Ríanse, pero al menos, el Sr. Nucci con mil meses termina Rigoletto y lleva 550 (y pone el teatro boca a abajo). Miren Keenlyside, ídolo de algunos, que hace el más patético de los ridículos y no llega ni a la mitad de la obra.
No puedo estar más de acuerdo con el mensaje de Angelotti
Ya está bien de tanta estulticia filosnobista, de tanta tontería, que se gasta hoy día en la ópera. Pero quién se creen algunos para despreciar al público, para imponerle sus pensamientos únicos, lo que ellos creen que es la vanguardia o las moderneces. Madre mía. Con que entrañable alegría y amargor por la situación actual, recuerdo las colas de hace años en el Teatro de La Zarzuela. Con qué fervor se hablaba de ópera en las mismas, cómo se integraba a los nuevos aficionados, eso sí no se nombraba ni a un director de escena (como mucho a Visconti o Zeffirelli), ni a nadie se le ocurría decir que obras maestras de la ópera son pachangas y peores que no se qué obra de Von Rupinsky o la nueva perfomance de Manuela ligeradecascovich .
Pero, ¿a mí que me importa si las produccioncitas son nuevas, alquiladas, subarrendadas o prestadas?
Me conformo con que no me molesten.
Dicho esto y valorando la temporada ya anunciada, opino que "La prohibición de amar" debería ir en concierto, que la Luisa Miller en este formato ya no tiene sentido sin la presencia del divo Alagna (por cierto, ¿alguien sabe quién es Laura Kos? ) y que sigo lamentando el desprecio del Teatro Real por toda la Giovane Scuola italiana. Quizás haya un desequilibrio con Kaiser y Moses tan seguidas.
En cuanto a los repartos hay una leve mejora, pero no mucho más. Los de Flauta mágica y Parsifal son, prácticamente, inadmisibles. Yo en estos casos siempre aplico una vara de medir. A saber,si esta temporada fuera en el Liceo, ¿A cuántas iría? Pues creo que sólo a Roberto Devereux, Kaiser por la obra y quizás Puritani. Nada más.
Miren por donde, coincido con Don Zacas en un par de elementos. El nivel de batutas parece empeorar al mismo nivel que la grisura del director titular. Las italianas no están mal. Campanella, aunque estuvo gris en La Fille es un magnífico director de belcanto romántico. Luisotti está bien para Rigoletto y Pidó, que no es santo de mi devoción, es habitual en todos los teatros en repartorio belcantista. Sin embargo, para Moses y Kaiser son decepcionantes.
También comparto que es una especie de fraude el ciclo de voces a piano. Ya lo hacía Matabosch en el Liceo, poder maquillar la temporada con una serie de nombres en un formato tan poco adecuado para dicho teatro como es el recital a piano. Lo mismo ocurre en el caso del Real, donde concurre además, la presencia en Madrid de un ciclo de lied muy consolidado en un recinto mucho más adecuado como es del Teatro de La Zarzuela.