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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 07 Ago 2013 14:18 
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PEDRO LAVIRGEN. SU VOZ.


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Aida en Palermo. Allí cantó esta ópera en 1969 y 1972.


“Yo soy un tenor de los que en el argot belcantista llaman de “línea heroica” –lírico dramático o “spinto” –aunque definitivamente dramático por temperamento”.

Cuando se describe la voz de Pedro Lavirgen, los expertos coinciden en su entrega y carácter en el escenario (“desbordante, torrencial, generosísimo, que arrastra, emociona y enciende a los oyentes”), su buena técnica respiratoria –que le permite abordar largas frases sin tomar aliento- y una sólida impostación de la voz. Como señala Ana Belén Cañizares:

“Su control sobre el aire, sobre el fiato, le permite –siguiendo su gran instinto musical– un fraseo en el que parece no agotarse el aire. Dar intencionalidad a cada frase, unido a la expresión, a la dinámica, a la fuerza adecuada a cada momento y la brillantez de su registro agudo, le permiten una recreación única para cada personaje. Además de estas cualidades, conviene que subrayemos la especial faceta de Pedro Lavirgen por la que hace vivir sensaciones al público: su capacidad para hacer creíble lo que sucede en el escenario, que lo haga llorar, reír en todas las gradaciones sentimentales posibles. Meterse en la piel de cada personaje y resultar convincente es una tarea ardua y necesaria para el público de la ópera. En presencia escénica, casi podríamos hablar de una predisposición natural hacia el teatro, pero sostenida por un estudiado análisis del movimiento, donde ningún paso, aunque lo parezca, queda al azar. El propio carácter dramático de los personajes que dan nombre a su cuerda, viene nuevamente a demostrarnos que sobre su característico y particular timbre de color oscuro, domina una voz grande y poderosa en el centro y los graves, y con una zona aguda brillante, con squillo”.

El propio Lavirgen da testimonio de esta pasión hacia su profesión, no sólo en sus interpretaciones, sino también en las numerosas entrevistas que le realizaron a lo largo de su carrera. Así lo declaraba en 1967:

“Cantando soy plenamente feliz. Ya no concibo mi vida sin poder cantar. La práctica del canto llena todas las aspiraciones de mi vida”.

Pero su mayor virtud es la humildad, la de un cantante tenaz y trabajador, consciente de sus virtudes y limitaciones. Según confesaba en el diario Ya en 1980:

"La carrera del tenor es dramáticamente difícil, salvando las naturales excepciones. Yo lo he probado y sufrido y, por supuesto, después gozado en mi propia naturaleza. Cuando tuve mi primer contacto auditivo, allá por mis diecisiete años, con la música operística, y concretamente con unas arias cantadas por el inigualable Miguel Fleta, automáticamente decidí que si encaminaba mi destino por el sendero de la música, no podía ser otra cosa que tenor. Tenor «es compendio de gloria, fama, halagos, dinero; caramelo de veneno que exalta la mente y el espíritu». Cantar una romanza de tenor produce placer físico, y si además eres profesional, te pagan «profundamente», como diría un castizo italiano. Y aquí llegó justamente mi primer terrible desencanto. Yo venía de mi querida Córdoba (concretamente de Bujalance), convencido, porque así me lo habían asegurado, de que asombraría a todos con mi «potente voz» y que inmediatamente se me disputarían los empresarios para presentar a la gran revelación del género lírico español. Para hacerlo breve diré que un año más tarde estaba pagando esta ingenuidad y, por qué no decirlo, esta absurda vanidad, encontrándome formando parte de un coro, y ni siquiera considerado como de los mejores. La lección no fue vana, aunque la frustración me hizo padecer indeciblemente, hasta el punto de casi hacerme abandonar mis aspiraciones. Pero pudo más mi vocación y la seguridad de que, a pesar del tremendo primer choque con la cruda realidad, yo poseía los elementos indispensables para, al menos, emprender la carrera del tenor solista, con la lógica incógnita del nivel que podría alcanzar. Aunque, como sugiero al principio, mi actitud la tenía bien clara: mi aspiración era llegar a ser un profesional de primera clase, musical, seguro y eficaz, sin que en mi mente entraran nunca los vapores del divismo y toda la aureola que ello trae consigo. Debo señalar que aunque mi meta era la ópera, dadas mis limitaciones –la autovaloración fue siempre una obsesión para mí–, estaba descontado que debía pasar la primera etapa como tenor de zarzuela.”

