LA GIOCONDA
En septiembre de 1945, después de la última función de Der Bettelstudent de Millocker, Callas aborda el S.S. Stockholm y parte para Nueva York, con el objeto de irse a vivir con su padre y tratar de empezar una carrera en los Estados Unidos. Callas tenía 21 años y 6 años de experiencia como cantante de ópera. Se fue a Estados Unidos contra la recomendación de Elvira de Hidalgo, quien le había sugerido que era mejor que se estableciera en Italia.
El tiempo le daría la razón a la maestra, porque lo cierto es que Callas no consiguió nada bueno en los Estados Unidos. Hizo audiciones con Martinelli, con Gaetano Merola (de la ópera de San Francisco) y en el MET, pero en definitiva nada cristalizó. Según la propia Callas, Edward Johnson (General Manager del MET) le ofreció un contrato para cantar Butterfly y Fidelio en inglés, pero la joven soprano no lo habría aceptado porque se consideraba demasiado gorda para Butterfly y no le gustaba la idea de cantar Fidelio en inglés. Honestamente, siempre me ha parecido que esta historia es poco creíble, porque una soprano desconocida y sin oportunidades acepta un contrato para cantar lo que sea, y la idea de cantar Fidelio en inglés no era más bizarra que interpretarlo en griego.
Callas conoció a Louise Caselotti, una mezzo que fungió como coach de Callas en esa época y que tendría el dudoso honor de presentarle a su marido, un abogado llamado Richard “Eddie” Bagarozy, con quien Callas firmaría un contrato de representación que luego, en 1955, daría lugar a un sonado escándalo (pero de eso hablaremos luego).
Adicionalmente, Callas conoció al bajo Nicola Rossi-Lemeni. Ambos fueron contratados por una compañía de ópera que se estaba formando en Chicago. Estaba previsto que cantaran Turandot. Callas sería la princesa, Galliano Masini Calaf, Mafalda Favero Liú y Rossi Lemeni, Tumur. Esta compañía moriría antes de nacer y esa Turandot en definitiva quedó frustrada.
No obstante, el golpe de suerte vino en 1947 cuando Callas audiciona para Giovanni Zenatello, quien estaba buscando una Gioconda para la Arena de Verona, y se emocionó mucho al escucharla (después del Suicidio en esa audición, el viejo Zenatello cantó el dúo “Enzo sei tu” con Callas).
Callas (junto a Rossi Lemeni y Caselotti) aborda un carguero ruso que la lleva hasta Nápoles, donde desembarca el 27 de junio de 1947. De allí se va en tren hasta Verona y se inician los ensayos de La Gioconda, en el curso de los cuales conocería a Giovanni Battista Meneghini, un empresario amante de la ópera, quien se convertiría en su protector y luego marido y manager.
En esta primera Gioconda, Callas conoce igualmente a otro personaje que influiría de manera importante en su carrera: el maestro Tullio Serafin, director de orquesta de estas funciones.
El reparto (de lujo) era el siguiente (hoy día no se consigue algo así):
La Gioconda: María Callas
Enzo Grimaldo: Richard Tucker
Laura Adorno: Elena Nicolai
La Cieca: Anna Maria Canali
Barnaba: Carlo Tagliabue
Alvise Badoero: Nicola Rossi-Lemeni
Las funciones de Gioconda estuvieron muy bien, pero como lo destaca Giovanni Battista Meneghini en su biografía “Mi mujer, María Callas”, no fueron el éxito legendario del que algunos hablan, en el sentido de que después de esa experiencia Callas tuvo dificultades para conseguir un nuevo contrato. De hecho, el propio Serafin erró al hacer una primera valoración del talento de Callas, ya que poco tiempo después de esas primeras funciones escribió a Meneghini diciéndole que Callas tenía una buena voz, pero que no triunfaría cantando el repertorio italiano.
La Gioconda es uno de los papeles realmente famosos de Callas, pero lo cantó poco. Quizás sabiamente, porque es un rol verdaderamente asesino, de auténtica soprano dramática, que castiga severamente la zona grave y exige también agudos penetrantes.
Después de esas funciones de debut en Verona, no lo volvería a cantar hasta julio de 1952, también en la Arena, acompañada de Gianni Poggi (Enzo), Elena Nicolai (Laura), Giovanni Inghilleri (Barnaba) e Italo Tajo (Alvise), bajo la dirección de Antonino Votto. Estas funciones de Gioconda fueron inmediatamente seguidas por otras de ¡La Traviata! en la misma Arena (en una de las funciones Callas se enfermó y fue sustituida por Magda Olivero).
Sus últimas funciones en vivo como Gioconda tuvieron lugar en el Teatro alla Scala, en diciembre de 1952 y enero de 1953, igualmente bajo la dirección de Votto, con otro reparto espectacular:
La Gioconda: María Callas
Enzo Grimaldo: Giuseppe di Stefano
Laura Adorno: Ebe Stignani
Barnaba: Carlo Tagliabue
Alvise Badoero: Italo Tajo
¡Qué tiempos aquellos! A quienes dicen que la ópera no vive un época de decadencia vocal, les comento que La Gioconda no volvería a La Scala sino en 1997, con el siguiente reparto: Eva Urbanova (Gioconda), José Cura (Enzo), Nicolai Putilin (Barnaba) y el anciano Nicolai Ghiaurov (Alvise).
