siento el bumpeo, pero visto lo visto y que siempre me ha dolido dejar éste cantante a medias, si no os importa, lo terminaré.
1970-1977: El apogeo
En estos siete años, Sutherland probará nuevas rarezas, incorporará papeles importantes a su repertorio y sigue aumentando su leyenda.
Los años setenta son sinónimo de dos grandes creaciones donizettianas: Maria Stuarda y Lucrezia Borgia, una recuperación massenetiana: la peliaguda Esclarmonde, los cuatro personajes femeninos de los Cuentos de Hoffmann y un divertimento a la altura de su enorme sentido del humor, la Rosalinde del Die Fledermaus.
En estos años, el instrumento crece, y la enorme voz de lírico ligera de los sesenta va dejando paso a la dramática de agilidad, con el centro más grande y homogéneo, pero el agudo igual de corposo y rutilante.
Si bien en el canto Sutherliano, la pulcritud y la precisión de las notas reinan, la claridad es menor y algunas notas en el registro medio se ensucian para estar practicamente entubadas en el registro grave.
A mediados de los setenta, la voz comienza a desarrollar un vibrato, necesario y normal en un principio, pero que en los 80 será calamitoso algunas veces. Ésto le otorga un tono algo matronil, que hace que algunos personajes que representan la juventud, Gilda, desaparezcan progresivamente del repertorio, mientras que otros, la Borgia, se imponen.
Está claro, por si alguno no se había dado cuenta, de que Sutherland, deja bastante que desear como actriz, y que el verla no ayuda nada, pero con el tiempo, desarrolla una serie de clichés interpretativos que le son muy útiles (recordemos el inicio del II acto de Norma, o el enfrentamiento con Elisabetta de Maria Stuarda).
Respecto a sus grandes creaciones de los 70, con la Borgia, la Stuarda y Esclarmonde al frente, debemos hacer alguna consideración.
Lucrezia Borgia es un papel determinante en la carrera de la australiana. Lo debuta en 1972 y no se separará de él, hasta el final de su carrera (Barcelona y París en 1989) pero que graba demasiado tarde, en 1977, cuando Sutherland sigue estando ahí, pero su voz denota algún cansancio.
Maria Stuarda es otro papel que debuta en los primeros 70 y con el que tendrá alegrias, y una soberbia grabación de estudio (con Pavarotti al frente, y la horrible Huguette Tourangeau empañando el asunto)
Esclarmonde es uno de los descubrimientos más importantes de Richard Bonynge. La dificultosa ópera de Massenet, que llevaba enterrada desde practicamente su estreno. ¿Qué necesita el personaje? una fuerza vocal arrolladora, graves, agudos y un volumen de dramática, y todo esto, sin abandonar la feminidad del personaje. Sutherland lo consiguió, y paseó el rol por medio mundo (MET, ROH, San Francisco, Paris) y nos dejó una enorme grabación de estudio (con Jaume Aragall compartiendo cartel).
Unos años setenta gloriosos, de los que todavia no nos hemos despedido.
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