En una entrevista ese mismo año con motivo de un Otello en Montevideo, insistía en esa necesaria autocrítica:

“Siempre tuve una fe ciega de mis posibilidades reales, nunca me deslumbré con las posibilidades de ser un superdivo a la altura de un Caruso, jamás entró en mis cálculos, pero siempre estuve seguro que podría ser un buen profesional”.

Junto a las virtudes citadas, las críticas también señalan algunos puntos débiles de su canto, no tan matizado como el de otros de sus colegas. Una crítica italiana de 1976 señaló lo siguiente:

“Dotado de voz varonil, generosa, firme, el tenor cordobés cuenta con un timbre agradable, con centros extendidos y con un registro agudo rico en sonido metálico. La dulzura fundamental de la tesitura vocal le permite vagar en la gama de los tenores de los papeles líricos; mientras que su solidez y sus profundas vibraciones se atenazan también a los llamados papeles «spinto». Y es así que surgen, al lado de Cavaradossi y Pinkerton y Chénier los Calaf, Don José, Manrico, Johnson de Sacramento, Loris e incluso los Otello. La materia prima para tanta ambición está ahí todavía sana, florida, exuberante. Un manejo más hábil de los medios y un estudio más profundo de los personajes, diferenciando la condición ejecutiva e interpretativa, pondrán otras metas al alcance de la mano del cantante. La adquisición de un quiebro menos genérico en los fragmentos recitados y de una mayor variedad de acentos y de inflexiones expresivas, enriquecen la galería de personajes que constituyen el trabajoso repertorio de Lavirgen. En momentos como los actuales, un instrumento vocal como el del artista ibérico es todo un tesoro. Precisa sólo apuntar hacia una elección más profundizada y por tanto hacia una afinación y una mejora de los medios a su disposición”.

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Carmen en Turín (1971), con la soprano Carmen Gonzales.


Quizás la persona que ha descrito con mayor intución y acierto la voz y personalidad de Pedro Lavirgen, sea el gran crítico musical Antonio Fernández-Cid. En relación al debut de Pedro Lavirgen como Turiddu en Madrid (1965), escribió lo siguiente:

“Pedro Lavirgen, él debe saberlo si recuerda comentarios personales anteriores, merece todo el interés, la fe y la cordialísima ilusión del crítico. La medida para el juicio y la exigencia tiene que ser distinta cuando pasa de una compañía de zarzuela y asciende a un Festival “postinero” de ópera. Y, cuando, sobre todo, puede pensarse en su futuro. Si se tratase de un tenor más, un artista discreto, gris, corto de posibilidades, no valdría la pena de escribir con una claridad que es todo menos afán de empeñar la verdad de su éxito. Pero es que Pedro Lavirgen tiene una materia prima y, sobre todo, un temperamento, un corazón de cantante, de primerísimo orden y quizá se halle en peligro de no llegar a lo que debe si no cuida este gran tesoro de voz y de personalidad. Aquélla sonó velada en muchos momentos: en la intervención interna del preludio; algo en el brindis; en pasajes del dúo... Alguna respiración, algún corte para realizarla quedó como angustiosa cuando el «fiato», y bien lo demostró en otros momentos, no es nada corto. Más: el torrente de un volumen lleno, el timbre muy viril, noble, baritonal, con graves llenos y agudos limpios y directos, no tiene paralelismo en pasajes centrales que pierden color. En conjunto es mejor el material arriba que en la región precedente. Y así la desigualdad es palpable. Diríamos que Lavirgen tiene un Stradivarius cuyos secretos no se han dominado; que la emisión dista mucho de ser fluida y natural; que falta, sencillamente, estudio. Para cantar como tenor en una compañía lírica española ya lo tiene todo para considerarse «divo». Para hacer carrera internacional tiene temperamento, volumen, extensión. Le falta dominar ese caudal. Y madurarlo. Con él como ahora está puede conseguir, de todas formas, tan bellos momentos como los alcanzados en el «Adiós a la madre». Y que en la impresión general venza lo positivo a lo negativo. También en la del crítico que demuestra en la extensión del comentario el interés que un artista nuestro y meritorio le merece.”

