Alberich el Negro escribió:
Si a ello le añadimos, además, la dañina labor de los directores de escena y escenógrafos --la mayoría de los cuales sólo piensan en ellos y en los espectadores del patio de butacas cuando proyectan sus montajes, despreciando al resto del público-- pues ya tenemos el conjunto completo...
Bueno, discrepo un poco.
El director de escena y el escenógrafo hacen su trabajo y su lugar es la caja escénica que disponen con toda su capacidad, medios, esplendor y dimensiones posibles. Es más, cuanto más a lo grande exploten su capacidad, mejor. Su labor no es la de solventar los problemas que les deja la arquitectura del recinto.
Si el escenógrafo en el Real ha de proponer un trabajo que se pueda ver desde todo el recinto, pues tendría apenas un metro cuadrado, si llega, disponible, y entonces... a qué viene una capacidad escénica que presume de poder abarcar el edificio de Telefónica?... con que hubiera podido abarcar el de UNA cabina telefónica, ya sería suficiente según esto.
Lo que sí es recriminable para el escenógrafo es justo lo contrario: el disponer de unos medios y capacidad brutales para luego hacer... nada, proyectar imágenes, poner una silla y punto, o sin fin de completos absurdos para los que efectivamente, a veces sobraría espacio con el disponible de una cabina telefónica. Ni que decir tiene que a la cabeza de tal engaño está la "Gran Nada", la gran estafa del siglo, en la que todos picamos como tontos pensando que era necesario un polideportivo para el tremendo despliegue visual que íbamos a ver, y luego vimos... la NADA, el trabajo más vago y zángano que el mundo teatral ha ofrecido en la historia de Madrid, y encima vendido como si fueramos a ver al propio Halcón Milenario volar in situ... vamos ya!