En mi opinión, Callas es La Gioconda más completa que se conserve en disco. Es probablemente el único rol famoso de Callas del cual se conserva encarnación en estudio (dos, para ser más precisos), pero del que no tenemos registro en vivo.
No obstante, podemos hacernos una idea de cómo sonaron las funciones de Gioconda en La Scala en 1952 si consideramos que la grabación para CETRA tuvo lugar dos meses antes, y que la primera función de Gioconda fue apenas días después de las de Macbeth. En suma, aquello debe haber sido glorioso.
En esa grabación de CETRA, dirigida por el sempiterno Votto, Callas se ve acompañada por el mediocre Enzo de Gianni Poggi, la (a veces demasiado) imponente Laura Adorno de Fedora Barbieri (el príncipe di Santafior seguramente tendría tendencias masoquistas y le gustaría la dominación, porque esa Gioconda y esa Laura dan miedo), el discreto Paolo Silveri como Barnaba y ese vozarrón (pero en general cantante defectuoso) que fue Giulio Neri, como Alvise.
Esta grabación encuentra a Callas en un momento estelar, y su interpretación de La Gioconda, en mi opinión, no ha sido igualada. La primera virtud que podemos mencionar es que, si bien se sumerge con abandono en las notas graves, canta el papel con sensibilidad trágica, y sabe manejar perfectamente los momentos más introspectivos (de amargo patetismo) con esos instantes en los que Gioconda es una furia incontrolable. Además, Callas es de las pocas –si no la única- que aborda correctamente las agilidades (¿en qué demonios pensaba Ponchielli?) del dúo final con Barnaba.
En ningún momento Callas cae en la tentación (que marca la prestación de otras intérpretes famosas del rol) de tratar esta obra como si perteneciera al verismo (por el contrario, es uno de los últimos gritos del melodrama romántico italiano), y no incorpora declamaciones espurias o alaridos que afean otras interpretaciones, y que suelen aparecer con frecuencia en el último acto, que Callas canta extraordinariamente en sus dos grabaciones, elevando a la protagonista a una estatura trágica.
Este es un registro muy conocido, que todo el mundo debe haber escuchado y del que sólo quiero destacar algunos pasajes.
En el Acto I, escuchen la messa di voce que se marca en la frase “Enzo adorato, ah com´e t´amo”.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=j17NbFg7j2Q[/youtube]
Destacamos luego el famoso dúo entre Gioconda y Laura, que aquí se convierte en un enfretamiento de titanesas. Callas canta como una fiera herida, pero sin caer jamás en excesos de mal gusto y sin romper en ningún momento la línea de canto, cosa que es fácil que ocurra en este pasaje, articulando siempre las frases de manera soberbia.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=4p4hVf8q-Ac[/youtube]
Luego quiero llamar la atención sobre el que para este servidor es el momento en el que se mide una Gioconda de altura: el pasaje que sigue al momento en que la protagonista salva a Laura Adorno en el Acto III, “O madre mia, nell´isola fatale”, lamentándose de haber tenido que ayudar a su rival por el hecho de que ésta a su vez salvó a La Cieca en el Acto I. Este es un pasaje inolvidable en la voz de Callas, con el doble ataque en el agudo y el descenso al grave, que remata con un genial diminuendo en la frase “per lui che l´ama”. Impagable. (Veré si puedo subir este momento al DivShare dentro de un rato, si no lo conocen no se lo pierdan).
Por supuesto, no podemos dejar de escuchar su antológico “Suicidio!”, seguido por otro momento fundamental de la ópera, el recitativo “Ecco il velen di Laura!”.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=t_CqeLlKT5w[/youtube]
Y, finalmente, no quiero dejar de mencionar el dúo final entre Gioconda y Barnaba, el cual es generalmente masacrado por la soprano de turno, dado que requiere flexibilidad en la voz y agilidad después de toda una velada cantando un papel bastante pesado. Callas, por supuesto, borda este pasaje y además le da a las coloraturas un color que yo llamo un “poco siniestro” (observen, por ejemplo, los portamentos que mete al descender al grave en las frases “ascolta da questa, sapiente sirena”) –este duo lo pueden comparar con el de 1959, junto a Cappuccilli, en mi opinión muy bien cantado, pero sin ese toque especial de 1952-.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=TS1O0JzZ0H0[/youtube]
Como ustedes lo sabrán, Callas volvió a registrar La Gioconda para EMI (en stereo), en el año 1959, dirigida –nuevamente- por Votto, y acompañada de Pier Miranda Ferraro (otro Enzo fallido, en esto Callas no tuvo suerte), Fiorenza Cossotto (demasiado joven aún), Piero Cappuccilli (idem) e Ivo Vinco.
Callas está bastante bien de voz en esta Gioconda, considerando el período en el que fue grabada. Acababa de separarse de Meneghini cuando se realizó este registro(qué ironía, su relación empezó y acabó con Gioconda). El instrumento, por supuesto, no es el de 1952, ha perdido esa cualidad broncínea y en consecuencia, los pasajes de mayor dramatismo vocal (ejemplo, el dúo con Laura) quedan por debajo del registro de 1952, pues para empezar el registro grave ya no tiene la contundencia de siete años antes. Los momentos de mayor patetismo, sin embargo, han ganado en acentos y en atención al texto, y el Acto IV es excelente (Callas alguna vez dijo que era lo mejor que había grabado).
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[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=EMgttv-MHt4[/youtube]
La grabación de 1959 es complementaria de la de CETRA, pero si hay que tener una sola, diría que uno debe decantarse por la de 1952.
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