En una crítica más tardía, de 1977, Fernández-Cid da sus impresiones sobre el Radamés de Lavirgen en el Liceo:

“Con respecto a Pedro Lavirgen, nuestro popular tenor, yo distinguiría dos aspectos: el artístico y el vocal. Esta vez, en conjunto, fue superar aquél a éste. Aunque no faltaron momentos de brillo, sobre todo en el final del tercer acto, en el cuarto y en varios agudos fáciles y timbrados. Sin embargo, hay períodos, sobre todo hasta que la voz se calienta, en que la sonoridad sea más válida como velada y en pugna cuantitativa Y cualitativamente con la proverbial generosidad del temperamento. En cambio, pocas veces he admirado más en Lavirgen la buena línea, el sentido musical y expresivo, del que puede ser ejemplo, a pesar de la última nota un tanto corta, su forma encomiable de cantar el siempre difícil «Celeste Aida». Si, el artista hoy merece calificación más alta que su materia vocal; de todas formas, repito, siempre con más color y plenitud a medida que avanza la representación. También él fue ovacionado”.

Otros que han estudiado su voz, también mencionan esa “emisión velada” en algunas notas. En una línea algo dura y desapasionada, Arturo Reverter vierte sus impresiones sobre la voz de Pedro Lavirgen:

“Importante por la entidad del instrumento sólido, compacto consistente, ancho, de buena extensión, con un interesante color de spinto, en la estela de antecesores como Valero, Constantino o Altube; importante así mismo por la vibración del temperamento, el arrojo de la incorporación escénica y la honrada entrega […] Evidente falta de metal, de brillo, de timbre, por una escasa gama de colores, en consonancia con un estilo de canto más bien uniforme, y por una, al parecer, insalvable dificultad de tipo fonador que le ha impedido la necesaria liberación de la muscular en la emisión y ha cerrado una adecuada proyección en la zona de pasaje. Ello no ha sido obstáculo para que sus interpretaciones de un Don José, un Canio, un Chénier o un Don Álvaro, sinceras aunque un tanto esforzadas, hayan sido merecidamente aplaudidas.”

Más equilibrada me parece la opinión del doctor Eduardo Lucas, reconocido foniatra y amigo del gran Alfredo Kraus:

“Pedro Lavirgen tenía una condición muy particular que es a la vez virtud y defecto: una voz desigual. Un centro, viril potente y grato al oído, pero con cierto grado de opacidad. Cuando pasaba al registro agudo (en su etapa de plenitud) se tornaba en brillante, con squillo, con un agudo penetrante como si fuera un tenor lírico-ligero”.

Para ilustrar todas estas cualidades, vamos a escuchar al tenor en dos páginas. En primer lugar, en el "Vesti la giubba" que grabó en su citado recital radiofónico de Tokyo en 1973:



Y aquí le tenemos en el muy aplaudido "Nessun Dorma" que cantó en el Teatro Municipal de Caracas el 30 de mayo de 1973:

https://www.youtube.com/watch?v=xDJ6RNS-N5o

Tendremos ocasión de profundizar más en estas óperas cuando analicemos sus papeles operísticos. En los próximos capítulos, nos centraremos en sus grabaciones de zarzuela más emblemáticas. :D

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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 14:53, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 07 Ago 2013 14:48 
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¡Qué trabajazo! :aplauso: :aplauso: :aplauso:


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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 08 Ago 2013 15:04 
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LUISA FERNANDA, DE FEDERICO MORENO TORROBA.


