De no vivir en Barcelona, probablemente no iría a nada. La
Elektra se ha visto ya en varios teatros con ese reparto y producción, y se ve el mes antes en Berlín dirigida por Barenboim. Pons y la orquesta del Liceo no sostienen la comparación. Y eso sin hablar de la comparativa entre los precios de la Staatsoper berlinesa y los del Liceu.
Puestos a entresacar cosas positivas, sin duda se puede rescatar esa
Elektra, al igual que
Holandés, una producción también berlinesa que en su día me gustó mucho pero que seguramente luzca bastante menos en el teatro barcelonés, porque está realizada para un teatro de dimensiones mucho más pequeñas: lo del alquiler por sistema es un error para mí evidentísimo. Pero atención porque dirige Oksana Lyviv, asistente de Kirill Petrenko, y directora que viene cosechando muy buenas críticas (no la he escuchado).
El interés del
Werther queda supeditado a que se mantenga el reparto anunciado, lo cual ahora mismo me parece una moneda al aire.
Macbeth también interesante porque es
Macbeth y por algunos nombres de los repartos, de nuevo si se mantienen.
Figaro es una de las cuatro o cinco obras maestras de la historia de este género, pero a su presencia en el mes de noviembre solo le veo una explicación, rellenar los turnos de abono.
Y por lo demás, la temporada creo que la define el nombre del pianista de Radvanovsky: Anthony Manoli. Es una temporada Manoli & cia.