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Arsace</center>
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En la imagen Sutherland y Horne en unas representaciones de Semirámide en Chicago (Horne lleva barba postiza como reminiscencia del ottocento). La imagen es fuerte lo se.
Marilyn Horne tiene en Arsace uno de esos papeles de los que ni el tiempo, ni las nuevas generaciones la moveran. Su asunción del personaje es total, vocal e interpretativamente. Además, es un papel que jamás abandonará. Lo canta con Sutherland en los 60 y 70, con Caballé en los 80 y con June Anderson en los albores de los 90. Treinta años con ese papel pegado a la piel marcan. Y es gracias a Horne y a Sutherland por lo que tenemos hoy en dia esta maravillosa opera rossiniana en el repertorio. Es uno de los grandes hallazgos de la revisión belcantista, iniciada por Callas y seguida por ambas.
Entre los registros de Horne de la opera encontramos el estudio con Sutherland de 1966, la grabación de Aix-en-Provence con Caballé y Ramey e incluso un otoñal Arsace de los 90 en el MET con June Anderson y el sempiterno y genial Assur de Samuel Ramey.
Más adelante oiremos el Arsace del estudio con Sutherland.
¿
Qué decir sobre Semirámide?
Rodolfo Celletti en su
Storia del belcanto lo expone así
Citar:
Es comprensible que junto a Tancredi, las representaciones de "Semiramide" hayan suscitado el mayor consenso de todas las recuperaciones de óperas serias de Rossini. Sabemos que Rossini siempre soñó con una huida de su propio tiempo. En el paso de la tragedia de Voltaire al libreto de Gaetano Rossi, esta ópera adquirió de forma curiosa ciertas estructuras y características de la ópera Veneciana de finales del S. XVIII, como la grandiosidad de las escenas, el espectacular vestuario, el personaje principal legendario, los sucesos fantásticos, la evocación de las sombras de los muertos, la ambivalente pasión de Semiramide hacia Arsace, el reencuentro entre madre e hijo, la contralto travestida que recuerda algunas inflexiones del contralto castrado. Y en este contexto, la afinidad de Rossini hacia la transfiguración y la alegoría vocal resplandeció como nunca antes. Así, mientras por un lado el desarrollo de su genio indicaba que con el tiempo tomaría nuevas direcciones, por otro lado "Semiramide" fue algo más que el resumen de toda la ópera italiana que había compuesto. Fue la última ópera en la gran tradición Barroca: la más bella e imaginativa, quizá la más completa; pero también, irremediablemente, la última.
(palabras sacadas del blog de Gino)Volvemos otra vez sobre Celletti, para ver su opinión sobre la recuperación de la ópera por parte de Sutherland y Horne
Rodolfo Celletti en su Storia del belcanto escribió:
L'azione della Horne e della Sutherland si differenzia da quella svolta dalla Callas per un indirizzo più marcatamente specialistico. La Callas aveva promosso un irresistibile, ma generico, ritorno all'antico. La Horne e la Sutherland restrinsero il campo a un periodo che partiva dal Settecento barocco e giungeva al Romanticismo preverdiano e si spinsero molto più in là della Callas nell'ambito del virtuosismo puro, dell'eleganza di esecuzione, del rispetto delle leggi obbligatorie per il repertorio preverdiano, come l'improvvisazione delle mezze cadenze e delle cadenze, e le variazioni nei 'da capo'.
Simultaneamente, s'apriva un periodo fra i più felici per la vocalità femminile. [...] Ma la Sutherland e la Horne restano, con la Callas, le cantanti più importanti del nostro tempo per la propulsione impressa al movimento di ritorno al melodramma barocco e a Rossini e quindi ai caposaldi dell'opera belcantistica. Le loro incisioni di edizioni complete e di brani isolati di Bononcini, Haendel, Graun e la loro Semiramide in disco hanno orientato, con maggiore o minor fortuna, decine e decine di giovani soprani e mezzosoprani".
Más adelante, pondremos las audiciones y comentarios.