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Luisa Fernanda fue una de las primeras zarzuelas que Lavirgen incorporó a su repertorio. Aunque no fue un título habitual en su carrera, el papel de Javier lo cantó en varias ocasiones con la Compañía Mendoza Lasalle en 1961 y 1962. Su interpretación en Valencia en noviembre de 1962, junto a Lina Huarte, María Dolores Ripollés y Esteban Astarloa, constituyó un éxito importante en su carrera:

“Magnífico de voz, cálida, valiente, segura y poderosa en espléndidos agudos, cantó con elocuente expresión. Su romanza del acto primero fue un momento culminante de su representación, y en todas las demás actuaciones se mostró felicísimo".

En 1960 graba este título para el sello Hispavox, junto a Estrella Alsina (Carolina), Teresa Tourné (Luisa Fernanda), Renato Cesari (Vidal) y Julia Bermejo (Rosita), entre otros. El propio autor de la zarzuela, Federico Moreno Torroba, dirigió al Coro Lírico Hispavox y a la Orquesta de Conciertos de Madrid. Escuchamos al tenor, en plenitud de facultades vocales, en su poderosa y rotunda interpretación. Aunque en ocasiones el fraseo sea demasiado heroico y algo monocorde, el tenor también sabe lucirse en los momentos de mayor recogimiento: en la célebre Mazurka de las sombrillas, en el final del acto II y, sobre todo, en su dúo final con Luisa Fernanda (conmovedora la frase “subir, subir y luego caer, la fortuna alcanzar y volverla a perder…”, 2:41-2:58, en el último corte).

Romanza de Javier:


"Caballero del alto plumero" (con Estrella Alsina):


Mazurka de las sombrillas (con Estrella Alsina):


"Cuánto tiempo sin verte, Luisa Fernanda" (con Teresa Tourné y Renato Cesari):


Final del acto II (con Teresa Tourné y Renato Cesari):


"Subir, subir..." (con Teresa Tourné):


Algunos números de esta bellísima zarzuela los cantó a lo largo de su carrera en conciertos y recitales. Aquí escuchamos al tenor, junto a la soprano Josefina Arregui, en el dúo “Caballero del alto plumero”:

https://www.youtube.com/watch?v=4zOzVjQ_QFU

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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 14:56, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 09 Ago 2013 5:00 
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faroliclass

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Hermoso!!! qué naturalidad cantar este repertorio, me encantó y los demás cantantes formidables! clap,clap!


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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 09 Ago 2013 14:56 
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LOS GAVILANES, DE JACINTO GUERRERO.


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Aunque no hay constancia de que cantara en directo esta zarzuela, en 1960 la graba para el sello Hispavox, junto a Renato Cesari (Juan), Dolores Ripollés (Adriana) y Alicia Armentia (Rosaura), con el Coro Cantores de Madrid -dirigido por José Perera- y la Orquesta de Conciertos de Madrid, todos ellos bajo la batuta de Federico Moreno Torroba. El protagonista vocal es el barítono -aquí un magnífico Renato Cesari-, pero el tenor también tiene oportunidad de lucirse, en la copla inicial “Palomita, palomita” y, sobre todo, en la romanza "Flor Roja" del acto II. Lavirgen se esfuerza en matizar su interpretación y salva los escollos de esta difícil página gracias a su dominio respiratorio, como demuestra en la frase “es ella mi ilusión y ella es mi fe… flor roja” (2:54-3:06, del segundo corte), por citar un ejemplo.

"Palomita, palomita":


"Flor Roja":


También hay otros momentos comprometidos que Pedro lavirgen resuelve con acierto, haciendo gala de su entrega dramática y buena línea de canto, como el concertante del acto II o el cuadro final de la zarzuela:

Final del acto II (con Renato Cesari, Dolorés Ripollés y Alicia Armentia):


Final del acto III (con Alicia Armentia, Dolores Ripollés y Renato Cesari) :

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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 14:57, editado 2 veces en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 09 Ago 2013 19:54 
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DOÑA FRANCISQUITA, DE AMADEO VIVES.


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Doña Francisquita en Alcoy (junio de 1964), junto a Inés Rivadeneira (izq.) y Ana María Olaria.


