No es falso lo que dices, en absoluto, pero no es un argumento, a mi juicio, para valorar la valía y el arte de nuestro querido Nicolai. ¿No tenía competidores o los tenía pero los situó desde el primer día a una manifiesta distancia? El modo de ensombrecer a dos totems como Christoff y Siepi en tan sólo una década me parece espectacular y muy elocuente. Y digo ensombrecer porque, al menos Siepi, siguió cantando a un altísimo nivel durante los setenta, década de máxima e insultante hegemonia de Ghiaurov. Christoff acusó una decadencia notable en los setenta, abandonando con relativa prontitud los escenarios. Y los de su generación serían a priori inferiores, pero en Italia se morían de gusto con Raimondi y con Giaoitti, como harían después con Nesterenko. Talvela es un dios, pero para otro repertorio, no es un bajo cantante, obviamente. Y Tozzi es un bajo muy solvente e inteligente, pero incapaz de firmar aproximaciones genuinas a los grandes roles. Resumiendo: a todos sus competidores los superaba Ghiaurov por material vocal, por capacidad interpretativa y por repertorio. ¿Eso es suerte? No: eso es disponer de mejores medios y aprovecharlos con más inteligencia.
En pocas palabras: no negaré que tuviera suerte, pero eso no dice nada de su buen o mal hacer con el canto.