Me acaban de dar un disgusto tremendo, en vísperas del estreno de “La Villana”, que con tanto entusiasmo estaba yo esperando. Al parecer la directora de escena (Natalia Menéndez, hija de Juanjo Menéndez y señora), que proviene del teatro pero que de música no tiene ni puñetera idea, ha entrado como un elefante en una cristalería haciendo una escabechina en la partitura y en el libreto. Del texto ha recortado por todos sitios para luego añadir trozos provenientes de la obra original de Lope de Vega (“Peribáñez y el comendador de Ocaña”). O sea, lo que viene a ser un potaje sin pies ni cabeza. Pero lo peor viene con la partitura: la buena señora parece que ha partido de la grabación de la Caballé (de la que faltan varios números, además de que contiene numerosos cortes dentro de los fragmentos grabados) y eso es lo que se va a interpretar
. ¿De cuándo a dónde para montar una obra se parte de un disco y no de la partitura?... Yo flipo en colores. Y no entiendo cómo un director con personalidad y experiencia como Gómez Martínez va a permitir semejante carnicería. ¡Ojalá todo este estropicio se pueda reconducir pero me temo lo peor!... Y si esto es lo que nos espera con la nueva dirección de Daniel Bianco, ya se puede ir el argentino por donde ha venido 
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