Trovatore escribió:
En todo esto podemos estar de acuerdo; la realidad es más o menos así, pero eso no significa que sea lo ideal, ni siquiera lo deseable. Por cierto, en lo de la mala relación calidad-precio de la ópera que se produce y contrata en Europa… supongo que Villalobos habrá cobrado, por tanto también es parte del problema.
Este debate es largo y unas cosas son consecuencia de otras. Desde pongamos comienzos de este siglo (y eso implica ya la friolera de 23 años) cada vez hay menos artistas con verdadero carisma en los escenarios operísticos. Cada vez se canta más ligero, cada vez las carreras son más cortas y cada vez se abarca más repertorio más rápido. ¿Cómo hemos pasado de cantantes que podían sostener carreras de 30 y 40 años a cantantes que se queman en 10 para que pase el siguiente? No sabría decirle, pero esto es una realidad que se cumple en un gran 80% de los casos. Ahora una discográfica decide que nos va a meter por los ojos a una estrella, nos la comemos con patatas y en quince años que pase la siguiente; y, lo que es peor, de la que va de salida se acuerdan cuatro o cinco.
Esta debacle vocal (que es un hecho) ha propiciado de algún modo que se cambie el paradigma y que el interés del espectáculo operístico vire hacia lo teatral, hacia las puestas en escena. Antes valía el cartón piedra, o aquellas propuestas en las que no pasaba nada que no fuese lo indicado por el libreto (con lo cual no corríamos riesgo de tener que cuestionarnos nada ni asustarnos por nada); y ahora cada vez es más frecuente que las lecturas escénicas conecten con la realidad del hoy. Esto es con ¿qué me está contando realmente esta ópera para una sociedad que ha cambiado?
No ver que en
Rigoletto hay sexo explícito (vamos, la primera escena es una orgía y no lo digo yo, lo dice el libreto) o no ver la complejidad de que una prostituta pueda convertirse en una heroína redimida como sucede en
Traviata o no considerar a Don Jose como lo que es, un maltratador, es querer blanquear las historias. Y, sin embargo, luego se monta la que se monta por el tema del blackface. Creo que la ópera, como arte viva que es, debe tener compromiso con el público DE HOY, que después de todo es al que se dirige. De otro modo, se convierte en una pieza de museo.
Tosca es la historia de una señora neurótica que, por su condición de diva, se cree que puede manipular a todos los que tiene a su alrededor; y asesina y miente y no se pliega a la voluntad del poder establecido porque se cree que ella (por el mero hecho de ser una artista aclamada por el populacho) está por encima. Y la historia de un tipo (otro artista) que termina siendo asesinado por sus convicciones políticas. Vamos, la historia de dos artistas que se creen por encima del bien y del mal porque hacen "arte" y les acaba saliendo el tiro por la culata. El problema es que creamos que Tosca es una heroína y Scarpia un villano...
El tema del precio de la ópera es algo que no termino de entender. Usted por una butaca BUENA de una representación teatral paga como mucho 30 euros (mucho menos si es en un teatro público). En general se ven propuestas de calidad y los actores NO DESCANSAN NINGÚN DÍA (díganme un cantante que cante tres días seguidos...). Una entrada para ver a Banderas haciendo
Company ahora mismo en Madrid (40 personas en escena) ronda los 100 euros y se puede ir por menos. Una ópera vale CIENTOS de euros y muchas veces el resultado es descafeinado. Que evidentemente los cachés tienen mucho que ver, pero la política de precios de la ópera me parece un despropósito absoluto. Por no hablar de la política de VISIBILIDAD de muchos teatros, capaces de cobrar TRES cifras por localidades desde la que no se ve el espectáculo...