Gino escribió:
Magnífico hilo, a este chico que le hagan algo.
Mira que tiene interpretaciones esta frase, tanto positivas como negativas...
Bien, ya sabía yo que alguien iba a tener que decirlo, así que me lo ahorré: Chaliapin, en efecto, no es tan genial en el repertorio "Occidental" como en el ruso, salvo algunas excepciones.
El punto de partida es simple: la propia concepción que tenía el cantante de la interpretación de ópera:
La ópera no es canto ni teatro, sino las dos cosas. Y el cantante no tiene que ser sólo cantante, tiene que ser también actor. No existen cantantes, existen artistas. No se puede ser artista sólo con el canto ni sólo con el teatro.
Desde este punto de vista, un repertorio como el belcantista, por ejemplo, en el que el texto o la interpretación estrictamente teatral tienen menos importancia que, p. ej., en un
Boris Godunov no es, sin duda, el campo en el que mejor se pueda mover Chaliapin. Por esa misma razón, Chaliapin se sentía tan congenial con Mussorgsky. La música salvaje, anárquica, llena de hiatos y rápidos relámpagos melódicos de Mussorgsky casaba perfectamente con la interpretación libre (que no caprichosa) de nuestro cantante del mes.
Quisiera decir abiertamente que Chaliapin es reo de todos los defectos que ha mencionado Gino. Y de muchos más: coloratura verdaderamente extraña, libertades métrica a veces absolutamente imperdonables, desatención de los estilos (ni rastro de canto belliniano, donizettiano, ni siquiera verdiano
stricto sensu) etc. Esto llega a unas cuotas imperdonables en su "Madamina, il catalogo é questo", verdaderamente sonrojante y una de las interpretaciones más bizarras de la Historia de la ópera, absolutamente indigna de un hombre de su talento.
Pero, con todo...
Así como Pinza, por poner un mito italiano, o Reizen, dentro de los bajos rusos, como veremos en su momento, son inatacables musicalmente, con una fidelidad a la partitura, un estilo y un canto totalmente irreprochable y canónico, el reino de Chaliapin es otro.
Pueden no gustarnos sus interpretaciones (o desquiciar, como a Gino), pero no sólo tienen la marca de la originalidad (algo que, no me resisto a decir, prácticamente se ha perdido en las últimas décadas) sino que, además, conservan detalles que son inencontrables en otros.
Por hacer un poco de literatura, diría que el método de Chaliapin naufraga en ciertos repertorios, mientras que Pinza o Reizen navegan viento en popa. Pero Chaliapin, una vez naufragado, es capaz de salir después a flote y enseñarnos qué había en el fondo. Y aunque prefiramos otras interpretaciones, lo que nos enseña Chaliapin sobre los personajes que interpretó rara vez ha vuelto a salir a la luz en interpretación alguna.
Por eso mismo, es quizá el único cantante que admiro que haya basado su método en el texto y no en la música, en la interpretación dramática y no en la estrictamente musical.
En atención a lo anteriormente expuesto, reconozco que no eligiría ninguna de sus grabaciones como ejemplar (en repertorio italiano o francés), pero casi todas ellas tienen un momento, un relámpago, un destello de genialidad que las hacen, como poco, dignas de ser oidas más de una vez (y 90 años después de haber sido realizadas conservan un poder sobre el oyente que muy pocas veces ha vuelto a oirse).
De lo anterior exceptúo los
demonios. Este tipo de papeles, por sus peculiaridades dramáticas, casaban perfectamente con el método chaliapiniano, con sus excesos, con sus susurros siniestros. No en vano, Gorki dijo de él:
"Hay algo demoníaco en Chaliapin. Algo de otro mundo. Parece como si quisera robar las almas de sus oyentes"
Por eso, el propio Boito dijo que había sido el mejor Mefistofele. Por eso, su Mefistofeles de Faust sigue ejerciendo unas fascinación muy peculiar (y no sucede así, por lo menos en mi caso, con su imitador, Christoff).
¿Y cuándo la personalidad subyugante de Chaliapin y su peculiar estilo encuentran el canal ideal para expresarse: Mussorgsky? Tenemos, entonces, algunos de los momentos más espeluznantes de la historia de la música grabada.
¿Y si escuchamos sus grabaciones en vivo? Tenemos, entonces, que reconocer lo que decían todos sus admiradores (Gigli, Hotter, Lauri Volpi, Rachmaninov, Gorky...). Este hombre, en teatro, fue imbatible...
A eso vamos: primero dejadme hacer un breve capítulo sobre canción y Lied y luego llegará el momento de escuchar los testimonios de Chaliapin en vivo de "Faust", "Mozart y Salieri" y "Mefistofele". Creo que el poder demoníaco, subyugante, avasallador, de Chaliapin hará mella en vosotros a través de estas grabaciones
live.
Y cuando lleguemos a su Boris en vivo... amigos, yo, personalmente, creo que esa despedida, plegaria y muerte es uno de los 2 o 3 mayores testimonios musicales de la Historia de la ópera. Y su encarnación del torturado zar, la mejor que haya hecho cantante alguno de cualquier papel.
Vuelvo dentro de un ratito (que, aunque parezca que no, cada post de estos me tarda una horita y media o así)...
PD.- Espero que Bramante dé por suficiente la contestación...
PD2.- Y añado: otra diferencia entre Chaliapin y sus mediocres sucesores de la escuela de los "actores-cantantes" es que Chaliapin, si quería, era capaz de cantar con una técnica magnífica. Lo de Chaliapin no era un problema técnico, sino una voluntaria dejación de la música en favor del Arte (como decía él). Discutible, cierto. Pero cuando acertó...cómo acertó!