Sin duda, éste es el título de zarzuela con el que más éxitos cosechó Pedro Lavirgen. Lo cantó por vez primera el 18 de abril de 1961, en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas, junto a un reparto de campanillas: Ana María Olaria (Doña Francisquita), Inés Rivadeneira (Aurora), Gerardo Monreal (Cardona), José Pello (Don Matías) y Selica Pérez Carpio (Doña Francisca), dirigidos por Benito Lauret. A partir de ese momento, paseó con éxito su interpretación a lo largo de la península hasta febrero de 1972, despidiéndose de este título en el Liceo de Barcelona. Sus funciones de Doña Francisquita en el Teatro Campoamor de Oviedo fueron muy aplaudidas: allí cantó esta zarzuela en las temporadas de 1962 y 1963. De su actuación en junio de 1963, el tenor recordaba lo siguiente:

“Conocía mucha historia de ese teatro, y los divos que allí habían actuado. Con el mítico Mario Filippeschi a la cabeza, auténtico ídolo de los aficionados ovetenses, posiblemente los más entendidos de España, y de los más exigentes. Pensar que por donde habían actuado artistas del calibre que acabo de mencionar, Mirella Freni y tantos otros, que habían consagrado aquel recinto con memorables noches operísticas, yo tendría oportunidad de cantar, y ponerme delante de ese prestigioso público, me llenaba de una ilusión sin límites. Recuerdo que canté la primera noche El Caserío de Guridi. No quedé del todo satisfecho, porque los largos viajes en autobús nos cansaban bastante y eso condicionaba nuestras actuaciones. Pero al día siguiente, ya descansado y con muchas ganas de triunfo, canté Doña Francisquita de Vives. Nunca olvidaré esa función. Tengo como una auténtica fotografía en mi mente la figura del llorado Ignacio, miembro de esa espléndida familia ovetense, los Álvarez-Buylla, paradigma de la auténtica afición a la ópera, que apoyado en la puerta de mi camerino, después del segundo acto, en el que yo había cantado la difícil romanza «Por el humo...» y que había supuesto un gran éxito, me dijo solemnemente: «Pedro, has quemado esa romanza, ya nadie volverá a cantarla como tú». De un entendido como él, uno de los mejores que yo haya conocido, el elogio no podía ser más exaltante”.

Un éxito que fue descrito en la prensa por el crítico Alberto Less:

“Su potente y bella voz, su maestría y gusto en el canto, su claro fraseo y su perfecta vocalización lucieron desde el comienzo hasta el fin sin que se advirtieran los menores síntomas de cansancio. A cada intervención suya seguían los aplausos de un público entusiasta: pero donde el entusiasmo se desbordó con una ovación larga y estruendosa, entre «bravos» y «muy bien», fue al terminar la famosa romanza «Por el humo se sabe donde está el fuego», cantada con tanta expresividad, tan apasionadamente y con tanto aliento, que estaba completamente justificada la honda impresión de los espectadores, que reconocieron unánimemente que se encontraban ante un tenor excepcional”.

En 1963 graba Doña Francisquita para el sello Hispavox, junto a Teresa Tourné (Doña Francisquita), María Reyes Gabriel (Aurora), Segundo García (Cardona), Julio Catania (Don Matías), Charito Jiménez (Doña Francisca) y Luis Frutos (Lorenzo), con el Coro Cantores de Madrid (dirigido por José Perera) y la Orquesta de Conciertos de Madrid, bajo la batuta de Pablo Sorozábal. La interpretación de Lavirgen es enérgica y matizada, de clarísima dicción, creando un retrato muy completo del personaje. De esta manera se distingue al Fernando enamorado, como demuestra, por ejemplo, en la preciosa frase “¡Amor, amor, no juegues con mi corazón!” (3:07-3:33).

"Siempre es el amor" (con Teresa Tourné y Segundo García):


También dibuja su perfil celoso, de expresión casi violenta, como puede escucharse en el siguiente corte:

"De que te finjes valiente" (con Segundo García y María Reyes Gabriel):


Y por último, escuchamos al Fernando más enérgico y pasional (“¡Viva el alma juvenil!”, 2:23-2:34):

"Canción de juventud" (con Segundo García):


En el dúo con Doña Francisquita encuentra el equilibrio entre la delicadeza (con detalles muy bellos, como la media voz, antes de la frase “Por Dios se lo pido…”, 3:14-3:22) y la vehemencia (“¡Bella locura! ¡Sol que me alumbra! ¡Que ya por fin, pueda mi amor conquistar su corazón!" 5:39- 6:07).

