A Osborn le he escuchado una sola vez en directo (La Juive, 2007) y tengo algunas cosas suyas en DVD. En general, me gusta. He escuchado su Pollione en la grabación que hizo con Bartoli, y me pareció "blandito". De Spyres sólo he escuchado "Les Martyrs" y no me desagradó.
Por supuesto, no pienso bajar el volumen cuando canten ellos. Que me gusten más o menos, es otra cosa. Mi Pollione, quizá sea Pavarotti, un lírico puro que se convirtió en un "todo terreno". Y desde luego, defiendo a Corelli y Del Monaco. También a Filippeschi. Lo de Del Monaco con su Turiddu fue de traca.
Saludos cordiales.

Desde las circunstancias en que nos encontramos, y en las que seguiremos durante todo el tiempo que dure esta pandemia o al menos se atenúe... esta temporada presentada con bombos y platillos me genera más desconfianza que ilusión.

No se menciona, en la línea de optimismo radical que Matabosch ha manifestado, si habrá o no reducción de aforo, entendemos para no espantar a abonados y al cada vez más maltratado público general. Como es normal, no se mencionan precios, y estos no se hacen visibles en la web sino que están en un lugar recóndito de la misma, con la que se llega a Generaltickets el día de salida a la venta y la primera reacción es echar sapos y culebras. Suponemos que es comprensible después de todo. Pero luego vendrán las limitaciones desde el gobierno y el Real se puede encontrar con un problema. En su favor, la política para menores de 35 años es una maravillosa noticia.

Veamos:

- Nos apuntamos el Ballo, posiblemente el reparto con Vargas.
- Buena pinta la Rusalka, y más desde el éxito que ha tenido Loy con Capriccio, aunque todavía me causa recelo este director de escena. El reparto, con Mattila, Dalayman y Grigorian es una cita imprescindible.
- Me apunto el Don Giovanni madrileño. A ver qué hace Claus Guth con Mozart y a ver el reparto. Qué pena que María José Moreno cante tan pocos días.
- Naturalmente, Sigfrido es una de mis dos citas indispensables. El Anillo ha de ser continuado pero la fecha me da miedo: la posible reducción de aforo y un posible segundo brote me hace temer lo peor. Magnífica idea el traer a Andreas Schager para cantarlo.
- Ya veremos si veré la Norma. Después de haberla visto con Mariella Devia y después con una decente compañía moldava, quizá me la perdone.
- La otra cita imprescindible es Peter Grimes. La obra magna de Benjamin Britten en manos de Deborah Warner e Ivor Bolton promete ser el acontecimiento del año.
- Me apunto el Viva la Mamma, un Donizetti muy representado en los sitios menos imaginables.
- Tosca es mi tercera cita imprescindible, pero no sé si podré verla con alguno de los divos. Al menos, espero ver a Álvarez en Scarpia.
- Lo demás, incluidos la Elektra de Salonen, la Marie dirigida por Rafael Villalobos o el título de George Benjamin me interesan. A ver qué pasa.

- De lo demás, me llama la atención la Giselle de Múnich y el concierto de Jaroussky. Ya se verá.

Ya han anunciado que la Traviata se reanuda en julio. Tengo la curiosidad de saber qué pasará con los que tenemos entrada comprada para una de las funciones y no somos abonados. ¿Cómo nos reubicarán? ¿Nos podemos quedar fuera? Pese a todo, me decepcionaría quedarme sin entrada para algo que he pagado y reservado.

A Osborn le he escuchado una sola vez en directo (La Juive, 2007) y tengo algunas cosas suyas en DVD. En general, me gusta. He escuchado su Pollione en la grabación que hizo con Bartoli, y me pareció "blandito". De Spyres sólo he escuchado "Les Martyrs" y no me desagradó.
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En esa JUIVE del 2007 ( ¿ Opera de Paris, creo?), Osborn y Colin Lee se alternaron como el tenor ligero Leopold, acompañando al Eleazar del gran Shicoff en aquellas funciones, junto a Antonacci y Massis, concertando Oren.
A Osborn le he escuchado en teatro además, el Arnold del Tell y asimismo, el Benvenuto Cellini liceistico. Siempre, bien

