<center>
1) Recital en directo (Moscú, 1961).</center>
Querría arrancar este hilo dedicado a los recitales de Ghiaurov dando a conocer, no su primer recital para estudio, como es costumbre, sino un tempranísimo recital en directo, celebrado en 1961, en Moscú (la fecha, algo dudosa, podría ser incluso más temprana). Acompañado por el piano, Ghiaurov cantó en el conservatorio de Moscú un repertorio impresionante con una voz fresquísima. La pista de audio de este recital procede de un viejo vinilo de época soviética, que no incluye información sobre el pianista ni concreción sobre la fecha. El repertorio que Ghiaurov interpretó fue el siguiente:
<center>01. G.F.Handel, Serse: Ombra mai fu
02. A.Stradella: Pieta Signore
03. W.A.Mozart, Don Giovanni: Madamina, il catalogo e questo
04. D.Shostakovich: Den' obid (day of resentments)
05. D.Shostakovich: Den' vospominaniy (day of reminiscences)
06. D.Christoff: Haiduk song
07. V.Bellini, La sonnambula: Vi ravviso, o luoghi ameni
08. A.Boito, Mefistofele: Ave, Signor
09. G.Verdi, Don Carlo: Elle giammai m'amo
10. G.Rossini, Il barbiere di Siviglia: La calunnia
11. C.Gounod, Faust: Le veau d'or
12. A.Gurilyov: Uletele ptashechka (The birdie has flown away)
13. T.Khrennikov: Song of the drunken</center>
Os propongo escuchar las más curiosas pistas, a saber, el aria de Leporello, con un italiano todavía imperfecto y sin duda gracioso; el monólogo de Felipe, que asombra por la madurez interpretativa que rezuma en fecha tan temprana; el aria del Barbero, cantad en búlgaro; “Le veau d´or”, también en búlgaro, y apabullante por el despliegue de medios; y finalmente la canción del borracho de T. Krennikov, que tanto gustaba a don Nicolai incluir en sus recitales.
¿Qué interés tiene este recital, más allá de pistas de exótica presencia como el “Ombra mai fu”? La prontitud, básicamente. Esto es, que nos ofrece la posibilidad de escuchar en directo a un joven Ghiaurov viéndoselas cara a cara con arias capitales de papeles, como Felipe II o Faust, que haría suyos en la década de los sesenta. Lo interesante, en cualquier caso, no es tanto el repertorio que aquí ofrece como el estado vocal que presenta. Una voz fresquísima, manifiestamente joven, todavía imperfecta en su emisión en algunos puntos, con dicción revisable, etc. Una voz que sólo cuatro años después grabaría con Solti ese monumental Felipe II, entre otros muchos registros capitales de los años sesenta a los que daremos cumplido repaso. Creo que es un recital clave para valorar cómo Ghiaurov se esforzó por mejorar su técnica y su emisión en un lapso de tiempo brevísimo, con resultado apabullante.
Espero que les emocione tanto como a mí.
* Si quieren escuchar alguna pista más, sólo tienen que decirlo.