“Le van a oír” (con Teresa Tourné):


En la romanza, quizás se echa en falta una expresión más matizada, pero Lavirgen lo compensa y emociona con su canto encendido y un fraseo arrollador:

"Por el humo se sabe":


De nuevo, escuchamos al Fernando más implacable en el dúo con Aurora, mostrándose Lavirgen contundente y desatado (atención a la frase “Y siento el ansia, de otro querer”: 2:18-2:33).

"Escúchame" (con María Reyes Gabriel):


En el concertante del segundo acto, el tenor contrasta con acierto una primera parte más amorosa y vulnerable con el enérgico final. Otro ejemplo más de la riqueza del personaje de Fernando, tan difícil de abordar, que Pedro Lavirgen defendió con brillantez en los escenarios.

"Fui demasiado vehemente" (con Teresa Tourné, Segundo García y Julio Catania):

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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 14:59, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 10 Ago 2013 12:11 
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LA ETERNA CANCIÓN, DE PABLO SOROZÁBAL.


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Pedro Lavirgen grabó esta bella zarzuela en 1965 para la casa Hispavox. En el reparto le acompañaron, entre otros, Teresa Tourné (Laura), Renato Cesari (Manolo) y Ana Higueras (Tina). El propio compositor, Pablo Sorozábal, dirigió a la Orquesta de Conciertos de Madrid y al Coro Cantores de Madrid (preparado por José Perera). El papel del tenor (Jacinto) es pequeño, pero tiene momentos de gran inspiración melódica. En el dúo del primer acto con Laura, destaca la exposición del fragmento “Dime, que el sol no ciega…” (2:31-3:48), en la que el canto del tenor oscila entre la delicadeza y el apasionamiento.


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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 15:00, editado 2 veces en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 10 Ago 2013 18:03 
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Qué gran voz la de Pedro Lavirgen. ¡Felicidades por el gran trabajo, señor Cudeiro!

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O Wort, du Wort, das mir fehlt!

MARZO 2024: EL MES MORTIER en este foro y en:

https://emocionesliricas.blogspot.com.es/


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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 10 Ago 2013 20:46 
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LA DOLOROSA, DE JOSÉ SERRANO.


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A finales de 1965, Pedro Lavirgen graba esta zarzuela en dos actos para el sello Hispavox, junto a Teresa Tourné (Dolores), María Orán (Nicasia), Julio Catania (Prior) y Segundo García (Perico). Los habituales Coro Cantores de Madrid (preaparados por José Perera) y Orquesta de Conciertos de Madrid intervinieron en la grabación, dirigidos por Pablo Sorozábal. En el bellísimo “Relato de Rafael” encontramos una de las interpretaciones más intensas de la discografía (confieso que es mi favorita). Ya desde el comienzo, los acentos del tenor nos van ilustrando la dramática escena del Calvario, el que también vive el personaje de Rafael, un novicio que pintando a la Virgen evoca el rostro de la mujer amada que un día le abandonó. La interpretación va creciendo en intensidad, alcanzando su primer clímax en la conmovedora frase “Y en su pecho lacerado, se han clavado las espinas del dolor” (00:40-00:51). Tras el inspirado segmento central de la romanza, interrumpido por el prior, llega la reexposición del tema principal (“Desde una loma del sendero…”), donde la interpretación de Pedro Lavirgen alcanza sus mayores cotas de expresividad (impresionante la frase “Y llora, su callado tormento…”, 3:22-3:48).

"Relato de Rafael":


En el dúo con Dolores en el segundo acto, destaca la frase “Ten piedad, Señor, para la infeliz…” (1:19-2:00), en la que el graduado canto del tenor desprende compasión y cariño por su amada, que ha sido abandonada por otro hombre. Este motivo musical se repetirá varias veces a lo largo de la pieza.