En cuanto a Spyres, diría que las pasó bastante canutas como Hoffman liceistico hace unos años ( despedida escénica de N. Dessay que cantó la Antonia) y mostró mucho gusto y notable linea de canto en su Fernand de La Favorite, eso sí cortito de volumen y peso vocal

Y de medidas o protocolo de prevención y actuación ante el coronavirus, ¿no han dicho nada?
Porque parece, al igual que en Bilbao, un brindis al sol o una huida hacia delante. Está muy bien querer tener ópera y que no se pare el show, pero igual era mejor pensar en adaptarse a las circunstancias y cambiar un año el sistema.
Estaría bien que dijesen cómo van a solucionar algunos temillas como el coro y la orquesta, los ensayos, el trabajo en backstage, el tránsito en camerinos, el trabajo de caracterización, la higiene de vestuario, imprevistos como que alguien dé positivo el día antes del estreno, etc... etc...
Cierto que el Real tiene más posibilidades técnicas que puedan ayudar a colocar, por ejemplo en niveles, a coro u orquesta (si aceptan), pero sabemos la gente que trabaja en una producción de ópera dentro y fuera de escena...si sobrepasarán las 300 personas... Y ya obviando problemáticas del público y la viabilidad económica.

Reiteraron que todo lo relativo a La Traviata de Julio se comunicará en otra rueda de prensa al efecto, que se celebrará el día 23 de junio. A pesar de ello, lógicamente, hubo muchas preguntas sobre el tema, pero se remitieron a ese día.

Efectivamente, Joan Matabosch dejó claro que serán unas representaciones semiescenificadas y expresó que habrá cuatro repartos en 28 representaciones que, en principio. compensarán la minoración de aforo. Por lo que detecté y dado que a partir del día 21 (final de la última ampliación del Decreto de Alarma) las competencias para la "desescalada" pasarán a las CCAA, que lo tienen todo bastante "atado" con la CAM que ve todo esto como un espaldarazo cultural, económico y social para salir de la crisis y volver a la normalidad con la Comunidad de Madrid como buque insignia.

Como lo veo yo: los teatros han esperado mucho -de hecho el Liceu aun tardará diez diaz en hacerlo y de Les Arts o la Maestranza no sabemos nada- en presentar sus nuevas temporadas que, lógicamente, están atadas hace tiempo. Estaban a la lógica expectativa de contemplar el desarrollo de los acontecimientos. Como ya se ha apuntado, a partir del día 21 de junio las Comunidades Autónomas cogerán las riendas del tema y en septiembre -el día 8 se sigue anunciando el interesante programa doble del Campoamor- o en octubre -Bilbao, Madrid e imagino que Barcelona, Valencia, Sevilla, etc- la llamada nueva normalidad estará imperante.

Hoy mismo la Consejería de Educación del Gobierno Vasco ha anunciado que las previsiones hablán de una entrada a los colegios normalizada el 7 de septiembre con la asunción de normas elementales (mascarilla obligatoria, higiene, expendedores de jabón y desinfectante, baños de uso personal, prohibiciones de intercambio de material, etc.) que tendremos que ir asumiendo poco a poco, pero el mundo no se puede parar. Por supuesto, la Consejería trabaja sobre otras hipótesis pero ya trasladan de forma abierta y pública que el 7 de septiembre, todos a clase.

Pues con la ópera va a pasar algo parecido: mascarilla, ausencia de programa de mano, higiene, etc. pero el mundo continúa andando. Con el acceso a cada fase se han modificado al alza las primeras previsiones de apertura de puntos sociales (bares y restaurantes, por ejemplo) y en septiembre, salvo hecatombe, todo será normal. Con mascarilla e higiene pero normal.

Las cosas como son: he estado trasteando un poco en la página del Real (concretamente en la denominada "Área de abonado") y, la verdad, debo decir que los cambios realizados están francamente bien. Una muy buena aplicación, cómoda, eficaz, clara, muy versátil... Nada que ver con lo que había. Cuando se hacen las cosas bien hay que decirlas, ¿no? Igual que cuando criticamos las malas...

