa de los Wesener en Lille, donde la abuela Wesener observa la caída de su nieta mientras canta una canción popular (en el sentido que rima y su contenido es alegórico)
Rösel aus Hennegay, con la profética línea: “Algún día su cruz vendrá a ti”, la felicidad de la joven con su nuevo novio pronto dará paso a un terrible destino.
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Marie y el barón continúan con sus juegos de “amor” (4:00); en la habitación contigua se encuentra la abuela Wesener y empieza a entonar su antigua canción Rösel aus Hennegay “¡Niñita mía, oh niñita mía!” (6:03). Mientras seguimos escuchando como solazan los amantes; ahora nos transportamos a Armentières en la casa de la familia de Stolzius (6:25) donde la señora está exasperada al ver a su hijo exánime; le pide que hable, ¿qué le diga qué le hace falta? Intenta hacerle ver que no le convenía ese "mal bicho". De nuevo estamos en la habitación contigua a la de Marie y la canción de la abuela empieza a tener tintes proféticos “Una muchacha joven un dado es, que será metido sobre la mesa. La pequeña rosita de Hennegau pronto irá al altar de Dios" (6:38 ) después de haber pronunciado el "pronto estará con dios" se escuchan en el fondo las alegrías de la pareja nueva. En Armentières, la señora madre de Stolzius intenta convencer a su hijo que no vale la pena apesadumbrarse por Marie: “¡Por una puta de soldados!” (7:15). La abuela en Lille continua: “¿De qué sonríes tan alegremente mi querida niña? Tu cruz ya te va a venir, ¡oh niña mía, oh niña mía!” (7:41), mientras se pronuncia esta sentencia, se escuchan Marie y Desportes felices hasta el extremo y divirtiéndose el uno del otro. En Armentières, el joven Stolzius intercede a favor de Marie con su madre, le pide que no la reprenda que ella es inocente y a perdido la cabeza por culpa del oficial (8:36). En Lille continúa la abuela “te lavarán tus mofletes” (8:47) y se siguen escuchando a Marie y Desportes (8:56). En Armentières, Stolzius aún intenta comprender lo sucedido “¡Un corazón tan bueno!” (9:24) su madre “¡Un tan mal bicho!” (9:27); Stolzius comprende que Marie no es más la misma, necesita buscar al diablo que la ha cambiado (9:58 ) jura venganza sobre él. Ante las divagaciones de Stolzius, su madre piensa que está fantaseando, él le pide que lo deje “¡Déjame madre! Estoy sano” (12:06) mientras la orquesta se pronuncia con un no.
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La abuela de Marie tiene una importancia capital en la ópera. Ella es un rector de los acontecimientos dramáticos sin ser propiamente un personaje que participa en la acción -Marie está muy ocupada con Desportes como para prestarle atención-. Ella no interacciona con ningún personaje y como es la única escena donde sale, su único contacto es con el público (¿en beneficio del oyente?).
¿Cuál es su intención? Puramente Profética. Antes que nada aquí la letra de la canción de la antigua señora Wesener.
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Kindlein mein, o Kindlein mein!
Ein Mäd’le jung ein Würfel ist,
Wohl auf den Tisch gelegen:
Das kleine Rösel aus Hennegau
Wird bald zu Gottes Tisch gehen.
Was lächelst so froh, mein liebes Kind
Dein Kreuz wird dir’n schon kommen.
O Kindlein mein, o Kindlein mein!
Wenn’s heißt, das Rösel aus Hennegau
Hab’ nun einen Mann genommen
O Kindlein mein, wie tut’s mir so weh,
Wie dir dein’ Äugelein lachen,
Und wenn ich die tausend Tränelein seh’,
Die werden dein’ Bäckelein waschen. </center>
La abuela utiliza la parábola "das kleine Rösel aus Hennegau”, para mostrarnos como los ojos risueños de su nieta aunque bonitos, pronto se convertirán en mil lágrimas "die tausend Tränelein". Y como su nieta encontrará irremediablemente su cruz: "Dein Kreuz wird dir'n schon kommen"; el contenido musical de esta parte es una cita exacta de una armonización del "Ich bin's, ich sollte büssen”.
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Si quieren mirar:
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