Dúo de Dolores y Rafael:


En la escena de la confesión, se adivina el sufrimiento de Rafael en el monólogo inicial, que Lavirgen matiza con acierto (Dios mío, ten piedad de mí…”, 6:51-7:20). En el posterior dúo con el prior, destaca la ardiente frase “El amor, el amor que mi alma siente…” (10:24-11:28), cuyos comprometidos ascensos al agudo son resueltos con holgura por el tenor. La emisión en falsete ("el amor...") añade finura al conjunto de su interpretación.

"Me da mucho que pensar":


El cuadro final de la zarzuela se inicia con un monólogo breve, pero espinoso, que Lavirgen resuelve con nota. Atención al tramo final, que pone a prueba el canto ligado del tenor (“Los dulces anhelos del ayer lejano…", 0:59-1:12), y concluye con una serie de incómodas escaladas al agudo (“Fuente clara, milagrosa…”, 1:12-1:44).

Cuadro final:

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 11 Ago 2013 1:26 
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Le confieso que no soy ningún incondicional del cantante, pero voy siguiendo su excelente exposición con mucho interés. :aplauso:

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Para saber mucho: vivir muchos años, caminar muchas tierras, leer buenos libros o conversar con amigos sabios y discretos. (Baltasar Gracián)


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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 11 Ago 2013 11:25 
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Muchas gracias por vuestros comentarios. :D A ver si entre todos convertimos a Supermaño en un "lavirgenista" de pro. :wink: Quizás lo consigamos con el próximo post...

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 11 Ago 2013 12:30 
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Pedro Lavirgen lo merece; es mucho lo que tuvo que superar. Uno de mis grandes y queridos tenores. :)

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"Empia razza, anatema su voi!La vendetta scenderà!"


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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 11 Ago 2013 12:40 
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BOHEMIOS, DE AMADEO VIVES.


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Bohemios fue un título clave en los comienzos de la carrera de Pedro Lavirgen, ya que fue con esta zarzuela con la que debutó como tenor solista en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el 3 de diciembre de 1959. En 1961, también la canta con éxito en Las Palmas, Tenerife, Sevilla y Valencia. Cinco años después graba Bohemios para el sello Hispavox, con Ana Higueras (Cossette), María del Carmen Ramírez (Pelagia), María Orán (Cecilia), María Aragón (Juana), Segundo García (Victor), Pedro Farrés (Bohemio), Luis Frutos (Girard), Eduardo Fuentes (Marcelo), el Coro Cantores de Madrid (preaparado por José Perera) y la Orquesta de Conciertos de Madrid, dirigidos por Pablo Sorozábal. La interpretación de Lavirgen –que canta el papel de Roberto- es delicada y pasional a partes iguales. Sin duda, una de sus mejores grabaciones en estudio. En la bella escena que abre esta zarzuela, "Mudos testigos de mis amores..." (2:38-5:05), escuchamos a un tenor que se pliega al lirismo y posterior fogosidad que exige la música.

Preludio, escena y canción de Cossette (con Segundo García y Ana Higueras):


El dúo con Cossette es otra maravilla. Sorprende el canto ligero y la expresión ensoñadora del tenor, muy atento a los matices y dinámicas de su parte. Atención a la frase “Conocéis mi nombre, yo jamás os vi..." (5:00-5:19), que comienza con suavidad y va creciendo en intensidad. También resulta delicioso el fragmento “Nunca otro rostro más bello miré” (7:36-7:50), coronado con un bello falsete. El brillante agudo al final de la página resulta emocionante.

Cuarteto y dúo (con Ana Higueras, María Aragón y María Orán):


Emoción que continúa en el concertante final, donde vuelve a aparecer el bellísimo tema musical de la escena inicial de Roberto ("Mudos testigos de mis amores...", 3:47-4:30), que prosigue con el intenso “Amor es gloria, amor es vida…” (5:21-6:14) y que culmina en el inspirado cierre de esta zarzuela ("Amor, amor...", 8:15-8:40), una de mis favoritas.

Concertante final (con Luis Frutos, Segundo García, Eduardo Fuentes y Ana Higueras):

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Anche l' idea muor, tu non muori giammai,
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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 15:02, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 12 Ago 2013 13:08 
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ME LLAMAN LA PRESUMIDA, DE FRANCISCO ALONSO.