No me quiten la ilusión poniendo pegas, por favor...

¡Quite, quite, mi querido Rupert! Deje usted descansar al Sr. Cisne (y con él a nosotros)

Ahora, le tengo que dar completamente la razón en cuanto a lo de la temporada de la marmota: ¿no hay otras óperas --incluso del repertorio más trilladísimo-- que se podían haber programado, y no repetir nuevamente Norma, Tosca, Ballo, etc...?

Aunque no sé, quizá haya que explicarlo en el contexto de crisis profundísima que vivimos y de la que se avecina... ¿No?

Incluso con cualquier reparto y batuta...

Pues ojalá sean tan maravillosos los protocolos autonómicos a partir del día 21 que lo único que cambie sea que tengamos que ir con mascarilla a la ópera.
Ahora mismo lo que yo conozco es a trabajadores escénicos, músicos, coristas y solistas preocupados por su salud.

Y aún eso de la mascarilla previo, durante, intermedio y durante, será una odisea, pues es un protector luego de cierto rato, por lo demás molesto para quien no lo usa diariamente como personal de salud o como aditamento obligatorio durante toda la jornada en algunos puestos.

Ya veo en todo el mundo, más de un vecino o vecina sofocado, quitándose la mascarilla en cualquier momento y ojalá lanzando alguna tos y creando el pánico.

Lo mismo entre los miembros de la orquesta.

Tampoco los fosos darán para hacer separaciones.

Es una dilema, el económico y la poca o nula capacidad por razones obvias, para sostener el paréntesis.

Y en última instancia la decisión de cada uno será si asiste o no.

Yo por mi parte creo que lo pensaré bastante. Afortunadamente lo más cercano que es el MET, abrirá hasta el 2021 y de que aquí a eso mucha agua habrá pasado.

Yo también conozco músicos y artistas y, además de por su salud (lógico), en estos momentos están aún más preocupados por su futuro laboral y el de su carrera artística. O esto arranca o no hay teatro ni orquesta que aguante mucho más tiempo en el dique seco.

Como bien dice al amigo Rubini, el dilema es complicado, la situación no es fácil, pero yo, personalmente, quiero vivir, no me vale sobrevivir y la música para mí es fundamental. Un Mundo sin teatros, ni orquestas, ni cultura no me interesa. ¿¿¿Fútbol sí (que me encanta, ojo, no voy a hacer demagogías baratas) y arte no??? ¿Aviones llenos y cultura no?. Yo acudiré con determinación a disfrutar de la música en cuanto se abra.

Claro que con el fútbol, de momento lo están haciendo a puerta cerrada.

Los teatros no pueden hacerlo, porque de inicio ya sabemos que nadie cambia el estar ahí sentado y serán muy pocos los que pagarían desde su hogar para ver una función sin público, lo que no soluciona la salud de toda la logística.

El único a salvo sería el espectador desde sus hogares.

Pero eso no sostiene a nadie, pues el fútbol o cualquier otro deporte tiene patrocinadores que apoyan el rollo. El arte no.

Además, un streaming lo paga una sola persona y se sientan frente al televisor cinco y con eso no viviría ni al inicio un teatro.

Por ello, solo la dinámica mostrará qué arroja la práctica.

El Liceu con su encuesta, ya puede haber empezado a hacer sus cálculos.

Por ejemplo, qué pasa si un gran porcentaje contestó que por lo pronto no irá al teatro.

Yo me lo pensaría antes de reabrir.

Los artistas, o cualquier otro trabajador, estamos preocupados por nuestro medio de vida, y el falso dilema de morir o morir de hambre. En muchos casos eso ni siquiera es así, porque instrumentistas o coristas son semiprofesionales. No es lo mismo, por ejemplo, ser corista de Intermezzo que del coro de Las Palmas.

Yo iré también, según a qué cosas, pero no me importaría ir a ver una "serva padrona" en lugar de una "butterfly" si así se reducen riesgos para la vida de muchas personas; o ver una versión de concierto en lugar de una escenificada.

Y claro que hay que "tirar para adelante", pero no hay una sola manera, y ni siquiera sabemos si alguna válida.

Yo estoy con el señor Tunner.