Bien, le ha llegado el turno, como comentaba ayer, a Marcello de La Boheme.
En 1956, cuando Lisitsian tenía 45 años y estaba en la cumbre de su carrera, grabó este papel junto a un elenco muy homogéneo (nadie destaca mucho ni por bien ni por mal...quizá Maslennikova esté demasiado floja en Mimí) en el que había otro fuera de serie: Sergeï Lemeshev en el papel de Rodolfo.
El resultado del encuentro fue magnífico: Lemeshev estaba ya mayor (era 9 años mayor que Pavel, tenía ya 54 años en este momento), pero su visión ultrarromántica de Rodolfo aún hoy conmueve. Y, lo que es mejor, su compenetración con Lisitsian es perfecta. Aquí nos regalan un auténtico retrato de dos amigos. Como conjunto tienen pocos rivales, en mi opinión.
En cuanto a Lisitsian, le da un realce inusitado a Marcello (personaje que no tiene aria, lo cual perjudica mucho a los barítonos que no saben hacer otra cosa que lucirse en sus momentos solista -y son legión). El acento es el justo, las medias voces son maravillosas, la visión de un hombre simpático, íntegro, bondadoso, nos aleja del típico Marcello celoso y vociferante.
Comprobémoslo en esta selección que he hecho (el que quiera la grabación entera, que avise por mp):
Primero, el comienzo de la obra:
Questo-mar-rosso
La voz de Lisitsian es espectacular y su agudo en "Faraón" ya pone sobre aviso de que su Marcello es de la mejor ley. A su lado, Lemeshev está pletórico (aunque la voz esté algo resentida y haya perdido el esmalte de hace años -ya llevaba cerca de 30 años de carrera a sus espaldas) y su ascenso al agudo es fulgurante (2:58).
Demos un salto hasta el tercer acto y observemos cómo es el Marcello de Lisitsian:
Mimi?...Speravo di trovarti qui
Su encuentro con Mimí es mágico. Se trata, como sabemos, de un momento particularmente emotivo y Lisitsian da un recital. Es una escena de soprano, pero aquí es él el que nos emociona...ya desde ese "È freddo. Entrate" (en ruso, claro- 0:27) dicho con un hilo de voz, con compasión.
Tras el parlamento de Mimí, la dulzura de Marcello es tremenda, esas medias voces, ese canto a flor de labio (2:12) nos conmueven...cómo dice:
"E piombato qui
un'ora avanti l'alba; s'assopì
sopra una panca.
Guardate..." (3:06)
Mostrando también su compasión por el amigo...el "che tosse!" (3.25) está dicho sin gritar, sin melodramas baratos, en un susurro...
Entra Rodolfo / Lemeshev:
Marcello-finalmente
Primero, nos damos cuenta enseguida de las pocas dificultades que la complicada tesitura de esta escena presenta a Lemeshev, quien, nuevamente, las da todas.
Lisitsian, por su parte, sigue en su interpretación sensible y sin alborotos, incluso en su invectiva: "Collerico, lunatico, imbevuto di pregiudizi, noioso, cocciuto!".
Y llega el momento de la verdad:
Ebben-no-non-lo-son
Admirable Lemeshev, entregado, musical, emocionante, con un agudo espectacular, como cuchillos (0:27- 0:30)...qué mezcla de rabia y pena en
"La mia stanza
è una tana
squallida... il fuoco ho spento.
V'entra e l'aggira il vento
di tramontana.
Essa canta e sorride
e il rimorso m'assale.
Me, cagion del fatale
mal che l'uccide!"
(de nuevo, sin problemas con la endiablada tesitura)
El brevísimo "trío" subsiguiente (2:27) es magnífico...Lemeshev conduce con mano maestra la música y Lisitsian no se limita a servir de base al trío, sino que da relieve a cada una de las pocas palabras que dice. Por último, cuando descubre a Musetta riéndose, este Marcello no se va vociferando...
FInalmente, el comienzo del acto IV:
in-un-coupe
De nuevo, como en el comienzo del Acto I, tenemos aquí perfectamente descritos a dos amigos charlando tranquilamente, hay química entre los intérpretes, como se demuestra en el dúo que le sigue:
O-mimi-tu-piu-non-torni
Atención a lo bien empastadas que están las voces y a cómo ambos tienen los mismos parámetros de canto: voz en su sitio, emisión sin problemas, medias voces, control absoluto sobre la voz (maravillosa ascensión al agudo de Lisitsian 1:31 seguida de un repliegue de la voz, en un fraseo admirable).
La última frase, con las voces empastadas increíblemente bien (como si fuesen una sola) es extraordinaria.
Una gozada de principio a fin, que espero que os guste...
PD.- Ah, dirige S. Samosud a la orquesta del Bolshoi y lo hace muy bien, además...