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En 1972, Pedro Lavirgen graba esta zarzuela para la casa discográfica Columbia, acompañado por Ángeles Gulín (Gracia), Pura María Martínez (Pepa), José Manzaneda (Cayetano), Antonio Blancas (Paco), Mercedes Ronderos (Lola), Margarita Romeo (Carmen), José Peromingo (Don Basilio), Aurelio Rodríguez (Señor Eugenio), José Foronda, Antonio de Marcos y Rafael Enderiz (Muchachos), dirigidos por Rafael Frühbeck de Burgos. Escuchamos a Lavirgen en el dúo con Gracia (Ángeles Gulín), donde encontramos muy estimable su interpretación:

Hace tiempo que he leído:


A continuación le tenemos en el dúo con Paco, de carácter más distendido, donde el tenor refleja con acierto el perfil dubitativo de su personaje:

"¿La has hablado?":


En la Habanera, también encontramos la necesaria intensidad en la frase “Está ofuscada, porque se piensa…” (1:28-1:43), con un difícil agudo muy bien resuelto (“un cAso es este”).

"No reñir por tan poco" (con Antonio Blancas y Ángeles Gulín):


Pedro Lavirgen volvió a interpretar fragmentos de esta zarzuela en el concierto homenaje al maestro Francisco Alonso -con motivo de los 100 años de su nacimiento- que tuvo lugar en el Auditorio Manuel de Falla de Granada, el 9 de junio de 1987. Junto al tenor, participaron la soprano Josefina Meneses, la mezzo soprano Mari Carmen Ramírez, el barítono Antonio Blancas, la Orquesta Sinfónica de Madrid y la Coral de Cámara de Madrid, dirigidos por Manuel Moreno Buendía. Aunque la voz de Lavirgen ha perdido un punto de frescura, su canto sigue siendo vigoroso y la interpretación más cálida, quizás por tratarse de una actuación en directo. Es una pena que haya cortes en ambas páginas.

Dúo de Paco y Pepe:


Habanera (con Antonio Blancas y Josefina Meneses):

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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 15:03, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Agosto 2013: Pedro Lavirgen.
NotaPublicado: 12 Ago 2013 14:34 
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HOMENAJE A FRANCISCO ALONSO.


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El maestro Francisco Alonso dirigiendo.


Hacemos un pequeño paréntesis en las grabaciones de zarzuela de Pedro Lavirgen para profundizar, un poco más, en el homenaje de 1987 que mencionábamos en el anterior capítulo. En aquel concierto, Pedro Lavirgen interpretó otras obras del compositor. Creo que es justo incluirlas, pues aunque la voz del tenor muestre signos de fatiga, aún conserva un canto poderoso y una voz bien impostada, como demuestra en la jota de la zarzuela Música, Luz y Alegría (7:15-9:10):

"De la tierra española representamos" (con Mari Carmen Ramírez, Antonio Blancas y Josefina Meneses):


En la serenata de la zarzuela Coplas de Ronda, también exhibe ese canto vigoroso, pero sin olvidarse de lucir una expresión más suave cuando la ocasión lo requiere.

"Bella niña de ojos negros":


Pedro Lavirgen fue un gran intérprete de jotas de zarzuela y ópera, como pudimos comprobar en el último capítulo de su biografía. Profundizaremos más en este repertorio. Aquí podemos escucharle en la jota de La Linda Tapada:

"A España llegué de Flandes":


En el dúo de La Picarona -que se conserva en vídeo-, el canto de Lavirgen es delicado y la expresión romántica:

https://www.youtube.com/watch?v=ZphyzKXojcQ

De esta zarzuela, también le escuchamos en el animado "Canto a Segovia":

"Segovia del sol es la novia":


Por último incluimos el célebre "Canto a la libertad" de la zarzuela La Calesera, con el que finalizó este emocionante concierto:

"No hay bien más hermoso que la libertad" (con Antonio Blancas, Josefina Meneses y Mari Carmen Ramírez):

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Última edición por El Chino Cudeiro el 07 Jun 2014 15:05, editado 1 vez en total

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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com