Un año bastante flojo por lo que se refiere a la programación operística. De las tres nuevas producciones, la que más justifica en principio el desplazamiento es claramente Die Liebe der Danae. El título de Adés, también interesante, se podrá ver en el Covent Garden y en el Met, probablemente por precios más módicos y con unos intérpretes muy similares. En el Faust llama la atención que se confíe la empresa a Alejo Pérez (hmm... ¿quién trajo a este director al Real?); el trío protagonista es por lo demás el mismo que el de Bastilla el pasado mes de marzo, con el cambio de Agresta por Stoyanova; no sé si esto satisface a priori el concepto de Festspielwürdig. Finalmente West Side Story, retomada de Pentecostés, puede tener su gracia.
La trilogía Da Ponte según Bechtolf tendrá sus simpatizantes como todo en este mundo, pero este Wanderer no es uno de ellos. Al menos se ha conseguido prescindir en esta ocasión del ínclito Eschenbach. La lectura de los repartos, pese a algún que otro rayo de luz aquí y allá, da lugar a serias dudas sobre si se están presentando funciones de repertorio de Zürich o verdaderas representaciones de festival.
De las óperas en concierto, la más interesante con amplísima diferencia me parece que es Il templario, por la rareza del título y por el magnífico reparto. Estoy ahora escuchando la ópera y, aparte de que me parece muy bonita, puede ser un papel donde Flórez se luzca de lo lindo. La Thais me da mucha pereza, por el abuso al confeccionar el reparto de una fórmula ya demasiado gastada, e il resto non dico. La Manon Lescaut podría corresponder como los Mozart a una función de repertorio en la Staatsoper vienesa, donde por lo demás Netrebko canta el papel en el mes de junio.
Un año más, el principal atractivo de Salzburgo se desplaza así hacia la programación de conciertos, con diversas citas con capacidad para hacer que se humedezca el paladar: Muti y Jansons dirigiendo Bruckner a los Wiener, Carydis en una Mozart-matinée de concepción muy atractiva, y varios de los sospechosos habituales del lugar cumpliendo con sus anuales comparecencias (Séptima de Mahler por los Berliner, dos conciertos de Cleveland, Novena de Beethoven por Harnoncourt, recitales de Sokolov y Pollini, el opus para violín solo de Bach por I.Faust, etc etc etc).
En fin, al final Salzburgo sigue siendo Salzburgo, y hay que suponer, desear y anhelar que a partir de 2017, cuando toma los mandos Markus Hinterhauser, el menú volverá a ser bastante más estimulante que lo que en esta ocasión se ofrece.
_________________ À partir d´un certain âge, la vie devient administrative - surtout (Houellebecq)
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